6 de julho de 2012

Decisión ejemplar de la Justicia Argentina: condena a 50 años de cárcel al dictador Videla por el robo de bebés



La sentencia da la razón a las Abuelas de la Plaza de Mayo

Reconoce que fue una “práctica sistemática” ejercida por el Estado

 Buenos Aires 6 JUL 2012 - El País


Videla y Bignone en la sala del juicio. / E. GARCIA MEDINA (EFE
Dieciséis años después de que las Abuelas de la Plaza de Mayo denunciaran la “apropiación sistemática” de los nietos desaparecidos durante la dictadura, un tribunal integrado por dos hombres y una mujer les dio ayer la razón. El dictador Jorge Rafael Videla, de 86 años, el hombre que gobernó Argentina desde 1976 a 1981, fue condenado a 50 años de cárcel. Y su sucesor, tras la guerra de las Malvinas, Reynaldo Bignone, de 84 años, a 15 años de prisión. Además, fueron condenados también los altos mandos militares Jorge El Tigre Acosta, a 30 años y Antonio Vañek, a 40. En total, fueron 11 los acusados, de los cuales quien obtuvo la pena menor fue la única mujer, Inés Susana Colombo, condenada a cinco años.
Hasta ahora se habían condenado en Argentina a unas 25 personas por apropiación de menores. Pero se trataba de casos concretos en los que el acusado respondía por su propio delito. Lo que las Abuelas han intentado probar en esta causa es que los 500 robos de niños que ellas estiman que se perpetraron en ladictadura militar (1976-1983) obedecieron a un plan sistemático diseñado desde la cúpula del Estado. Y así lo reconoció la sentencia al considerar que se ejerció el “terrorismo de Estado” mediante “la práctica sistemática y generalizada de sustracción, retención y ocultamiento de niños menores de 10 años”, bajo un “plan general de aniquilación”.
Los imputados habían asumido en sus declaraciones que hubo apropiaciones, pero las achacaron a la decisión particular de mandos medios o inferiores que actuaban por su cuenta y riesgo. Ayer, escucharon impávidos la sentencia. Cuando la jueza María del Carmen Roqueta, presidenta del tribunal, leyó que la condena de Videla era de 50 años, en la sala, repleta de familiares de desaparecidos, se escucharon gritos y aplausos.

Han pasado ya 16 años desde que las Abuelas de la Plaza de Mayo  denunciaron la “apropiación sistemática” de los niños
“Es verdad que no hemos encontrado una orden escrita que pruebe que hubo un plan, pero la reconstrucción de varios elementos nos llevó a la conclusión de que hubo un plan sistemático”, indica Alan Lud, abogado de las Abuelas. “A pesar de que Videla dijo que las apropiaciones solo se produjeron en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, en realidad se registraron también en otras provincias. Otra prueba es que había oficiales y médicos destinados al cuidado de las mujeres embarazadas, para que se garantizara que se produzca el parto… Eso tenía que haberlo decidido alguien”. Ese alguien, llámese Videla (1976-1981) o Bignone (1982-1983), nunca reconoció la legitimidad del tribunal. En sus últimas palabras de defensa, Videla alegó que las presas eran terroristas y que usaban a sus bebés como escudos humanos.
En este juicio se abordaron los casos de 35 nietos, de los cuales solo 20 se prestaron a declarar. Durante el año y medio en que se han prolongado las sesiones de la vista oral, muchas abuelas confiaban en que alguno de los encausados asumiera su culpa y, sobre todo, revelase el paradero de algunas de las personas desaparecidas. Pero no fue así.

En este juicio se abordaron los casos de 35 nietos, de los cuales solo 20 declarararon
Desde que se inició el juicio en 1996, ya murieron varios de los acusados, como el dictador Emilio Eduardo Massera, fallecieron también algunas abuelas, se jubilaron los abogados que iniciaron la causa y el letrado que representa ahora a las Abuelas, Alan Lud, de 31 años, no había nacido cuando se perpetraron los robos de bebés. Desde entonces, 105 nietos han recuperado su identidad biológica gracias, en buena parte, a la búsqueda de las Abuelas.
Muchas de ellas celebraron ayer abrazadas la satisfacción de haber vivido al menos para ver cómo se hacía justicia. “Videla estaba cumpliendo ya cadena perpetua tras una sentencia de 1985”, explicó el letrado de las Abuelas. “Pero el Código Penal argentino establece que a partir de un número determinado de años en prisión se puede acceder a la condicional. Si la condena hubiese sido de 25 años o inferior, podría haber accedido a ella. Pero al ser de 50 años, su petición de libertad condicional será denegada”.

“Muchos de ellos aún siguen dando misa”

F. PEREGIL
Victoria Montenegro, de 36 años, hija de padres desaparecidos, cree que el juicio contra el plan sistemático de robo de bebés ha dejado en evidencia la participación que tuvo la Iglesia en los hechos. “Todavía muchos de ellos siguen dando misa, y eso es lo que más perturba. Yo soy creyente y creo en la Iglesia, pero hay personas que han hecho muchísimo daño. En mi caso, mi apropiador me contó que a mí me retiraron de una comisaría de la provincia de Buenos Aires. Había varios bebés, todos hijos de desaparecidos, cuidados por monjas. De hecho, a mí me bautizó en el cuartel Campo de Mayo un cura, no castrense, sabiendo plenamente que mis apropiadores no eran mis papás”.
“La apropiación vino desde el Estado. Todos sabemos lo que es la cadena de mando y nadie en el Ejército se apropia de un bebé y lo cría porque tiene ganas. Pero además de eso, se produjo la colaboración de un montón de personas que también aportaron para que existiera ese manto de impunidad y para que 36 años después todavía estemos buscando nietos”, añade Montenegro. Colaboró desde el que tomaba la inscripción en silencio en el registro civil y todos los que callaron e ignoraron las denuncias de nuestros familiares. Colaboraron los curas que bendecían las armas y les daban fuerzas a los hombres antes de los vuelos de la muerte”.
“Cuando estábamos a tientas y no sabíamos a dónde acudir, la Iglesia católica no nos ayudó en nada; al contrario, estuvo en contra”, recuerda la vicepresidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit, de 92 años. “Pero otras iglesias cristianas sí que colaboraron”.


Los testimonios más terribles del juicio por los niños robados en Argentina

Varios protagonistas del drama de la usurpación de menores relatan los traumas que aún intentan superar



Carla Artés, nieta recuperada por las Abuelas de Plaza de Mayo, besa a su abuela, durante un acto de apoyo al juez Baltasar Garzón en Madrid en 2010. / ULY MARTIN
Después de escuchar durante un año y medio más de 200 testimonios sobre el robo de menores en la dictadura, ¿qué historia sería la que más se quedó en la cabeza de quienes siguieron de cerca el caso? El abogado de las Abuelas de Plaza de Mayo, Alan Lud, cree que siempre recordará el momento en que en la sala se escuchó la voz de la desaparecida Cecilia Viñas. “Cecilia había desaparecido en 1977. De pronto, a fines de 1983, sus padres comenzaron a recibir llamados telefónicos. Evidentemente, Cecilia estaba secuestrada. Y algunas llamadas se realizaron en 1984, ya durante la democracia. La madre consiguió grabar dos de esas conversaciones. Y nunca se olvidará el día en que pasaron esos audios en la sala”. En la grabación, Cecilia preguntaba por el paradero de su hijo y se apresuraba a cortar la conversación por temor a sus posibles secuestradores. “La escuché muy angustiada, muy muy desesperada y me habló del hijo y me habló del marido y me pidió que le ayudáramos. Y esa es la única grabación más o menos audible que quedó de ella. Por el que preguntaba era por el hijo, porque creía que lo teníamos nosotros”, relató la madre de Cecilia en una entrevista televisiva.
Para Alejandra Dandan, periodista de Página 12, uno de los momentos más estremecedores durante el juicio se produjo cuando declaróVictoria Montenegro, hija de desaparecidos. “Era la primera vez que declaraba contra su apropiador, el coronel Herman Tetzlaff. Él siempre le había dicho que no había que llorar. “Y ella se repensaba cada palabra y de pronto empezó a llorar y reía y lloraba al mismo tiempo”.

Tengo claro que yo tuve otra vida, otro nombre y una ideología totalmente opuesta a la que debería haber sido la mía. Ahora, con este juicio me queda una sensación de victoria"
Victoria Montenegro, 36 años, niña robada
Victoria Montenegro tiene 36 años y cree que el hecho de apoyar el proyecto oficialista del Gobierno le ha ayudado a superar su trauma. “Yo antes de ser de Victoria era María Sol. Y cuando me llamaba María Sol, todo lo que aporté a la justicia era para proteger a mi apropiador, únicamente. Puse muchísimas trabas. Y siempre tenés esa deuda interna con vos mismo, ese vacío de no haber aportado lo suficiente a la justicia. Cuando declaré como nieta el nueve de abril de 2011 fue como exorcizar todo lo malo que hice cuando era María Sol. Mi apropiador falleció en el 2003 y mi apropiadora en el 2007. Yo los amaba profundamente, nunca los odié. Pero tengo claro que yo tuve otra vida, otro nombre y una ideología totalmente opuesta a la que debería haber sido la mía. Ahora, con este juicio me queda una sensación de victoria, de saber que estas personas que nos apropiaron jamás, jamás, jamás… iban a pensar que un grupo de amas de casas, como eran entonces las abuelas, iban a llegar adonde han llegado. Todo ese abanico de avances científicos, de ciencia junto con amor, jamás se lo imaginaron. Yo te lo puedo decir porque me crió un cuadro del Ejército y sé que jamás pensaron que las abuelas llegarían adonde han llegado”.

Siempre fui criado con mucho amor y, pese a lo que ocurrió, no puedo ir en contra de lo que siento"
Carlos D’Elía, 34 años, niño robado
La vicepresidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit, de 92 años, relata cómo se vieron obligadas a cambiar sus estrategias de lucha conforme pasaban los años. “Yo salí a manifestarme a la calle el mismo día que se llevaron a mi hija, el 6 de octubre de 1978, que estaba embarazada de ocho meses. Entonces nadie hablaba de desaparición de personas, solo de detención. Lo que nunca me imaginé que mi nieto iba a nacer en el campo de concentración de la ESMA el 15 de noviembre de 1978. Y al cabo de mucho tiempo buscándolo me encontré con un nieto de 21 años. Ahora ya es un hombre mayor de edad, está casado, tiene dos bebés. Nuestras estrategias de las Abuelas tuvieron que ir cambiando a medida que cambian la edad de nuestros nietos. Al principio exigíamos que los nietos volvieran con la familia biológica. Después, tratábamos de acercarnos a ese nieto y hacerle entender. No era fácil para un chico de 16 años saber que esas personas son unos apropiadores. Y entonces recurrimos a un equipo de psicólogos. Después aparecieron nietos que eran ya adultos y casados. No se puede pretender que vivan con las abuelitas. A mi nieto le llevó un poco de tiempo asumir la realidad, pero finalmente él está orgulloso de ser mi nieto y a sus hijos le pone mi apellido, que no tendría por qué hacerlo. Y yo con eso me conformo”.

Yo salí a manifestarme a la calle el mismo día que se llevaron a mi hija, el 6 de octubre de 1978, que estaba embarazada de ocho meses"
Rosa Roisinblit, 92 años, vicepresidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo
Muchos nietos como Carlos D’Elía, 34 años, se vieron en su día entre las dos familia y decidieron no renunciar a ninguna. “Yo recuperé mi identidad en 1995, con 17 años. Siempre fui criado con mucho amor y, pese a lo que ocurrió, no puedo ir en contra de lo que siento. A Carlos y a Marta, las personas que me criaron, los quise y los quiero como padre y madre. Mucho de lo traumático tuvo que ver porque ellos estuvieron presos durante nueve meses cuando los juzgaron por apropiarse de mí. Yo iba a visitar a mis viejos todos los días de esos nueve meses. Y al mismo tiempo trataba de conocer a mi familia biológica. Carlos y Marta, por más que criaron con mucho amor, no habían hecho las cosas como correspondía y por eso estuvieron detenidos. Yo lo único que podía hacer en esos momentos es ser lo más auténtico posible, ser como soy y abrirme a mi familia biológica, a mi abuela, primos y tíos que tanto me habían buscado durante 17 años. Y en casi todos ellos encontré mucho amor y mucha compresión”.

UN TRIUNFO DE LA SOCIEDAD CIVIL ,Ezequiel Nino, La Nación, 6/7/2012

El fallo de ayer sobre el robo de bebes cometido durante la última dictadura militar es un inmenso triunfo de la sociedad civil organizada. Durante los años 90, en tiempos en que el indulto había intentado tapar y forzar un olvido de los hechos acontecidos durante esa etapa, muchas víctimas y activistas no se rindieron y siguieron hilvanando ideales para luchar contra la impunidad.
Las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, Hijos, el Centro de Estudios legales y Sociales (CELS), la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y tantas otras organizaciones procuraron en ese tiempo una estrategia basada en los juicios por la verdad, la utilización de los foros internacionales y de otras jurisdicciones nacionales, por un lado, y la denuncia y seguimiento de delitos que no habían sido incluidas por las disposiciones del ex presidente Carlos Menem, por el otro.
De este modo, consiguieron que la ingeniería hilvanada por aquella gestión gubernamental se comenzara a resquebrajar. Lentamente se fueron suscitando medidas judiciales -desde distintas esferas- que empezaron a marcar que esas aberraciones no iban a poder quedar impunes pese a los fuertes intereses para que ello ocurriera.
Los abogados de interés publico que diseñaron esas estrategias lo hicieron con la idea de que la justicia es un valor que nunca debe dejarse de buscar, más allá de las dificultades, obstáculos y sinsabores que aparezcan en el camino. La Constitución nacional, el derecho internacional de los derechos humanos (cuyos tratados fueron paradójicamente incorporados al texto constitucional pocos años después de los indultos), las instituciones creadas para su defensa y el valor de la palabra y la argumentación fueron las armas utilizadas por esos letrados, que en épocas de devaluación del ejercicio profesional se constituyen en faros que iluminan el camino de una disciplina que puede convertirse en un instrumento de cambio social.
La decisión del Tribunal Oral Federal N° 6 muestra, también, que los poderes judiciales suelen ir detrás de los movimientos sociales. En lugar de ordenarlo directamente, dispuso librar oficio a la presidenta de la Nación para que "contemple la posibilidad de destinar una partida presupuestaria para la digitalización de la documentación reservada [?]con el objeto de facilitar cualquier investigación judicial y resguardar ese material correspondiente al período 1975/1983".
Si hay derechos fundamentales que deben ser resguardados, los jueces deben ordenar a los poderes políticos que se destinen los fondos necesarios para hacerlo. Las organizaciones civiles venimos pregonando hace tiempo por criterios amplios, mientras que, en muchas oportunidades, los magistrados se ven a sí mismos como subordinados a los poderes políticos. Este es un ejemplo del recorrido que nos queda por hacer en relación con los nuevos desafíos de los abogados de interés público. Más allá de eso, para quienes luchamos contra otro tipo de impunidades (por ejemplo, de la corrupción) el fallo representa una clara señal de que, aunque muchas veces parezca imposible, no hay que bajar los brazos en el afán de justicia..

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