Esta semana falleció a los 87 años Danielle Mitterramd. Un símbolo de la resistencia francesa, dicen las crónicas.
He seguido paso a paso la vida de Danielle Mitterrad. Intenté hacerle una entrevista en septiembre del 2004. Nos intercambiamos mails, faxes...Hablé con la sede del Partido Socialista francés. Ellos me dieron la dirección y las coordenadas para el pedido de la entrevista. Seguí paso a paso las indicaciones que me requerían. Tenía lugar, día y hora para la cita. Recorrí el día anterior la sede de la Fundación para poder estar en clima. Pasé varias veces por su casa. Y el día indicado fui entusiasmada a la cita. Era una mañana de sol maravilloso. Raro en París. Pero el encuentro no pudo ser. Sus asistentes me pidieron disculpas. Se lamentaron que yo haya llegado hasta allí, pero la Señora estaba muy enferma. Quería conversar acerca del papel de los intelectuales en los países desarrollados y en los subdesarrollados. Su encuentro con el Sub Comandante Marcos, su relación con Fidel Castro., su opinión sobre Chávez en Venezuela. Y si había oído hablar del movimiento piquetero. Eran algunos de mis interrogantes. Y sobrevolar algunos detalles de su vida, ya que no se podía tocar ningún tema muy personal. En ese momento, en Francia, acababa de salir la autobiografía de Mazarine. Y Danielle estaba angustiada.
En mi vida periodística hay un tema recurrente que es el de las mujeres y el poder. Y hay un lugar muy interesante del origen del poder que nace en los espacios íntimos, donde los hombres se sacan la máscara oficial
En mi vida periodística hay un tema recurrente que es el de las mujeres y el poder. Y hay un lugar muy interesante del origen del poder que nace en los espacios íntimos, donde los hombres se sacan la máscara oficial. Más exactamente en la cama, un lugar de poder que los varones ceden, porque lo disfrutan y que es ocupado con comodidad por ellas. Necesitan una socia que comparta su visión del mundo, que esté a su lado y de su lado, que lo critique y lo apoye, que masajee su ego.Unos encuentran este espacio en el hogar, otros lo buscan afuera. Esposas o amantes, estas mujeres imprescindibles constituyen una reserva emocional en la vida de los hombres públicos.
Muchas mujeres de hombres públicos generan proyectos independientes. Estas mujeres atraviesan la historia y las culturas. ¿Y dónde encaja Danielle Gouze de Mitterrand, mujer del primer presidente socialista de Francia? Es un caso extraordinario el de la esposa de François Mitterrand. Esta mujer que militó en el socialismo francés desde mucho antes que su marido y cuyo interés por los derechos humanos se reflejó en la intensa actividad que desplegó en varias fundaciones.
Por solidaridad y por amistad, o según se mire por ambición e hipocresía, protagonizó una situación infrecuente: sabía que su marido tenía otra familia y sin embargo Danielle mantuvo el secreto para apoyar su carrera política. Recién cuando él murió, la prensa reveló la verdad: que Mitterrand tenía otra familia, formada por una antigua amante, Anne Pingeot, y una hija. Mazarine de más de veinte años. En el entierro del ex presidente de Francia se las vio a las tres: Danielle, la amante y la hija.
Danielle Mitterrand protagonizó una situación infrecuente: sabía que su marido tenía otra familia y sin embargo mantuvo el secreto para apoyar su carrera política
Sin embargo, en Memorias de una Primera Dama , Danielle Mitterrand, habla de su sufrimiento personal, pero nunca se refiere al tema de la otra familia. Este libro publicado en 1996 habla con mucho cariño, quizás demasiado de su marido y sólo sobrevuela uno que otro conflicto de pareja. Y precisamente se lo dedica a François. En cambio, él François Mitterrand en sus Memorias interrumpidas , habla de todo, y nunca de ella. Es un básico de las mujeres poderosas, mezclar lo público y lo privado. Los afectos con la política. No así los hombres.Es más. Ella en el prólogo del libro confiesa que "cada día que François no está junto a mí, sus llamados cotidianos, dos o tres, provocan alegría o inquietud según su humor y su salud. La familia se ha reunido una vez más. La Navidad ha pasado. La escritura de pronto me pesa. François está a punto de llegar.
Cuando llegó al Palacio del Eliseo se preguntaba: "¿Cómo voy a definir mi papel de dueña de casa?
Y cuando se fue se preguntaba: "En catorce años, ¿habré dejado una pequeña huella de mi paso por ese palacio?
Falleció esta semana. Una mujer a la que aprendí a admirar..
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