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Nuestro país liderará por primera vez la cumbre del G20, escenario ideal para establecer asociaciones estratégicas con otros países y demostrar nuestra capacidad de ser protagonistas en un mundo multipolar.
El G20 incorporará la educación como temática central, lo que representa una oportunidad sin precedente para nutrir nuestra agenda interna y fortalecer una visión estratégica de desarrollo, basada en la articulación entre la agenda educativa, productiva y laboral.
Son dos los temas centrales que la agenda educativa del G20 abordará: las habilidades necesarias -socioemocionales, cognitivas y académicas- para la integración de la sociedad al mundo laboral y el financiamiento educativo. El trabajo colaborativo entre países permitirá el análisis y reconocimiento de políticas educativas innovadoras y costo-efectivas para el desarrollo de dichas habilidades, así como políticas de gasto e inversión educativa más eficiente, que podrán ser acompañadas por mecanismos de financiamiento internacional.
Argentina comparte, junto a la región y el mundo, el enorme desafío de buscar respuestas y estrategias para adaptarse e incluir a todos los ciudadanos en la sociedad del conocimiento, y acompañar desde la educación al veloz avance científico y tecnológico que está transformando el mercado laboral. No hacerlo deja de ser una opción si aspiramos a lograr un país desarrollado, democrático, justo y equitativo.
La velocidad del cambio educativo
Es necesario realizar una distinción entre el desafío que enfrenta el mundo en desarrollo y el mundo desarrollado, para adaptar la velocidad que el cambio educativo requiere frente al cambio que se experimenta por la automatización, la digitalización y la inteligencia artificial. Esa diferencia se basa en su punto de partida.
Tanto Argentina como la región de América Latina y el Caribe vienen logrando avances en materia educativa, pero siguen siendo insuficientes. El diagnóstico muestra con claridad la deficiencia en relación al desarrollo de habilidades y una profunda desigualdad de oportunidades. La magnitud del desafío se resume en la necesidad de garantizar el desarrollo de competencias elementales en todos los niveles de la población, igualar el aprendizaje en estudiantes de diverso origen socio-económico, y a la vez, desarrollar los nuevos saberes que la sociedad del conocimiento demanda.
El impacto real de los avances científicos y tecnológicos es aún incierto, pero su llegada es incuestionable. Empleos diversos en manufactura y servicios ya se ven afectados con clara evidencia. El mercado hoy demanda habilidades de adaptación, pensamiento abstracto, colaboración y auto-eficacia. Cada vez se buscan más personas capacitadas para trabajos vinculados a la ciencia, la ingeniería y la tecnología, y que sepan, además, trabajar en equipo y aprender a aprender constantemente.
Siendo que hoy los procesos de aprendizaje ocurren en diversos contextos y durante toda la vida, las políticas deben articular los esfuerzos de las familias, los maestros, los directores, las instituciones de educación superior, las empresas y los emprendedores. Sin embargo, la escuela, particularmente en países aún en desarrollo y de profunda desigualdad, sigue presentando el contexto ideal para lograr el desarrollo de las habilidades indispensables de lectura, matemática y alfabetización digital, como habilidades de pensamiento complejo y socio-emocionales, posibilitando a los estudiantes continuar preparados para afrontar las siguientes etapas.
La estrategia educativa debe enfocarse en lograr escuelas más autónomas y efectivas, desarrollando maestros y directores profesionales, innovadores, motivados, a través de una carrera que permita el ascenso, la formación continua, y el reconocimiento ante la demostración de liderazgo en procesos que potencien el desarrollo del aprendiz como protagonista en la construcción del conocimiento.
La pedagogía y la neurociencia combinadas presentan claras evidencias de que el aprendizaje significativo solo ocurre cuando se logran entornos propicios, colaborativos, desafiantes, emotivos. Estrategias que incorporan el uso pedagógico de la tecnología, el aprendizaje basado en proyectos y la resolución de problemas, están dando evidencia de eficacia, pero su implementación requiere de profesionales altamente preparados.
Sólo con un sistema educativo de calidad podremos desarrollar el talento de las personas y garantizar el acercamiento a su potencial para que puedan insertarse de modo pleno en este mundo fascinante, veloz, cambiante y exigente.
Los argentinos debemos aprovechar la responsabilidad de liderazgo en el G20 para mostrarnos capaces de conducir el proceso y, a la vez, nutrirnos para fortalecer nuestras políticas educativas y ratificar la decisión de nuestra Nación sobre el rumbo trazado para lograr el desarrollo genuino de nuestra sociedad.
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