En 2012, el último año del que hay datos, hubo 42.416 muertos por armas de fuego
GIL ALESSI São Paulo 15 MAY 2015 - El País
Los datos de muertes violentas en Brasil no remiten. En 2012, el último año con datos disponibles, hubo 42.416 muertos por armas de fuego, el peor balance desde 1980, cuando el Ministerio de Salud comenzó a elaborar el Mapa de la Violencia, cuyo último informe fue presentado este jueves. Mientras, el Parlamento brasileño discute una propuesta para liberalizar la venta de armas.
El Mapa de la Violencia arroja más datos alarmantes: las balas se ceban más (y cada vez más) en la población negra de Brasil. Entre 2003 y 2012, el número de personas blancas muertas por disparos descendió un 23%. Sin embargo, el de personas negras aumentó un 14,1%. Martin Sampaio, coordinador de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Brasil (OABSP) considera que este informe “niega el mito de la democracia racial en Brasil”.
Entre 2003 y 2012, el número de personas blancas muertas por disparos descendió un 23%. El de personas negras aumentó un 14,1%
La razón de esta disparidad es económica: “En teoría, los sectores de áreas más adineradas cuentan con una seguridad doble: pública y privada. Los que viven en las periferias de las ciudades, preferiblemente negros, sólo cuentan con la del Estado, normalmente reducida”, prosigue el texto.
“Brasil mata en la educación, en la falta de vivienda digna, en la salud pública, que es una auténtica fábrica de matar gente, y en la seguridad”, asegura Débora da Silva, fundadora de un grupo de madres, Mães de Maio (Madres de Mayo), cuyos hijos han sido víctimas de la violencia policial.
La “bancada de la bala”
Las cifras llegan cuando un grupo parlamentario, compuesto por varios diputados de distintos partidos y apoyados por lobbies de fabricantes de armas, ha anunciado que presentará una iniciativa a fin de liberalizar el comercio de pistolas y fusiles en Brasil. Este grupo parlamentario ha sido bautizado con el siniestro nombre de bancada de la bala. La iniciativa será votada dentro de tres o cuatro meses, presumiblemente, y dada la atomización y derechización del Parlamento brasileño resultado de las últimas elecciones, tiene serias posibilidades de salir adelante.
Lo que este grupo de diputados busca es la retirada del denominado “estatuto del desarme”, una ley que entró en vigor en 2003, con el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, y que establecía trabas para la adquisición de armas: elevaba de 21 a 25 años la edad para comprar una pistola, se intensificaba el control sobre la venta de munición, se aumentaban los registros y se prohibía salir a la calle armado. Lo que los diputados persiguen es, simplemente, derogar este estatuto.
Es cierto que, con este estatuto, las cifras de muertos por disparos se han seguido intensificando desde 1980. Pero también lo es, según los especialistas, que los asesinatos habrían aumentado mucho más sin esa normativa restrictiva.
El mismo informe presentado este jueves alerta de “la importancia del carácter preventivo de las políticas de control de armas de fuego”. Según los cálculos de los expertos, basándose en extrapolaciones estadísticas, desde la puesta en vigor de este estatuto se han logrado salvar 170.000 vidas.
Desde el otro lado, los diputados de la bancada de la bala abogan por el derecho de los ciudadanos a defenderse ante una “violencia que no deja de subir”. El presidente de la comisión parlamentaria que busca derogar este estatuto, Marcos Montes, que recibió subvenciones para su campaña de empresas de armamento, del Partido Social Democrático (PSD), una formación de derecha, mantiene que su propuesta se basa “en la aceptación popular” y apoya esa afirmación en una consulta que se llevó a cabo en Brasil en 2005.
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