3 de março de 2010

Viceversa

De profesión, científico

Nora Bär

La ciencia es el "mantra" del siglo XXI. No hay "gurú" del desarrollo que no señale que es imperioso asegurarse importantes capacidades en ese campo, no sólo para competir en el escenario económico de las sociedades del "conocimiento", sino para desarrollar en la población el pensamiento crítico, base de una ciudadanía responsable.

Cae de maduro que para esto es necesario estimular las vocaciones científicas, pero si los resultados de una encuesta en siete ciudades de Iberoamérica realizada por Carmelo Polino y Dolores Chiappe, del Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior (Redes), y Luisa Massarani, de la Fundación Oswaldo Cruz, de Brasil, son correctos, en esta parte del mapa todavía hay mucho trabajo por delante.

Se trata de una investigación implementada hacia fines de 2007 y que arroja resultados representativos de la población de más de 16 años que habita en Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Madrid, Panamá, Santiago de Chile y San Pablo.

Según el estudio, la mayoría de los pobladores de estas urbes no se sienten atraídos por la ciencia como profesión. Es más, un tercio de los porteños cree que la ciencia constituye una actividad poco atractiva y mal remunerada, aunque admite que puede ser gratificante para los que la eligen.

El trabajo, incluido en el último informe sobre El e stado de la ciencia, elaborado por Redes y por la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Ricyt), explora la representación de la actividad científica en el imaginario social.

Las respuestas de los porteños consultados dan que pensar.

De las siete ciudades estudiadas fue en Buenos Aires donde mayor proporción de la población encuestada (el 50,8% vs. el 37,2% en Santiago de Chile, por ejemplo) consideró que la profesión de científico es poco atractiva.

Entre los más jóvenes (precisamente en la franja de edad en que hay que elegir carrera), sólo un tercio (el 28%) la consideró muy atractiva.

Curiosamente, los que la encontraron más atractiva entre todos los grupos fueron los que tenían un grado más bajo de escolaridad (la respuesta positiva se dio en el 50,3% de los casos). Pero más curioso aún es que el 73,2% de los encuestados contestó afirmativamente a la pregunta de si la profesión de científico es muy gratificante. (El dato merece un comentario de los autores respecto de la distancia que existe entre esta valoración y la falta de atractivo que le encuentran los jóvenes.)

Con respecto a la opinión que merece la remuneración del científico, en Buenos Aires el 65% considera que es mala (entre los universitarios, esa proporción asciende al 71%), una posición inversa a la de los paulistas, donde el 60% la valora como positiva.

Una máxima popular afirma que "sólo se quiere lo que se conoce". Habrá que tenerlo en cuenta cuando se barajen estrategias para fortalecer la ciencia local...

nbar@lanacion.com.ar

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