13 de janeiro de 2011

El mundo se esta achicando: la Web


Ariel Torres
LA NACION

Jueves 13 de enero de 2011 

En 1929 el escritor húngaro Frigyes Karinthy previó en uno de sus cuentos que, debido a los avances técnicos, el mundo se estaba achicando; o, para ser más exactos, la distancia entre las personas se estaba acortando.
En la década de 1960 los trabajos sobre redes sociales de Michael Gurevich, en el Massachusetts Institute of Technology, y los experimentos de Stanley Milgram, en la Universidad de Harvard, intentarían determinar cuánto estaba achicándose el mundo. Descubrieron que la sociedad humana es una red en la que cada persona está a sólo seis individuos de distancia de cualquier otra. Aunque Milgram nunca usó la frase "Seis grados de separación", sus hallazgos han quedado irremediablemente asociados al título de la obra de teatro de John Guare (adaptada al cine en 1993). En rigor, y como algunos experimentos recientes han venido a revelar, los grados de separación pueden ser entre 3 y 12, con un promedio de alrededor de 6.
La cuestión era cómo conectar los puntos.
Entran en escena las redes sociales, que en 2010 emergieron como un nuevo factor de poder no sólo en el mundo virtual, sino también en el real. ¿Cuál es el secreto de estos servicios? Facebook, Twitter y compañía ofrecen medios sencillos para navegar los seis grados de separación.
Esto es nuevo, pero tiene que ver con algo que existe desde hace mucho. Toda la Internet se ha estado comportando como una inmensa red social desde sus inicios.
Los veteranos del ciberespacio saben que socializar allende toda frontera está en el tuétano de la Red. Aunque sólo ahora Facebook y Twitter llegan a la primera plana de los diarios, el carácter social de Internet se reveló mucho tiempo atrás, entre 1990 y 1991, a causa de una guerra en el Golfo Pérsico y un intento de golpe de Estado en la Unión Soviética.
En los Estados Unidos los accesos particulares a Internet por línea telefónica se habían estrenado en 1989 con la llegada del primer proveedor de Internet de la historia, The World (www.theworld.com), nombre ambicioso pero a la larga profético. Un año antes, un estudiante finlandés de 21 años llamado Jarkko Oikarinen, que hoy trabaja en Nokia, había escrito un sistema de chat que bautizó IRC (por Internet Relay Chat).
Descentralizado, basado en texto, rústico para los estándares multimedia actuales, el IRC permitió, sin embargo, que los primeros norteamericanos en línea se pusieran en contacto (chatearan) con quienes se encontraban cerca del teatro de operaciones de la Guerra del Golfo. Preferían la noticia de primera mano y no la versión cinematográfica de la CNN. Poco después, durante el intento de golpe de Estado contra el líder de la por entonces Unión Soviética, Mikhail Gorbachov, en agosto de 1991, el IRC volvió a ser el medio por el que circularon los informes en medio de una fuerte censura a los medios de prensa.
Esta posibilidad, inaccesible hasta el advenimiento de la red global, catapultó la popularidad del IRC. Veinte años después, con Facebook, Twitter, Skype y la mensajería instantánea reinando en la Red, todavía existen 1500 servidores de IRC en el mundo, con unos 500.000 usuarios conectados en todo momento.
Donde se la mire, la historia de Internet pone de manifiesto su carácter de red social. Cuando entrevisté a Vinton Cerf, uno de los arquitectos de la Red (www.lanacion.com.ar /940090), una de sus frases recurrentes se refería a que la tecnología de Internet había sido obra de un vasto entramado de estudiantes graduados que instrumentaron sus ideas y las de su colega Paul Kahn. Vinton parecía particularmente interesado en destacar el hecho de que Internet nunca se hubiera convertido en realidad sin esta red social de programadores. Que no era obra de ellos dos solos, sino de cientos de personas interconectadas.
Usenet, uno de los servicios más antiguos del ciberespacio, fue ideado en la Universidad de Duke por los estudiantes graduados Tom Truscott y Jim Ellis en 1979, antes de que Arpanet se convirtiera en Internet. Mezcla de correo electrónico y foro de discusión, Usenet llegó a ser uno de los más populares e influyentes lugares de reunión virtual. Organizado en grupos de noticias (que no tenían que ver estrictamente con la actualidad) y sin ninguna autoridad o servidor centralizado, su naturaleza y dinámica eran muy semejantes a las de las redes sociales de hoy.
Fue en uno de los grupos de Usenet que otro finlandés célebre, Linus Torvalds, publicó el 25 de agosto de 1991 que estaba intentando crear un sistema operativo libre. "Es sólo un hobby", aclaraba. Pero Internet llevó esta nueva a todos los rincones del mundo, puso el sistema de Torvalds en contacto con piezas de software libre que existían previamente, comunicó grupos de programadores y muy pronto lo que en el futuro sería conocido popularmente como Linux estaba creciendo a pasos agigantados. Hoy el hobby de Torvalds está en los servidores de Google, en la mayoría de las supercomputadoras más potentes del mundo y hasta cotiza en bolsa, por medio de la compañía Red Hat (Nasdaq: RHAT).
De hecho, si Torvalds no hubiera sabido del sistema operativo GNU, creado por Richard Stalman en 1983, y su Licencia Pública General, de 1989, no habría podido compartir su hobby dentro de un marco legal seguro. Pero había tan sólo seis grados de separación entre uno y otro y esa red social llamada Internet hizo el resto.
Ejemplos como éstos podrían llenar cientos de páginas.
Es, por lo tanto, demasiado simplista afirmar que 2010 fue el año de las redes sociales. Más bien lo que ocurrió fue que las herramientas sociales, presentes desde siempre en el genoma de Internet, se volvieron sencillas, se despojaron de los ásperos tecnicismos y se pusieron así al alcance del resto de nosotros.
Algo semejante había ocurrido con los blogs a principio de siglo. Publicar una página web era posible desde abril de 1993, pero no era fácil. Los servicios de blogs simplificaron la creación y gestión de un sitio y pusieron el poder del broadcasting digital en manos del público no informático. El escenario de lo que llamamos periodismo, noticia y actualidad cambió para siempre.
Facebook, Twitter, LinkedIn y los otros servicios de este tipo permiten sortear los seis grados de separación sin escribir ni una línea de código, sin saber nada de computadoras o protocolos de Internet. Esto, de nuevo, lo está cambiando todo.
© La Nacion

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