En pantalla se ve a un adolescente vestido con el suéter verde de su escuela. "Hay veces que la hormona puede más que la neurona", dice y enseguida aparece una chica con gorro negro: "La cigüeña no viene de París, viene de un reven (fiesta) donde no te cuidaste".
El video forma parte de una campaña del gobierno mexicano para prevenir los embarazos en adolescentes.
Y nada tendría de particular si no fuera por dos hechos que ahora resaltan:
Entre 2000 y 2012, en los dos gobiernos encabezados por el conservador Partido Acción Nacional (PAN), mensajes como el anterior y las campañas de orientación sexual para adolescentes fueron restringidos.
La decisión influyó, entre otros elementos, para que aumentara la tasa de embarazos entre menores de 19 años, afirman organizaciones civiles.
Según datos del gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) hoy la cifra es mayor a la de 1990, cuando los partos de adolescentes representaron el 18% del total en el país.
La estadística más reciente, de 2012, señala que el porcentaje es de 19,4% de todos los nacimientos.
El alto índice de natalidad entre los menores de edad influyó en el incremento de la población dentro del territorio mexicano.
Una muestra es que en el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010 se encontró que había cuatro millones de personas más de lo que se había estimado encontrar.
Retroceso
Detrás de los números existió una política pública que profundizó el problema, le dice a BBC Mundo Gloria Legorreta de la organización Elige, Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos.
A partir de 2000, cuando el PAN asumió el gobierno del país, los programas de educación sexual y acceso a anticonceptivos para menores de 19 años empezaron a restringirse, o privilegiaron campañas que promovían sólo la abstinencia.
Las campañas de información en los medios se limitaron, igual que el acceso a servicios de salud para los adolescentes, añade. Eso ocurrió particularmente entre 2006 y 2012, cuando gobernó el expresidente Felipe Calderón.
"Cuando iban a las clínicas a pedir condones los estigmatizaban porque eran menores de edad", cuenta Legorreta. "Hubo muchísima información que dejó de ponerse en todos lados".
"La perspectiva que se tenía y se intentó con las políticas conservadoras entre 2006 y 2012 fue: no hablemos de embarazos adolescentes, eso no pasa en México", subraya.
La realidad
Pero sí pasaba. Datos del Inegi establecen que en 2000 nacieron 361.003 niños de madres menores de 19 años de edad. Seis años después la cifra bajó a 338.655; luego repuntó durante el gobierno de Calderón.
Cuando concluyó su mandato los hijos de madres adolescentes fueron 417.142.
Algunos creen que la restricción de programas de información sobre sexualidad influyó en este repunte, pero también reconocen que es resultado del aumento de población juvenil en el país.
De cualquier manera, la tendencia alarma no sólo a las organizaciones civiles sino a también al actual gobierno, en manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El país ocupa el primer lugar en este rango dentro de los miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
La presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz Sánchez, dice que los embarazos adolescentes en el país son "un problema de salud pública".
Las consecuencias pueden ser serias. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que el embarazo entre menores de edad es considerado "de alto riesgo", porque sus hijos tienen mayor probabilidad de nacer con peso bajo y morir en poco tiempo.
Pobreza
¿Se puede revertir el aumento de embarazos entre adolescentes? Sí, afirma Gloria Legorreta, pero conseguirlo necesita atender las condiciones de marginación que en muchos casos alimentan el problema.
"Hay que verlo de forma integral, los jóvenes no sólo necesitan información sexual integral sino las condiciones para recibir educación", señala la activista.
En muchos casos los embarazos entre adolescentes son no deseados, pues de acuerdo con las estadísticas más de la mitad de quienes inician su vida sexual antes de los 19 años no utilizan métodos anticonceptivos.
Un segmento importante de los casos se presenta entre menores en situación de pobreza señala la activista.
"Son mujeres que no estudian o trabajan pero no porque no quieren sino porque tienen poco acceso a educación, empleo o servicios de salud".
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