El Banco Mundial sostiene que la desigualdad social es el principal impedimento para acelerar la prosperidad de la región
EVA SAIZ Washington 14 JUN 2013 - 22:05 CET,El País
La evolución económica y social de América Latina en las últimas dos décadas es inapelable, sin embargo, el Banco Mundial alerta de que, pese a los evidentes progresos, América Latina no alcanzará el nivel de bienestar de los países más desarrollados hasta 2052. En el informe,Cambiando el ritmo para acelerar la prosperidad compartida en América Latina y el Caribe, que la organización ha presentado este viernes, se señala a la desigualdad social como el principal obstáculo para alcanzar esos niveles de prosperidad antes de esa fecha y se recomiendan varias reformas -políticas fiscales progresivas, transparencia y eficacia institucional, accesibilidad a los mercados o mejora del nivel de gestión de riesgos macro y microeconómicos- para acelerar ese proceso.
“En América Latina harán falta dos generaciones para alcanzar el nivel de bienestar de los países más desarrollados de la OCDE, contando con que el crecimiento económico se mantenga en los mismos niveles”, explica Louise Cord, directora del Grupo de Género y Reducción de la Pobreza del Banco Mundial y responsable del informe. Cord advierte de que si los Gobiernos de la región no abordan el problema de la desigualdad social, la fecha podría dilatarse 10 años más (de 2052 a 2062).
En América Latina harán falta dos generaciones para alcanzar el nivel de bienestar de los países más desarrollados de la OCDE, contando con que el crecimiento económico se mantenga en los mismos niveles"Louise Cord
El informe señala que, en 2011, la región únicamente había alcanzado una quinta parte del coeficiente Gini [que indica la desigualdad de los ingresos en un país] de los países más desarrollados de la OCDE. “Uno de los grandes retos a los que debe enfrentarse la región son los desequilibrios constantes de los niveles de vida en los distintos países de América Latina”, indica el informe. Cord destaca el importante desarrollo económico y social de la región. “Desde 2000 de ha reducido el nivel de la pobreza a la mitad y en 2011, por primera vez en la historia de América Latina, la clase media superó a la población que vive por debajo del umbral de la pobreza”, subraya. No obstante, Cord advierte de que, pese a ese desarrollo, “de los 80 millones de habitantes de la región que viven en situación de exclusión, la mitad se concentra en Brasil y México”.
El Banco Mundial apuesta en su informe por que la región “comparta la prosperidad” y garantice que el crecimiento económico no se desligue de la lucha por atajar la desigualdad. “Debe tratarse de un objetivo común, un círculo que se retroalimente, porque sin igualdad no hay desarrollo”, señala Cord. El documento presenta una serie de “micro reformas” que considera que los Estados del hemisferio deberían abordar para mantener esa bonanza económica y acelerar la reducción de las disparidades sociales.
El documento aboga por modificar el sistema impositivo, aumentando su capacidad recaudatoria y garantizando la distribución a través de una “política fiscal sostenible”; fortalecer la transparencia y la equidad de las instituciones públicas para garantizar el acceso a los servicios de las familias con menos recursos; aumentar la calidad de la educación y mejorar el sistema sanitario y el acceso al agua y la energía eléctrica; favorecer un mercado laboral regulado y adaptar la economía a las amenazas del cambio climático. “Cada país aplicará estas reformas de manera diferente y en función de sus circunstancias particulares, pero no cabe duda de que una modificación de las políticas fiscales y financieras debe ser un objetivo común”, señala Cord.
La responsable del informe advierte de otros factores que hay que tener en cuenta a la hora de atajar la desigualdad como “la criminalidad de las ciudades” o la desaceleración económica de otras regiones del mundo. Cord alerta del peligro de que parte de esa clase media que ha salido de la pobreza en los últimos años en América Latina regrese a ella debido a “lances económicos”. “Para ello es necesario mantener la senda actual y adoptar esta nueva generación de reformas e impedir que sean los nietos de quienes nazcan ahora los que experimenten el nivel de bienestar del que gozan los países desarrollados en la actualidad”, afirma Cord.
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