Examen a la educación secundaria
29/06/2011,El Paí, Madrid
Los nativos digitales, chicos que han crecido con las nuevas tecnologías, saben descargarse juegos de un iPad antes de aprender a leer, pero eso no significa que sepan usar los medios digitales de forma efectiva. El primer examen de lectura digital que ha hecho el informe Pisa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que una parte de los alumnos de 15 años, a pesar de estar familiarizados con las tecnologías, tienen serias dificultades para navegar con éxito por la Red. Esto significa "que pueden tener complicado completar sus estudios y, después, buscar y solicitar un empleo, rellenar formularios para pagar sus impuestos e incluso reservar un billete de tren", escribe en un correo electrónico el director de Pisa, Andreas Schleicher. Esto le ocurre al 17% de los alumnos de 15 años de los 19 países que han hecho la prueba, pero en España alcanza al 23,1%.
La falta de destrezas limitará para completar estudios o solicitar empleos
Los jóvenes se están formando en este campo sobre todo en sus casas
El estudiante no sabe valorar la credibilidad de las fuentes
Es un problema general de la educación, dicen los expertos
Así pues, es poco probable que las destrezas de uno de cada cinco quinceañeros españoles les "permitan el pleno acceso a las oportunidades educativas, laborales y sociales que se ofrecen en el siglo XXI". Ahí queda España, la sexta por la cola de la clasificación, algo por debajo de la media (475 puntos frente a 499).
Que todos sepan usar el mundo digital para convertir la información en conocimiento requiere el apoyo de la escuela, concluye el estudio. Sin embargo, los que usan el ordenador en casa (un 85,7% tiene Internet) son los buenos lectores digitales, mientras que los que solo lo usan en la escuela salen peor parados en la prueba. "Los alumnos están desarrollando su competencia en lectura digital, sobre todo, a base de usar los ordenadores en su casa por iniciativa propia", dice el informe. A la escuela le falta camino por recorrer.
"La competencia digital no se reduce a ser hábil en redes sociales como Facebook o Twitter o pasar mucho tiempo en Internet. El buen lector digital sabe evaluar la credibilidad de las fuentes de información, integrar informaciones diversas o navegar estratégicamente. Algunas de estas competencias están también presentes en la lectura en papel. El sistema educativo y la sociedad en general tienen un reto importante: la alfabetización digital", asegura el profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Valencia Eduardo Vidal-Abarca.
A la escuela española se le acumulan los retos, pues aún tiene pendiente mejorar la lectura en general, algo que probablemente esté condicionando los resultados en lectura digital. La nota de España en esta nueva prueba es prácticamente la misma (475 puntos) que la de lectura clásica (481 puntos), un resultado mediano que deja muy pocos estudiantes en los niveles altos (3,9% frente a 7,8% de media). Las posiciones varían porque ahora hay menos participantes, solo 19 de los 65 países y regiones que pasaron el Pisa clásico en 2009. El examen establece cinco niveles de habilidad. Corea del Sur, con una media de 568 puntos, muy por encima de todos los demás, se coloca en el nivel 4. Luego viene un enorme grupo de países que estarían, de media, en el nivel 3. Son Nueva Zelanda y Australia, ambos con 537; tras ellos, Japón (519), Hong Kong (515), Islandia (512) y Suecia (510). Todavía por encima de la media están Irlanda (509) y Bélgica (507), y justo en esa media, Noruega (500) y Francia (494). Un poco por debajo se encuentran Macao (China, 492), y Dinamarca (489).
Después llegaría España, encabezando un grupo que se coloca en el nivel 2 de competencias. Eso significa que, en general, los alumnos tienen habilidades para localizar e interpretar información bien definida en contextos habituales para ellos, pero pueden tener dificultades si se les saca de sus contextos cotidianos. En este se sitúan también Hungría (468), Polonia (464), y Austria (459) y, algo más lejos, Chile (435). Por último, con un suspenso, Colombia, con 368 puntos.
Dada la novedad de esta prueba, algunos expertos advierten que hay que tomar sus resultados con precaución, ya que quizá la herramienta para evaluar aún no está afinada del todo, y la muestra es aún pequeña (unos 36.500 alumnos). De hecho, la OCDE distribuyó por error los resultados por comunidades autónomas, y luego pidió que no se utilizaran porque la pequeñez de la muestra anulaba su credibilidad. En cualquier caso, se repite la tendencia: mejores resultados en el norte, peores en el sur y en las islas.
El informe incide una vez más en la equidad del sistema español, que iguala en la medianía pero falla en los niveles altos, de excelencia. Además, si se tiene en cuenta que con los textos impresos la media de alumnos españoles se maneja razonablemente bien con los que se llaman continuos (periodísticos, literarios, etcétera), pero peor con los discontinuos (los que incluyen gráficos, tablas o listas), no debería extrañar a nadie que en un examen con más elementos ajenos a la lectura clásica los resultados sean similares e, incluso, algo peores. "Simplemente no se prepara a los alumnos para estas tareas", dijo en diciembre, cuando se presentó el grueso del informe Pisa 2009, el profesor de Sociología Jaime Riviere.
El Ministerio de Educación destaca que el 77% de los alumnos españoles está en los niveles medio y alto y asegura que los resultados mejorarán en el futuro, "dado que en 2009 (año en el que se realizó la prueba) se puso en marcha el programa Escuela 2.0, cuyo objetivo es mejorar las competencias digitales de profesores, alumnos y familias".
"¿Está España preparada para los retos futuros de la economía digital?", se pregunta Steven Higgins, profesor de la Universidad de Durham. "Basándome en estos datos de 2009, probablemente no, al menos en comparación con sus vecinos y competidores económicos. Sin embargo, creo que es un problema general de la educación más que uno específico de las nuevas tecnologías", concluye.
La travesía hacia la navegación excelente
- Cómo es el examen. Los alumnos metieron en el ordenador un lápiz de memoria. En él estaban las preguntas y una simulación de Internet, navegando a través de la cual se encontraban las pistas para responder. Algunas exigían saltar poco de página en página, y otras más; unas requerían leer textos más sencillos y otras, más complicados y técnicos, lo que exigía unas competencias u otras, calculadas en niveles.
- Inferior al nivel 2. El 23,1% de los alumnos españoles está por debajo del nivel 2; la media de los países es del 16,9%. Es el nivel más bajo que recoge el informe. "Aunque sus habilidades de lectura digital no son necesariamente insignificantes, no es probable que les permitan el pleno acceso a las oportunidades educativas, laborales y sociales en el siglo XXI".
- Nivel 2. En él está el 25,4% de los alumnos españoles, 3,1 puntos por encima de la media. Implica que el alumno puede localizar e interpretar información bien definida en contextos habituales para él, y que puede también navegar por varios sitios web con una guía explícita.
- Nivel 3. España sitúa al 30,2% de los alumnos en este escalón, los mismos que la media de los países (30,4%). Eso significa que pueden completar tareas de "complejidad moderada". Son capaces de integrar información procedente de varios sitios web y de generar categorías simples cuando la información no está guiada.
- Nivel 4. Aquí está el 17,3% de los alumnos españoles, frente al 22,6% de la media. Además de lo anterior, saben resolver tareas difíciles, evaluar la autoría y la relevancia de las fuentes de información y explicar en qué criterios se han basado para hacerlo. Localizan y sintetizan información de varios sitios, cuando esto requiere un nivel bajo de deducción o inferencia.
- Nivel 5. Solo el 3,9% de los españoles llega tan alto; la media es del 7,8%. Los que alcanzan este nivel pueden evaluar la información de varias fuentes, su credibilidad y la utilidad de lo que leen a partir de criterios que ellos mismos han generado. Elaboran rutas de varios sitios para encontrar información, sin dirección explícita, es decir, son capaces de navegar de forma autónoma y eficiente.
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