17 de janeiro de 2013

Equidad educativa y diversidad cultural en América Latina



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Este libro presenta los resultados de una investigación realizada gracias al apoyo de la Fundación Ford y llevada a cabo por un equipo de trabajo coordinado por Néstor López, que fue integrado por Felipe Arango, Silvina Corbetta, Daniel Galarza y Marisa Stigaard, con la participación de Carolina Duer. La principal fuente de información utilizada en este estudio es una serie de entrevistas con diferentes actores de comunidades educativas, pertenecientes a escenarios específicos de la región. Las entrevistas fueron realizadas por Felipe Arango (Colombia), Carlos Omar Choque Mariño (Chile), Daniel Galarza (Argentina), José Bladimiro Hurtado Romaní (Perú) y Marisa Stigaard, con la colaboración de Carolina Duer (Argentina), bajo la coordinación general del trabajo de campo a cargo de Silvina Corbetta.
Las políticas de equidad educativa lograron su mayor despliegue conceptual y operativo en torno a la idea de que ellas constituyen una respuesta a los obstáculos para la universalización del acceso al conocimiento, representados por las profundas desigualdades económicas de la región. Así, nociones como “dar más a quienes tienen menos”, los estudios sobre educación y pobreza o las políticas compensatorias o de acción afirmativa fueron conformando un cuerpo discursivo y de acción hoy sumamente consolidado en la región.
Esta línea de trabajo, donde las políticas de equidad tienen una clara función redistributiva, ha comenzado a ser interpelada en el transcurso de los últimos años por la necesidad de entender la equidad también como una estrategia desde la cual superar los obstáculos que representa la diversidad cultural ante la meta de garantizar el derecho a la educación a la sociedad en general, y a las nuevas generaciones, en particular. Así, la función redistributiva aparece como limitada, y hoy se requiere de un modo creciente que las políticas de equidad se apropien, además, de la preocupación por el reconocimiento. Particularmente, si se considera que la diversidad cultural de América Latina es constitutiva de su identidad, desde sus más profundos orígenes. Además, la historia no hizo más que enriquecerla y complejizarla, tanto por los diferentes flujos migratorios que acontecieron siglo tras siglo, como por la creciente proliferación de referentes identitarios que se fueron gestando y amalgamando en esos procesos. Sin embargo, los Estados en general y los sistemas educativos en particular basaron gran parte de sus esfuerzos por formar a muchas generaciones de ciudadanos a partir de volver invisible tal diversidad en la cotidianidad escolar.
Desde hace varias décadas, se viene avanzando en el escenario internaciona, a través de declaraciones, convenciones, tratados internacionales, marcos de acción y recomendaciones. en acordar estrategias y medidas, con las que los Estados se han comprometido, tendientes a ampliar los derechos de las y los ciudadanos. En este escenario, la UNESCO ha jugado un papel fundamental en relación con el derecho a la educación como derecho humano fundamental, el cual debe ser garantizado sin discriminación ni exclusión alguna. Por otra parte, los diferentes movimientos sociales, fortalecidos por los avances en el discurso del enfoque de derechos y a través de campañas proactivas, fueron creando un clima en el cual comenzaron a ser inadmisibles los gestos de discriminación y maltrato. Consecuentemente, se generalizó la conciencia sobre la necesidad de propiciar un debate acerca del modo de construir una relación entre el Estado y los ciudadanos que avance desde el desconocimiento o la negación de ciertas identidades hacia su reconocimiento, generando las condiciones para que estas se respeten y se protejan, en el marco de principios de no discriminación, de igualdad de trato y de solidaridad.
Este libro se enmarca en este panorama y pretende hacer un aporte al debate sobre el modo en que desde el Estado en general y desde las políticas educativas en particular se aborda el desafío de establecer relaciones con los ciudadanos y ciudadanas, y sobre todo con los estudiantes– basadas en el reconocimiento, el respeto y la promoción de identidades plurales. Este trabajo se suma a un esfuerzo que el IIPE-UNESCO - Sede Regional Buenos Aires viene realizando desde sus orígenes, orientado a generar conocimiento y recomendaciones de políticas, que expresan el compromiso de trabajar por el derecho a la educación y el reconocimiento del papel protagónico de los Estados en esta materia. Este libro nace como producto de una de las áreas en las que estos temas se trabajan dentro del Instituto y desde el principio contó con el apoyo de la Fundación Ford.
Los hallazgos que aquí se presentan dejan abiertas varias líneas desde las cuales pensar nuevas formas de accionar en el campo de las prácticas educativas y, al mismo tiempo, ponen luz sobre una construcción cotidiana de prácticas naturalizadas, cuya visibilización invita a una revisión profunda de la cotidianidad en las instituciones escolares.
Por último, cabe destacar que, si bien este trabajo se centra en los desafíos que representa la diversidad en las agendas políticas de la región, desde el IIPE se busca que el debate sobre la diversidad de ninguna manera o paque o desplace la preocupación por la desigualdad. Por el contrario, solo la difícil articulación de ambas dimensiones en el diseño de las políticas permitirá consolidar el camino hacia una educación de calidad para todos.http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002188/218849s.pdf
17 de enero de 2013

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