14 de maio de 2011

Es argentino y trabaja para Obama en educación

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Asumió hace casi un año / Maneja un presupuesto de 3000 millones de dólares

Es argentino y trabaja para Obama

Eduardo Ochoa es subsecretario para el nivel postsecundario de EE.UU.; "la educación es clave para un país", dice

Sábado 14 de mayo de 2011, La Nación
Es argentino y trabaja para Obama
Foto LA NACION
Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON.- La llamada telefónica fue tan inesperada que, según él mismo cuenta, le llevó dos días asimilarlo antes de ser capaz de responder. Provenía de la Casa Blanca, y del otro lado de la línea le comunicaban que el presidente Barack Obama lo había elegido para confiarle uno de sus proyectos más ambiciosos en materia educativa: lograr un aumento sustancial en la cantidad de norteamericanos que acceden a la educación postsecundaria.
Así fue como Eduardo Ochoa, porteño, graduado en ingeniería, con formación en física y doctorado en economía, se convirtió, hace casi un año, en subsecretario para la Educación Postsecundaria de la administración Obama.
"Lo considero un honor y un desafío tan inesperado como enorme", cuenta a LA NACION en su despacho, a diez minutos de la Casa Blanca.
En su español con acento porteño, pero desprovisto de modismos a fuerza de más de tres décadas en los Estados Unidos, habla también de cómo llegó, adolescente, a este país, al que emigró su padre por razones de trabajo. Cuenta, también, cómo -graduado ya- soñó con regresar para trabajar y ayudar en el desarrollo atómico argentino, proyecto que se truncó por los vaivenes en ese sector en el pasado reciente argentino.
Como no pudo volver, desarrolló una importante carrera docente en los Estados Unidos. Ahora, Ochoa administra más de 60 programas educativos, con un presupuesto de 3000 millones de dólares al año. "Mucha plata no tenemos, porque la crisis es grande", dice.
Todo, orientado a un objetivo: "Lograr que, dentro de diez años, el porcentaje de norteamericanos que completa estudios postsecundarios salte del 40 al 60 por ciento".
"La educación es clave en el futuro de todo país; por eso queremos recuperar la pujanza en esa área. No podemos quedarnos tranquilos pensando que somos los mismos que ayer, porque no lo somos. Este país también ha sufrido mucho", afirma, aludiendo al impacto de la recesión.
"Las administraciones estatales, que son las que financian la educación pública, recortaron los fondos de modo dramático. El desafío es alcanzar el objetivo dentro de una realidad fiscal adversa. O sea, encontrar la forma de aumentar la capacidad educativa sin aumentar el gasto", explica.
"A diferencia de la Argentina, donde hay un ministerio con alcance nacional, aquí hay una Secretaría de Educación, que sugiere y estimula planes y políticas, pero que no puede imponer", dice. Y luego está el tema de los sindicatos, donde dice que encontró una enorme resistencia a un plan de mayor exigencia para los profesores.
Y explica: "Hubo momentos de tensión muy fuerte. El objetivo es aumentar la capacidad productiva del sistema escolar; sé que no es frecuente que se piense en educación y capacidad productiva, pero ése es el camino, sobre todo en recesión. Buscamos aumentar el número de alumnos por clase y por profesor, para lograr un uso más eficiente de los recursos. Esto incluyó identificar escuelas con mucho fracaso escolar que, directamente, se cerraron y los maestros fueron despedidos. Ahí empezaron los problemas fuertes con los sindicatos".
-¿Por qué?
-Porque el discurso de la administración fue que buena parte de la lucha sindical busca un sistema educativo en beneficio de los docentes y no de los estudiantes, que a los sindicatos les costó aceptar. Al final, lo hicieron y las cosas están mejorando.
-En la Argentina, el tema salarial y las exigencias a los maestros son siempre problemáticos.
-En los Estados Unidos no es fácil ser maestro. Su sueldo oscila entre los 30.000 y los 65.000 dólares por año, sin los descuentos. (La línea de pobreza está en los 17.761 dólares.) Pero aun con un escenario difícil, hay profesores que logran que sus alumnos mejoren y otros no. Esa es la diferencia. Buscamos mejorar el perfil del profesor porque, sin ellos, esto no funciona. En otros países sé que son elegidos con mucho cuidado, se les paga mejor en términos de PBI y tienen más consideración social.
-¿Existen los mismos problemas en la Argentina y en EE.UU.?
-Hay un decaimiento cultural generalizado en Occidente. No sé si es la televisión o qué, pero hay una especie de embrutecimiento cultural que genera muchas dificultades. En cierto punto, los problemas son parecidos. Las magnitudes, tal vez, no.
-¿Usted es demócrata? ¿Lo conoce a Obama? ¿Milita en el partido?
-Negativo a todo. No conocía a Obama, a quien respeto muchísimo y no milito en el Partido Demócrata, aunque comparto generalmente sus enfoques. Fue una cuestión profesional, no política.
-¿Qué le gusta de Obama?
-Representa una misión y un momento históricos. Le admiro, especialmente, la enorme sofisticación que tiene en la discusión internacional. Se le nota la base cultural amplia, su bagaje multicultural. La gente que fue criada en una sola cultura considera que los atributos de esa cultura son los normales y los otros, los anormales. Eso no pasa con Obama.
-¿Cómo es su relación con la Argentina?
-Ahora puedo viajar seguido y el país me duele. ¡Cómo no! A partir de la crisis de 2001, sobre todo, el impacto ha sido enorme y eso se nota en todos los aspectos, incluido el de la educación. Sé muy bien lo que pasa en ese rubro, porque me interesa y porque tengo una prima, docente, que se acaba de jubilar como maestra primaria y las cosas que me cuenta son dolorosas. A veces, espeluznantes. Parece increíble, sobre todo, si lo miro desde el recuerdo de mi propia experiencia como alumno, ya que estudié en Buenos Aires hasta los 14 años.
EDUARDO OCHOA
Subsecretario para la educación postsecundaria de EE.UU.

  • Profesión: ingeniero

  • Edad: 60 años

  • Origen: Argentina
Graduado en ingeniería, tiene formación en física y se doctoró en economía. Emigró a los EE.UU. cuando su padre, bioquímico, fue contratado para dirigir el laboratorio clínico del Hospital del Buen Samaritano en Portland, Oregón.
Ochoa estudió en el Reed College, la Universidad de Columbia y la Universidad del Estado de California. Vive con su esposa Holly (historiadora) y con sus dos hijos, Michael y Eric, en Washington DC.

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