Proyecta un crecimiento medio para la región del 2,6% entre 2015-2017
La fortaleza de EE UU y la caída del crudo son insufientes para tirar de la economía global
SANDRO POZZI Nueva York 13 ENE 2015 - El País
Divergencias es la palabra más utilizada por las instituciones financieras para representar la coyuntura. Esa tensión que va en los dos sentidos la ve también el Banco Mundial al analizar América Latina. La brusca moderación sufrida en 2014 le llevó a rebajar de nuevo sus proyecciones. Ahora habla de un crecimiento medio del 2,6% entre 2015 y 2017, que se apoyará en la solidez de Estados Unidos, el único motor de la economía global, pero que estará a la vez a expensas del rendimiento de China.
El año que se acaba terminar fue “decepcionante”, con una tasa de crecimiento estimado del 2,6% para el conjunto de la economía mundial. Son dos décimas menos de lo anticipado en junio y los riesgos en las perspectivas siguen tirando a la baja pese al abaratamiento del petróleo, el fortalecimiento de EE UU y los bajos tipos de interés. Para este año proyecta que repunte al 3% -cuatro décimas menos de lo esperado- y al 3,3% en 2016 -dos menos-, para quedarse más o menos a ese nivel el siguiente.
En los países en desarrollo, la progresión ascendente iría desde el 4,4% en 2014, al 4,8% en 2015 y que suba medio punto más en 2016 y otra décima en 2017. Los economistas del Banco Mundial se esfuerzan por ser positivos al decir que, pese a la incertidumbre, “se ve la luz al final del túnel”. Lo mismo se aplica para el caso de América Latina. La proyección del organismo es que el pobre 0,8% que ahora da para el año pasado repunte al 1,7% este 2015 y de ahí vuelva a subir al 2,9% en 2016 y al 3,3% en 2017.
Pero la rebaja es considerable cuando lo que se toma es como referencia la proyección que hizo hace seis meses. América Latina creció en 2014 a la mitad de lo que se predijo en junio. Entonces anticipó que la expansión para el ejercicio que acaba de comenzar sería del 2,9% y de ahí subiría al 3,5% en 2016. Explica que la robusta expansión de Bolivia, Colombia, Ecuador y Paraguay contrasta con el frenazo en Argentina, Brasil y Venezuela.
Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, pide invertir los ahorros del petróleo en programas sociales
El crecimiento medio que el Banco Mundial espera ahora para la región durante los próximos tres años está, además, a mitad de camino del registrado entre 2004 y 2008. Antes de la crisis, el alza de las materias primas y la alta demanda externa hacían de viento de cola. El temor, como se dijo en la cumbre de otoño en Washington, es que esta tasa de crecimiento de entre el 2% y el 3% se convierta “en el nuevo normal” para la región a largo plazo.
Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, pide a los países en desarrollo que aprovechen la transferencia de la renta derivada del abaratamiento del petróleo de los países productores a los importadores para avanzar en las reformas estructurales e invertir los ahorros en programas sociales. Además, insiste en la importancia de que se retiren los obstáculos a la inversión privada, “que puede sacar a cientos de millones de personas de la pobreza”.
Riesgo de volatilidad
Hablando de divergencias, uno de los riesgos para los países en desarrollo en general está en la manera en la que las principales economías gestionen sus estrategias monetarias, porque eso puede generar volatilidad en los mercados financieros. EE UU podría subir tipos de interés ya este verano, tras estar estancados cerca del 0% desde diciembre de 2008. La zona euro y Japón, sin embargo, siguen aumentando los estímulos para salir del estancamiento.
La depreciación de las divisas y la caída de las materias primas, causan estragos en algunas de las economías más grandes de la región
La debilidad del comercio internacional, las tensiones por los bajos precios del petróleo y el riesgo de deflación en la zona euro y Japón también hacen de lastre. “Lo más preocupante es que el estancamiento en algunos países de ingreso alto e incluso de ingreso medio puede ser síntoma de males estructurales más profundos”, comenta Kaushik Basu, economista jefe del Banco Mundial, que cita en este punto la presión demográfica en la productividad.
La notable desaceleración de las economías latinoamericanas se explica así por factores internos que se vieron agravados por la moderación de sus socios comerciales, la depreciación de las divisas y la caída en el precio de las materias primas, “que causaron estragos en algunas de las economías más grandes de la región”. Chile y Colombia, precisa el organismo, tendrá por ello dificultades para mantener el ritmo de crecimiento visto tras la crisis. La economía chilena crecerá un 2,9% este año y un 4,4% la colombiana.
Venezuela y Argentina son los más expuestos al abaratamiento de las materias primas y, además, juega en contra los desequilibrios internos. La actividad económica venezolana se contraerá un 2% este año, tras un 3% estimado en 2014, para tener un ligero positivo en 2016. La argentina sufrirá una contracción del 0,5% este año, un punto porcentual menos severo que la que estima hubo en 2014, aunque en su caso crecería al 1,6% en 2016.
México y Brasil
México, por el contrario, está en mejor posición que otros países para hacer frente un escenario de volatilidad en los mercados gracias a las reformas. También le ayudará enormemente el hecho de que su economía esté tan vinculada a la de EE UU. Su crecimiento será del 3,3% este año y del 3,8% en 2016, frente al 2,1% en 2014. Para Brasil proyecta un repunte del estancamiento en 2014 a un crecimiento del 1% en 2015 y un 2,5% en 2016, aunque la falta de reformas y la débil confianza externa lo lastran.
La esperanza es que el fuerte crecimiento en Estados Unidos de sustento al subcontinente a lo largo de 2015, 2016 y 2017. Aunque a renglón seguido advierte de que una desaceleración más fuerte de lo esperada en China y una caída más pronunciada de los precios de las materias primas “representan riesgos importantes a la baja”. La proyección es que la economía china crezca un 7,1% este año y un 7% en 2016, aunque podría perder ese nivel en 2017.
Una tasa similar de crecimiento la da para India. En el caso de las economías de renta alta, el crecimiento será del 2,2% este año, cuatro décimas más que en 2014, para repuntar una décima el que viene. En este grupo, la proyección es de un 3,2% para EE UU este ejercicio y del 3% en 2016, para en 2017 moderarse al 2,4% que se vio el año pasado. La zona euro crecerá un 1,1% en 2015 y un 1,6% en 2016 y 2017, una progresión similar a la de Japón.
Kaushik Bau admite que la economía global atraviesa por un momento complejo, que planeta numerosos retos. El bajo precio del petróleo empezará este año a dar sustento al crecimiento. Pero señala que se necesitan más motores para lograr que la economía global vuelva a beneficiarse de tasas más robustas de expansión. Da así por descontado que el crecimiento a largo plazo vaya a estar al nivel previo a la última crisis financiera.
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