28 de agosto de 2012

La Batalla de los Niños : Pablo Gentili


 22 de agosto de 2012


A Beto Riart, ex ministro de educación de Paraguay...    

Fue la guerra más sangrienta de América. La más cruel y sin sentido. Fue quizás, la madre de todas las guerras. Y lo fue, porque fue una guerra entre hermanos. La llamaron la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina, Brasil y Uruguay se unieron para trabar batalla contra un país que, en el corazón del Sur americano, comenzaba a trazar en el horizonte su efímero destino de progreso y autonomía, de desarrollo y libertad. La han llamado también “Guerra del Paraguay”, aunque debería habérsela llamado “Guerra contra el Paraguay”. Duró cinco interminables años, entre 1865 y 1870. Como en todas las guerras, hubo mártires y héroes. También cobardes. Ganaron los que casi siempre ganan con las guerras, los poderosos, los imperios, los que no tienen razón, aunque sí fuerza, mucha fuerza, la suficiente como para arrasar un país entero y, junto con él, sus esperanzas de justicia e igualdad. Ganaron, los que siempre ganan cuando los pueblos pierden las guerras.
Fue la guerra más repugnante de América, la más dolorosa y vengativa. Los derrotados fueron aplastados, humanamente destrozados, deshechos junto con su país. Pretendieron que sus consecuencias fueran para siempre. Casi lo lograron. El Paraguay contaba antes del conflicto con 500 mil habitantes, cinco años más tarde su población no pasaba de 116 mil, de los cuales, más de 100 mil eran mujeres, niños y niñas. 90% de los hombres adultos paraguayos murieron en la guerra o a causa de ella.
Niños con General
NIños paraguayos, durante la Guerra de la Triple Alianza.

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