El catedrático de Harvard advierte que la globalización deja atrás a los menos formados
Pocas veces un teórico de la economía logra que sus hallazgos tengan una aplicación práctica casi inmediata. Pero el estadounidense Eric Maskin (Nueva York, 1950), catedrático de la Universidad de Harvard, pudo trasladar sus investigaciones sobre cómo alinear incentivos individuales y objetivos colectivos, por las que le dieron elNobel de Economía en 2007, al diseño de privatizaciones o de las subastas para asignar frecuencias de telefonía móvil.
No acaban ahí los intereses de Maskin, que esta semana presidió en Madrid el jurado del premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA. Es un estudioso de la desigualdad, de cómo funcionan los incentivos y de la teoría de juegos, en la que también es experto el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis.
Pregunta. Hay quien ve en la negociación sobre la ayuda financiera a Grecia una aplicación de esas teorías, en las que se analiza cómo influyen las motivaciones de cada parte en la decisión final.
Respuesta. La amenaza que está condicionando el acuerdo es que Grecia salga de la zona euro. Si el Gobierno griego logra hacer más factible esa posibilidad, entonces puede, como resultado, conseguir un mejor acuerdo. Ése es el aspecto de la teoría de juegos que algunos aprecian aquí.
P. ¿Cree que hay que renegociar el pago de la deuda griega?
R. Grecia no puede devolver la deuda, la renegociación es esencial, también por el bien de los países acreedores. Les irá mejor si se permite crecer a la economía griega, cosa que no hace el programa de rescate actual.
P. Usted ha sido crítico con la respuesta europea a la crisis. ¿Cambia esa visión con el plan de compra de deuda del Banco Central Europeo?
R. La decisión es alentadora. Lo que es menos alentador es la lentitud en llegar a una respuesta fiscal apropiada. Hay fallos estructurales en la zona euro, con una política monetaria centralizada y una política fiscal que no lo está. Como vemos ahora con Grecia, no hay una respuesta fiscal automática, todo tiene que ser negociado, eso es muy ineficaz
P. ¿Y el plan europeo de inversiones o la menor intensidad de los recortes presupuestarios?
R. Son pasos útiles, pero no creo que sea suficiente.
P. ¿Le parece suficiente la regulación del sector financiero?
R. No estoy convencido de que normas como la de mi país, la ley Dodd-Frank en mi país vayan todo lo lejos que debían, sobre todo en las exigencias de capital o en la regulación del nivel de endeudamiento. Aún somos vulnerables. Veo posible que se produzca algún tipo de crisis bancaria, sobre todo conforme pase el tiempo y el recuerdo de lo negativa que fue la burbuja de activos se desvanezca.
P. Elhanan Helpman, premiado por la Fundación BBVA en 2014, sostiene que la globalización redujo la pobreza, pero no la desigualdad, ¿está de acuerdo?
R. Dentro de las economías en desarrollo la desigualdad ha aumentado. Y en mis trabajos, he visto que tiene mucho que ver con el hecho de que la globalización favorece a los trabajadores más formados. Soy partidario de la globalización, creo que el mundo es más próspero ahora. Pero no debemos olvidarnos de la gente que se queda atrás, y lo más eficaz es ofrecerles conocimiento, ya sea a través de la educación o de la formación laboral.
P. ¿Y quién lo paga?
R. Esos trabajadores no podrán pagarse la formación porque son demasiado pobres. Y los empresarios pueden no tener los incentivos adecuados. Así que puede ser necesario que un tercero, el Gobierno, asuma el coste.
P. En España, hay muchos desempleados que antes trabajaban en la construcción con niveles de cualificación bajos. ¿Debe el Gobierno pagar su reciclaje?
R. No necesariamente de forma directa, pero el Gobierno puede diseñar subsidios o ventajas fiscales para incentivar a las empresas a ofrecer esa formación.
P. Y en las economías avanzadas, ¿cree, como Thomas Piketty, que el capitalismo actual lleva a la concentración de la riqueza?
R. En Estados Unidos, la mayor parte de la desigualdad tiene que ver, no tanto con quién posee la riqueza, sino con la diferencia en lo que cobran los trabajadores. Y es esa brecha la que yo veo preocupante. De nuevo, yo creo que la mejor manera de afrontar eso es a través de la educación. Dar a más gente la oportunidad de acceder a más conocimientos es, en mi opinión, el modo más efectivo de afrontar esto. James Heckman [también laureado con el Nobel en 2000] ha mostrado que una de las mejores inversiones que una sociedad puede hacer es en la educación previa a la escolarización obligatoria. La desigualdad puede empezar a atacarse a edades muy tempranas.
P. ¿Y esa inversión debe ser financiada con dinero público?
R. La educación puede considerarse un bien público. Es bueno para mí, porque tengo mejores habilidades y conocimientos, pero también para la sociedad, sobre todo las sociedades democráticas funcionan mucho mejor con ciudadanos educados. Pero también creo razonable que si se recibe una educación que probablemente permita acceder a un nivel de renta mayor, se pague una parte del coste.
P. El cambio inducido por Internet, el uso masivo de datos o la robotización, ¿qué efecto está teniendo en el empleo?
R. No creo que podamos saberlo bien todavía. Lo que sí está claro ya es que el cambio tecnológico hace más valiosas que nunca a las personas con conocimientos técnicos. Por eso es incluso más importante ahora la inversión en educación.
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