Cambio de rumbo, Nora Bar

Ayer a la tarde, mientras las salas bañadas de luz del Museo de Ciencias Naturales de Parque Centenario invitaban a recorrerlas, algunas decenas de científicos argentinos y brasileños estaban reunidos allí, en seis talleres simultáneos, para acordar programas de colaboración y discutir sobre algunos de los problemas más espinosos de la agenda regional en materia científica y tecnológica.

Fue durante la quinta edición de la reunión de Ciencia, Tecnología y Sociedad organizada por los ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Argentina y Brasil, las sociedades argentina y brasileña para el Progreso de las Ciencias y la revista Ciencia Hoy, cuando Renato Dagnino, ingeniero, doctor en Economía y en Política Científica, y actualmente profesor de la Universidad de Campinas, lanzó ideas más que provocativas.

Para el investigador, en la periferia no valen las recetas que hicieron poderosos a los países centrales, y aunque la "innovación tecnológica" y el "valor agregado" son los mantras del momento, no pueden aplicarse automáticamente al sur del Ecuador. A pesar de los esfuerzos de los últimos años, subrayó Dagnino, aquí la cultura de la innovación no "prende": para citar sólo un par de datos, entre 2000 y 2005, de las 30.000 empresas consideradas innovadoras en Brasil, sólo el 0,3% fabricó un producto que no existía en el mercado mundial, y de los 90.000 másters y doctores que se graduaron entre 2006 y 2008, sólo 68 fueron empleados en compañías. En los Estados Unidos, un puesto en la industria es el destino del 70% de los doctorados.

A la vista de la multicrisis europeo-norteamericana, los científicos deberían replantearse cuál es su función, dijo Dagnino, y revisar las prioridades de investigación y el tipo de tecnologías que hay que desarrollar. "Para integrar a los millones de marginados que no tienen cabida en el mundo de hoy vamos a necesitar una tecnología que pueda practicarse en pequeña escala, que respete el medio ambiente, que les dé una tarea digna y una vida mejor; una tecnología social", observó.

Sin duda, un cambio de rumbo que merece estudiarse...