Alieto Guafagni, 1/9/2017, La Nación
En este siglo de la globalización impulsada por los avances científicos y tecnológicos, el desarrollo económico y social de una nación depende de su capital humano. El mundo está cambiando con los saberes nuevos, aceleración que valoriza la universidad, ya que es la institución más importante en este proceso de acumulación de conocimientos. Las naciones están dejando atrás la época en la cual la producción de bienes y servicios estaba basada en los recursos naturales: el valor económico del capital humano es hoy mayor que el valor económico del capital físico.
En este siglo de la globalización impulsada por los avances científicos y tecnológicos, el desarrollo económico y social de una nación depende de su capital humano. El mundo está cambiando con los saberes nuevos, aceleración que valoriza la universidad, ya que es la institución más importante en este proceso de acumulación de conocimientos. Las naciones están dejando atrás la época en la cual la producción de bienes y servicios estaba basada en los recursos naturales: el valor económico del capital humano es hoy mayor que el valor económico del capital físico.
En este siglo se está registrando un crecimiento de la matrícula y la graduación universitaria en América latina por encima del incremento poblacional. La Argentina es un caso excepcional, ya que está entre los países que tienen más estudiantes universitarios, pero al mismo tiempo se ubica entre los que tienen menos graduados. Tenemos más estudiantes que Brasil, Chile, México, Colombia y México (en proporción a la población), pero estos países anualmente tienen entre 70 y 100% más graduados, acrecentando año a año nuestra desventaja.
¿Por qué tenemos tan pocos graduados si tenemos más estudiantes universitarios? La respuesta se halla en la baja graduación que afecta no sólo a las universidades estatales, sino también a las privadas. De cada 100 estudiantes que ingresan a las universidades estatales, no se gradúan 70 y en las privadas no se gradúan 60; después de estar un año en una universidad estatal, la mitad de los alumnos no aprobó más de una materia. Esto es grave para el futuro del país, ya que no es posible aspirar a tener un desarrollo económico sostenido con este rezago universitario, muy por debajo de otras naciones de la región,
Nuestra ley universitaria establece que "todas las personas que aprueben la educación secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el nivel de educación superior". Se trata de una norma que apunta a una mayor inclusión social, pero debe ser derogada porque las evidencias indican lo contrario, ya que la deserción estudiantil en el nivel inicial universitario es de las más altas en el continente. Vamos a contramano no sólo de todos los países industrializados y las grandes naciones asiáticas, sino también del resto de América latina. Existen exámenes nacionales previos al ingreso a la universidad en Cuba, Ecuador, México, Colombia, Chile, Brasil, República Dominicana, Países Caribeños (CAPE) y Guatemala. Otros países implementan exámenes a través de sus universidades.
Hay que dejar de ponerles una trampa a nuestros adolescentes haciéndoles creer falsamente que el ingreso a los estudios universitarios no exige un esfuerzo previo de estudio durante la escuela secundaria, esfuerzo más importante para su propio futuro que el viaje a Bariloche o a Cancún. Si no mejoramos la preparación en la secundaria, el fracaso en la universidad es inexorable, como ahora está ocurriendo. Esto es lo que entendieron muchos países latinoamericanos, que por eso tienen muchos más graduados que nosotros y por eso acumulan más capital humano.
Para superar este atraso es necesario fortalecer nuestra escuela secundaria, ya que sin una buena secundaria difícilmente tendremos una alta graduación universitaria de calidad. Esto exige como condición necesaria, pero no suficiente, implantar un examen nacional de grado secundario como existe en muchas naciones latinoamericanas, implementado por el Ministerio de Educación de la Nación. Rendir este examen debería ser el requisito para todos los aspirantes argentinos y extranjeros que deseen ingresar a una universidad estatal o privada.
Cada universidad determinaría las condiciones exigidas para el ingreso y definiría sus requisitos en función de los resultados del examen. El Ministerio de Educación debería facilitar las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) y la TV Pública, ofrecer cursos gratuitos que aseguren un acceso a la preparación de todos los adolescentes, especialmente los más humildes. Los resultados de este examen deberían permitir a los postulantes humildes que han registrado buenas notas y aspiran a encaminarse por las carreras científicas y tecnológicas ser beneficiados con becas que apunten a una mayor igualdad de oportunidades y la expansión de las carreras del futuro.
Miembro de la Academia Nacional de Educación
Nenhum comentário:
Postar um comentário