La CEPAL acaba de dar a conocer su informe anual (2016) sobre las economías de América Latina. En el quinquenio 2012-2016 el PBI de América Latina creció apenas un 5,1 por ciento, pero no todos los años fueron iguales, ya que en los últimos tres años el crecimiento regional no solo fue nulo sino negativo. En este quinquenio hubo además grandes cambios en el escenario económico en América Latina, ya que mientras el PBI regional creció en estos cinco años apenas un 5,1 por ciento, no a todos le fue igual, ya que hubo grandes diferencias entre las 20 naciones latinoamericanas.
El país que más expandió su PBI fue Panamá, con un crecimiento del 33 por ciento entre el 2012 y el 2016, le siguen Paraguay (24 por ciento), Perú (21 por ciento), Colombia y Costa Rica (18 por ciento). Pero no todas las naciones expandieron el PBI en América Latina en este quinquenio, Argentina retrocedió 0,6 por ciento, Brasil 2,5 por ciento, mientras que Venezuela registra una caída de su PBI de nada menos que el 12,4 por ciento en estos cinco años. Estas caídas, en tres países cuyos PBI son importantes en la región, inciden fuertemente en abatir el indicador del crecimiento de toda la América Latina
La importancia de nuevas inversiones de carácter productivo es clave para interpretar porque algunas naciones crecen, mientras que otras están estancadas o incluso retroceden. El promedio de inversiones como proporción del PBI se ubica en alrededor del 20 por ciento en América Latina. Pero en Panamá este indicador se ubica en nada menos que 40 por ciento, así que no debe sorprender que este país lidere en estos últimos años el crecimiento en toda la América Latina. En el otro extremo encontramos a los tres países con retrocesos en sus PBI, con un nivel de inversiones inferiores al promedio regional; en el año 2016 Brasil registra inversiones por un 17 por ciento del PBI, Argentina 15 por ciento, mientras que el menor nivel de inversiones en toda la región le corresponde a Venezuela, donde las inversiones representaron en el 2016 apenas el 4 por ciento del PBI del país.
Con este mínimo nivel de inversiones es inevitable la caída acelerada del PBI, ya que las nuevas inversiones no alcanzan siquiera a cubrir el agotamiento del capital existente por la depreciación de los activos productivos, esto significa que también en este año 2017 se registrará una disminución del PBI en Venezuela y se reducirá aún más el nivel de vida de su población. El conflicto político y social tenderá a agravarse este año en Venezuela.
El siglo XXI avanza y será testigo de grandes cambios en la importancia relativa de las naciones latinoamericanas en el escenario económico, el futuro es siempre incierto, pero de lo que no se puede dudar es que crecerán las naciones que invierten. Pero atraer inversiones de riesgo no depende únicamente de las oportunidades, por ejemplo de las que ofrecen abundantes recursos naturales como hidrocarburos, minería y el sector agropecuario, sino principalmente de la transparencia y solidez institucional de regímenes políticos respetuosos de la Ley. El crecimiento económico de un país no es independiente de las instituciones vigente. El ejemplo de Venezuela es evidente, ya que el nivel de vida de la población retrocede año a año por la caída de su PBI, a pesar de su gran disponibilidad de recursos de hidrocarburos.
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