Editorial I, La Nación, 25 de noviembre
El combate real contra el femicidio requiere que se encaren soluciones profundas y urgentes
La violencia contra la mujer ya no sólo delata la forma en la que ésta se ve sometida a maltratos físicos, principalmente por parte de una pareja estable u ocasional. El abanico de agresiones que la tienen como protagonista va hoy mucho más allá. Lo demuestran trágicos hechos de los que se ha tomado noticia durante las últimas semanas, en los que hombres violentos arremeten contra los hijos de las mujeres a las que, por algún motivo, pretenden "castigar".El caso de Tomás Dameno Santillán, asesinado a los 9 años, en Lincoln, podría ser una prueba de ello. Todos los indicios de la investigación judicial y policial señalan hoy a la ex pareja de su madre como quien lo mató. Es lo que se denomina "femicidio vinculado", es decir, los crímenes perpetrados por hombres desencajados contra las personas que mantienen un vínculo familiar o afectivo con la mujer a la que se pretende destruir psicológicamente.
Precisamente hoy, cuando se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, estos hechos adquieren una trascendencia mucho mayor, encienden una señal de alerta que debe obligar a la sociedad a no dar vuelta la cara, a no creer que estos episodios son aislados y, menos aún, que ocurren en el contexto de un determinado estrato social.
Según investigaciones realizadas por la asociación civil La Casa del Encuentro, fueron 207 los femicidios cometidos en la Argentina en 2008; 231, en 2009, y 260 en 2010. Esa asociación también señala que en el primer semestre de este año fueron 151 la mujeres asesinadas.
Un reciente informe realizado por el Ministerio de Salud bonaerense reveló que en lo que va del año se contabilizaron 244 casos de violencia familiar y sexual en ese distrito, y que del total de hechos el 76 por ciento de las víctimas fueron mujeres.
Pero hay algo más grave aún: a pesar de los esfuerzos por relevar a toda la provincia, sólo se pudieron obtener datos de la tercera parte de su territorio. De un total de 12 regiones sanitarias en las que está dividida, sólo la tercera parte aportó datos.
Coinciden los gobiernos que han tomado este tema como política de Estado y las instituciones y ONG que trabajan en procura de una solución a semejante aberración humana en que la falta de información es el principal aliciente para que estos delitos se sigan cometiendo impunemente.
Prevenir y accionar sobre la violencia doméstica, generar protocolos de atención en hospitales públicos y privados, crear equipos de ayuda a las víctimas y alentar y proteger su derecho a denunciar a quien la tortura son acciones básicas que la sociedad debe ir incorporando.
Un paso importantísimo en la lucha contra la violencia doméstica lo dio la Corte Suprema de Justicia de la Nación cuando creó una oficina especial para atender estos casos y comenzó a elaborar estadísticas para, por un lado, tener una dimensión real del problema y, por otro, contribuir al desarrollo de programas de prevención.
Otro de los ejes de la Corte para decidir la creación de la Oficina de Violencia Doméstica fue atemperar los efectos de la dispersión jurisdiccional. Esa dependencia atiende durante las 24 horas, todo el año, en Lavalle 1250, en esta ciudad.
Coinciden las estadísticas del alto tribunal en situar a las mujeres como las personas más afectadas por la violencia de ese tipo (66 por ciento), seguidas de los niños (14%), las niñas (13%) y los varones adultos (7 por ciento).
En cuanto a la relación entre la persona afectada y la denunciada, el 33 por ciento han sido agredidas por ex parejas; el 25%, por concubinos, y el 20%, por cónyuges.
En tanto, la asociación civil Observatorio de Femicidios en la Argentina, coordinada por La Casa del Encuentro, relevó que entre el 1° de enero y el 31 de octubre de este año 18 mujeres fueron asesinadas por sus novios o ex parejas.
Las cifras resultan alarmantes e invitan a reflexionar sobre qué es lo que, como sociedad, estamos transmitiendo a los más chicos, cuál es la imagen del hombre y de la mujer que la realidad cotidiana ayuda a construir para volver el foco a los modelos que deberíamos perseguir a fin de evitar y erradicar este mal.
Para todos los casos de violencia doméstica, las recomendaciones de los expertos son realizar rápidamente la correspondiente denuncia; no juzgar ni presionar a la víctima, sino fortalecerla, y hacerle entender que ella no es la causante del problema y que necesita ayuda.
Finalmente, enseñar a su entorno que no debe ignorar el asunto, sino ponerlo en conocimiento de las autoridades. De ese modo, tal vez el año próximo, cuando vuelva a conmemorarse este día internacional, las estadísticas puedan mostrar un franco descenso.
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