07-11-11 | OPINION
Por Jorge Werthein
Jorge Werthein es doctor en educación por la Universidad de Stanford, presidente de Sangari Argentina y ex director de UNESCO Brasil
La integración de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a la educación y la consiguiente transformación del aula son un hecho de escala global. El último WISE Summit, que se realizó en Doha, Qatar, en la primera semana de noviembre y del cual tuve el privilegio de participar, reunió a líderes y educadores de todo el planeta que mostraron, compartieron y discutieron sobre los mejores proyectos para aprender y enseñar con nuevas tecnologías.
Representantes de los centros universitarios dedicados a la innovación de China, Corea e India, líderes de proyectos de desarrollo educativo del África, investigadores de Europa, Estados Unidos y América Latina, empresarios dedicados al desarrollo de tecnologías, líderes sociales de ONGs, periodistas y maestros y directores de Brasil, Palestina, Marruecos, entre otros países, dedicaron la semana a conversar acerca de cómo será el futuro inmediato de la escuela.
En efecto, llegan a la escuela con la promesa de un cambio radical. En los países de nuestra región, todos los gobiernos han diseñado programas y políticas de equipamiento, acceso y formación docente de gran escala. Juan Carlos Tedesco, ex ministro de Educación de Argentina y destacada voz regional en materia de política educativa, sostiene hace ya rato que alfabetización en estos tiempos también quiere decir alfabetización científica y digital.
Lo irreversible del proceso es motivo de celebración y ha dado un nuevo impulso para que la escuela vuelva con fuerza a ocupar el lugar clave que siempre tuvo para pensar e implementar políticas de desarrollo. Hasta aquí, el vaso medio lleno. Escuelas conectadas y el deseo de poner a la escuela a tono con la cultura contemporánea.
Si miramos el vaso medio vacío, sin embargo, veremos que falta un largo camino por recorrer. Este año, la discusión política y académica ha pasado casi integralmente por pensar diseños posibles para el aula conectada. Existe una vastísima producción de información sobre modos y propuestas pero la dinámica de lo que pasa con los alumnos, los docentes y la escuela en las aulas que implementan modelos de enseñanza de un alumno por computadora (conocidos como modelos 1 a 1) es una tarea pendiente.
Si acaso fuera cierto que Internet propicia modos de conocimiento más superfluos, ¿cómo puede la escuela generar formas de relación con las TIC que sean desafiantes, que despierten las ganas de saber, que mejoren los aprendizajes?
Las lecciones del WISE Summit coinciden con las conclusiones de todos los especialistas: la escuela puede lograrlo con docentes formados y entusiasmados, con formas de evaluar que miren otros aspectos del proceso de aprendizaje, y, sobre todo, con la reafirmación de que sigue siendo la escuela el lugar donde puede empezar un cambio colectivo que construya un futuro mejor para todos.
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