Aquí también podemos hacerlo
Nora Bär
Por su volumen y recursos humanos y económicos, la maquinaria de investigación más poderosa del planeta es la norteamericana. Y la revista científica número 1, Science , fundada por Edison en 1880. Todas las semanas publica algunos de los avances más resonantes de la actualidad y tiene alrededor de un millón de lectores.
Obviamente que Science decida publicar un trabajo no sólo es un honor, sino un éxito infrecuente, ya que todos los años recibe 12.000, de los cuales acepta sólo el 8 por ciento.
La primera selección está en manos de 154 de los científicos más destacados del mundo en su área: el comité de revisores, que son quienes evalúan si se trata de una contribución sobresaliente y original. De ellos, unos 88 son norteamericanos; 58, europeos; 6, japoneses, y uno, chino. Pero acaba de producirse un hecho excepcional: a ese grupo de revisores se incorporó un investigador -¡el único!- que vive y trabaja al sur del Ecuador, nada menos que el biólogo molecular argentino Alberto Kornblihtt, profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, científico del Conicet, y una personalidad internacionalmente reconocida en el estudio de los procesos que le permiten a un gen dirigir la síntesis de diferentes proteínas.
Para Kornblihtt, egresado del Colegio Nacional de Buenos Aires y apasionado defensor de la educación pública, ésta es sólo una más de una larga lista de distinciones. Para la ciencia local, el orgullo de confirmar una vez más que aquí también podemos hacerlo...
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