11 de janeiro de 2011

Ciberadicción


Prevenir la ciberadicción

Tanto los padres como la escuela y algunas ONG buscan usar la tecnología para que los jóvenes se conecten sin riesgos a la Red

Martes 11 de enero de 2011 | 

La afición excesiva al empleo de la PC para distintos propósitos conduce a la denominada ciberadicción, hábito dañino que contraen muchos adolescentes. Este es un serio problema que perturba los estados afectivos, el rendimiento escolar y la percepción de la realidad.
Sus efectos han sido detectados en países como China, los Estados Unidos, Canadá y Holanda; en Corea del Sur se estima que aproximadamente dos millones de jóvenes, en su mayoría menores de 18 años, padecen esa adicción, lo que constituye un hecho alarmante, ya que la población total de ese país alcanza los 49 millones.
Tampoco los adolescentes argentinos están al margen de ese riesgo, como lo demuestra el hecho de que se haya observado un aumento de consultas de padres y familiares acerca de las ciberadicciones en los servicios hospitalarios que atienden esa problemática.
Ya es llamativo que un chico permanezca más de tres horas frente a la pantalla de la computadora, pero más revelador es advertir el momento en que esa práctica se torna compulsiva, cuando el usuario "no puede dejar de hacerla, aunque lo decida", como lo explicó el doctor Alberto Trimboli, coordinador general del Grupo de Trabajo de Adicciones del hospital Alvarez, uno de los que reciben más consultas.
La compulsividad provoca, entre otras consecuencias, una baja del rendimiento escolar por fallas de atención y concentración mental, de modo que el sujeto se muestra desatento y distraído.
También la adicción afecta la vida familiar y social, porque el hábito aísla al usuario del contacto directo con los demás, aunque emplee su tiempo en "chatear" con amigos o recién conocidos hasta el punto de perder horas de sueño.
La experiencia de un país como Corea debe servir para nosotros también. Allí el problema ha sido encarado ahora oficialmente pues temen que descienda el potencial de calidad de sus alumnos, que ha alcanzado un reconocimiento internacional. Para cuidar las personalidades en formación y evitar el perjuicio detectado, entre otras medidas, se ha creado una red de 140 centros distribuidos en su territorio para asesorar a los padres y ofrecer programas de atención hospitalaria si es necesario.
Afortunadamente, en nuestros alumnos el problema no tiene esas dimensiones, pero ya existen actualmente algunas actividades que contemplan esta situación. Por ejemplo, son muy interesantes los resultados obtenidos por el programa Huellas, nacido de la acción conjunta de una empresa, LoJack, y la asociación civil Chicos.net, que busca brindar conocimientos a los niños para que se conecten sin riesgos a la red, y que incluye entre sus tareas la de trabajar también sobre la adicción a Internet y los juegos cibernéticos.
Cuanto se haga a través de la familia, de la escuela o del trabajo de distintas ONG para emplear con sentido de la medida una tecnología tan eficiente, ha de servir para beneficio de los jóvenes y futuros adultos.

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