El sociólogo ecuatoriano Adrián Bonilla, quien además es secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), plantea el fracaso de la guerra a las drogas promovida por Estados Unidos. A su juicio “el problema de las drogas no es un problema de seguridad, sino que de salud pública”.
Especializado en Política Comparada en la Región Andina y dinámicas de construcción de seguridad en América Latina, Bonilla es Doctor en Estudios Internacionales de la Universidad de Miami. Elegido en el cargo de Flacso en la última Asamblea General del organismo académico regional, celebrado en mayo en Quito, su acercamiento al tema de las drogas lo ha desarrollado en varios papers y en los libros Las sorprendentes virtudes de lo perverso. Ecuador y Narcotráfico en los 90 (1993) y Economía política del narcotráfico. El caso ecuatoriano (1991), coeditado con Bruce Bagley y Alexei Páez.
Su foco de interés desarrollado en sus investigaciones ha sido el lugar de Ecuador en la economía política del narcotráfico en la región andina en los ’80, pesquisa en el que se despliega sobre la historia del cultivo en el país, los patrones de consumo, los actores sociales involucrados en el negocio, como los pequeños traficantes; la influencia del lavado de dinero en la economía nacional y el impacto del narcotráfico en el sistema jurídico.
Bonilla es uno de los pionero investigadores de las ciencias sociales que analizó la guerra contra las drogas promovida por los gobiernos norteamericanos de Ronald Reagan y George Bush a principios de los ’90, lo que lo lleva a concluir que los efectos de la guerra no han “logrado ningún objetivo estratégico hasta el momento. Al contrario, lo que hemos tenido nosotros son una serie de conflictos de violencia, deterioro de las instituciones, colapso de los regímenes de justicia en los países más involucrados”.
¿Cómo llegó al tema de política de drogas?
- Cuando era estudiante de doctorado en Estados Unidos. El tema era muy importante para la región andina porque se trataba del problema político y social más intenso. Era la época en que terminaba la guerra contra Pablo Escobar y el narcoterrorismo en Colombia. Se había declarado la guerra contra las drogas y los enfoques de análisis no se hacían desde las políticas comparadas.
Ya con Nixon a principios de los ’70 se hablaba de guerra a las drogas.
- Con Nixon se construye el tema de las drogas. Antes de la caída del muro de Berlín era la política central de Estados Unidos hacia la región andina, que se cierne sobre los países proveedores y que tiene como objetivo la erradicación de las plantaciones ilegales, política que ha fracasado a lo largo de los 30 años en que ha sido aplicada porque el problema de las drogas no es un problema de seguridad, sino que de salud pública. Este cimiento que lo construye como un problema de seguridad obedece a razones de discurso moral antes que a una racionalidad en términos de eficacia.
¿Y la racionalidad que concluye?
- Las drogas no han bajado en su producción y los precios se han mantenido estables, la población consumidora también se ha mantenido. No se ha logrado ningún objetivo estratégico hasta el momento. Al contrario, lo que hemos tenido nosotros son una serie de conflictos de violencia, deterioro de las instituciones, colapso de los regímenes de justicia en los países más involucrados.
POLÍTICAS DE DROGAS EN ECUADOR
El giro en la política de drogas ecuatoriana con la Ley de Indulto de Mulas del 2008 ¿fue realmente un cambio respecto de las políticas hasta el momento aplicadas en Ecuador?
- Significó un cambio simbólico muy importante, mas no radical. Fue un indulto a pequeños traficantes, pero las leyes ecuatorianas no han variado desde esa fecha. Todavía no se establece el monto mínimo para consumo personal, lo que autoriza la discrecionalidad de la policía, se mantiene la persecución a los consumidores y el resto de las políticas antidrogas continúan intactas.
¿Y hoy cómo definirías las políticas de drogas en Ecuador?
- El clima político y moral respecto de drogas es muy conservador en Ecuador. Aunque tuvimos el indulto de las mulas, el marco legal se mantiene estable y nosotros hemos visto nuevas iniciativas gubernamentales que apuestan por subir las penas a propósito de algunos delitos. El clima político en Ecuador es el de penalizar aún más.
No será que el gobierno ecuatoriano, a. igual que otros gobiernos de izquierda de la región, usa las políticas de drogas como moneda de cambio…
- No creo que tenga que ver con Estados Unidos, sino que más bien con convicciones propias de un gobierno que en términos morales es bastante conservador.
DE NARCOS Y MITOS
¿Cuál es el eslabón más débil de la cadena afectada por las políticas de drogas?
- El eslabón más débil son las instituciones de los países latinoamericanos cuyas sociedades están atravesadas por este fenómeno. Son las instituciones, los sistemas de justicia, la vulnerabilidad de los órganos de policía y el Ejército cuando son atraídos a las dinámicas de corrupción.
¿Y en relación a los sujetos?
- Más que hablar de más débiles, es constatable de que quienes tienen menos recursos son los campesinos. La primera plataforma, son personas sujetas a la presión de grupos armados y a la policía, que ganan muy poco por su trabajo, el que es arriesgado y siempre están a punto de perderlo todo.
Hay un personaje en este relato: el ‘narco’. Un personaje muy representado en los medios. ¿Podríamos intentar hacer un perfil?
- Este ha cambiado históricamente en tanto ha sufrido presiones del mercado o del control e interdicción. En los países andinos y en Colombia teníamos grandes organizaciones delictivas que hacían la interrelación entre los productores y los mercados en el extranjero, organizaciones que fueron famosas como los carteles de Medellín y de Cali, organizaciones que llegaron a tener influencia política. Hoy las organizaciones ilegales han mutado. La mayor parte de los grandes carteles colombianos fueron destruidos y el negocio fue portado por organizaciones más pequeñas, sin organizaciones políticas, pero que terminan cumpliendo las mismas funciones. La mano dura contra los grandes carteles provocó que el acceso y la distribución del producto se adaptaran porque siempre hay un mercado consumidor y productores.
Hay una zona gris en el mercado de drogas y en las representaciones sociales: los microtraficantes…
- Son un epifenómeno de un problema mucho más amplio. Un fenómeno económico que supone una oferta y una demanda. La demanda ya no son más los países desarrollados. Siguen siendo un fuerte mercado y América Latina ha ampliado muchísimo su mercado. El problema no es el mercado de las drogas, sino que si este mercado es conflictivo o no conflictivo. Si fuese según esto último no debiera haber problemas. En este sentido los traficantes son una variable dependiente de un mercado mucho más amplio. En la medida que hay demanda por parte de muchos consumidores, habrá personas que los provean.
EL NARCO Y LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL NARCOTRÁFICO
¿Podrías desarrollar la idea sobre la economía política del narcotráfico?
- La idea de que este es un fenómeno político de carácter transnacional y económico, donde existe una oferta y una demanda y en el que la dinámica y el proceso político giran alrededor de ecuación económica.
¿Podríamos hacer un balance de la llamada iniciativa andina para frenar los cultivos de plantas declaradas ilícitas?
- La iniciativa andina suponía un sistema de incentivos acompañada de políticas de controles de los países: Políticas arancelarias, subsidios y estímulos para el cultivo de algunos productos, fueron contaminadas después de los atentados a las torres gemelas por una visión política que vinculó el fenómeno del narcotráfico con un fenómeno social distinto al del terrorismo. Tuvimos las políticas de apoyo al gobierno colombiano para luchar contra los carteles. En términos generales todas estas iniciativas y políticas que vienen de una estrategia prohibicionista que tiene como objetivo la interdicción y la erradicación fracasaron porque el fenómeno no tiene que ver con seguridad.
DESPENALIZACIÓN DE TODAS LAS DROGAS
¿Hacia dónde debe avanzar unas políticas de drogas más sensatas?
- Hacia la despenalización del consumo de todas las drogas y hacia políticas de salud pública que permitan controlar el consumo y establezcan los límites de tolerancia social.
No le resulta problemático decir esto como director de Flacso. En mi país alguien con su cargo sería difícil que dijera eso…
- He estudiado el tema y creo que se puede argumentar lógica y racionalmente esta idea.
Pero hay hartos prejuicios sobre el tema
- Creo que pese a que esto es muy lógico y racional, es muy improbable que pudiera materializarse porque el discurso antidrogas es un discurso que se ha construido política y moralmente. Así, en los países en América Latina es improbable que cualquier político plantee estas iniciativas.
Mauricio Becerra Rebolledo
Nenhum comentário:
Postar um comentário