26 de setembro de 2013

La franqueza de Malala se impone en la gala de premios de los Clinton


Solemnidad y glamour presiden la entrega anual de los galardones Ciudadanos Globales de la fundación de la familia del expresidente que premian la filantropía


Malala Yousafzai saluda tras recibir uno de los premios Ciudadanos Globales de la fundación Clinton de manos de Rania de Jordania. / CARLO ALLEGRI (REUTERS)
Los premios Ciudadanos Globales [Clinton Global Citizen Awards], que desde hace siete años otorga la fundación de Bill, Hillary y Chelsea Clinton, nacieron para premiar el liderazgo y las iniciativas de aquellos individuos que han tenido un impacto positivo en el ámbito de la política, la sociedad civil y el sector privado. La gala, que anualmente reconoce la filantropía en sus diferentes facetas, aúna a la solemnidad de este tipo de eventos la dosis de glamour y pompa mundana tan propia del sentido del espectáculo estadounidense y de los Clinton.
La gala de la noche neoyorquina del miércoles fue fiel a esas premisas y combinó la seriedad y la transcendencia de los premiados, entre ellos Malala Yousafzai, la joven paquistaní de 16 años que en octubre del años pasado recibió varios disparos en el cuello y la cabeza por denunciar la opresión y las atrocidades del régimen talibán, o el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, galardonado por su liderazgo en el servicio público, y de otros asistentes, como el vicepresidente Joe Biden, con la frivolidad de las supermodelos o estrellas de Hollywood, que también asistieron al acto.
El tono distendido de la ceremonia lo marcó el encargado de presentar el evento, el actor y director Ben Affleck, quien se presentó a sí mismo como Bruce Wayne, el alter ego de Batman, cuyo personaje interpretará próximamente en el cine para desilusión de muchos de los fans de la saga del hombre murciélago. La ex secretaria de Estado se sumó a las bromas y, tras abrazar a Affleck, señaló que estaba deseando que rodara la segunda parte de Argo. “Ahora estoy disponible”, señaló.
La figura de la ex primera dama y potencial aspirante a la presidencia en 2016 sirvió de comodín para el humor a varios invitados. Malala, tras ser presentada por la reina Rania de Jordania, aseguró que “incluso en EE UU, la gente está esperando que una mujer sea presidente”, sin duda, uno de los primeros apoyos internacionales para su candidatura. Su comentario suscitó las risas del público y sirvió para distender el ambiente instantes después de que ella misma exigiera a Occidente que “en lugar de enviarnos armas, manden libros. En lugar de enviarnos tanques, manden lápices. En lugar de enviarnos soldados, manden profesores”.
Su intervención fue un alegato a la importancia de la educación como garante del progreso y de la igualdad de oportunidades y derechos en el resto del mundo. “Sé que los problemas son infinitos e inabordables, pero la solución es la misma y es simple: educación, educación, educación”, reclamó la joven. Su discurso franco y directo recibió la mayor ovación de la noche e, inevitablemente, sobrevoló sobre el resto de intervenciones de la gala.
A continuación subió al escenario el vicepresidente Biden, que volvió aprovecharse de la presencia de la antigua secretaria de Estado en la sala. “Echo de menos nuestros desayunos de los martes”, le recordó a Hillary Clinton. Biden fue el encargado de presentar el premio al alcalde de Nueva York. El vicepresidente, uno de los más firmes impulsores de una legislación más restrictiva de las armas de fuego, elogió la cruzada que para un mayor control de las mismas está liderando Bloomberg.
“Nunca se ha dado por vencido en esta materia”, recalcó el vicepresidente, quien alabó la trayectoria política del multimillonario al frente de la alcaldía neoyorquina. “No he conocido a nadie a lo largo de mi carrera que haya estado tanto tiempo al pie del cañón y haya hecho más por construir el futuro que tú”, le dijo Biden. En su discurso de agradecimiento, Bloomberg reconoció que “si siempre hubiera soluciones simples a los problemas complejos, no existirían los problemas”.
Las intervenciones de los premiados y sus presentadores se alternaron con las interpretaciones musicales de Elvis Costello, la cantante de Mali, Fatoumara Diawar y la banda The Roots, cuya actuación fue seguida con entusiasmo por el expresidente y su mujer, los anfitriones de una gala en la que la entereza de Malala acaparó todos los flashes.
Malala recibió el premio al liderazgo en la sociedad civil, al igual que el obispo presbiteriano ugandés, Elias Taban, el fundador del Barefoot College, Bunker Roy. Además del galardón por su labor en el ámbito público que recibió el alcalde de Nueva York, Jessamyn Rodríguez, fundadora de Hot Bread Kitchen, y Adam Lowry y Eric Ryan, responsables de Method Products PBC, fueron reconocidos por su liderazgo en el ámbito de la empresa privada.


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