Investigadores de las universidades de Chicago y Stanford vienen desarrollando un novedoso estudio sobre los vínculos entre el progreso económico y el uso del talento humano (The Allocation of Talent and U.S. Economic Growth, de Chang-Tai Hsieh y coautores). Al analizar el crecimiento de Estados Unidos durante el último medio siglo, ellos encuentran que la reducción de las barreras ocupacionales que enfrentaban las mujeres y los afroamericanos explica, en gran medida, la reducción de las brechas salariales, el aumento de la participación laboral femenina y el aumento de los salarios agregados.
La mejora de oportunidades laborales para mujeres y afroamericanos trajo consigo desarrollo económico para todos.
Como sostienen cada vez más la comunidad académica y de gestores de políticas, “hacer economía inclusiva es hacer economía inteligente”.
Ahora bien, ¿cuál es la situación de Colombia al respecto?, ¿qué se puede hacer para continuar la reducción de las barreras ocupacionales de las mujeres?
De eso se trata esta nota, pero les adelanto la respuesta en corto: más Baldor.
Hoy por hoy, hay razones para pensar que las mujeres enfrentan importantes barreras ocupacionales en Colombia. Datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares del 2009 del Dane, muestran que dentro de las 10 ocupaciones con mayores salarios mensuales (directores de empresas, economistas, arquitectos, ingenieros, juristas, especialistas en ciencias físico-químicas, médicos, pilotos, biólogos y agrónomos), sólo 37 por ciento de esos trabajadores son mujeres.
Dos décadas atrás la situación era incluso peor. Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares de 1990, dentro de las mismas 10 ocupaciones mejor remuneradas del país, había sólo 27 por ciento de mujeres.
Pese a la mejora, la baja participación femenina en las ocupaciones mejor remuneradas contrasta con el notable avance que han tenido las mujeres en graduación escolar y universitaria.
Si para 1990 el universo de graduados universitarios en Colombia era mayoritariamente masculino (56 por ciento de hombres), dos décadas más tarde este universo es ahora mayoritariamente femenino (53 por ciento de mujeres).
Si las mujeres están estudiando más ¿por qué reciben salarios menores y tienen menor acceso a las ocupaciones mejor remuneradas? El lector habrá notado que entre las ocupaciones mejor remuneradas hay más de las que requieren habilidades matemáticas que lectoras (9 versus 1). Y en Colombia los desempeños escolares de las niñas en matemáticas están muy por debajo de aquel de los niños.
Aquí unos datos. La Ocde con sus pruebas Pisa evalúa las habilidades de jóvenes de 15 años para un conjunto amplio de países en el planeta. La prueba más reciente, del 2009, fue aplicada en 65 países, incluida Colombia. Ya se ha reportado y discutido anteriormente cómo Latinoamérica y Colombia, en particular, muestran desempeños que están muy por debajo de los del resto de países del estudio. No discutiremos eso una vez más aquí.
En este caso quiero llamar la atención sobre las diferencias de género en los desempeños, especialmente en los de matemáticas. Colombia se destaca por tener la mayor brecha de desempeños entre niños y niñas. Aquí las brechas de género rondan los 30 puntos en promedio, mientras que en los países de la Ocde el promedio es de 12 puntos.
Ahora bien, para llegar a las ocupaciones con las más altas remuneraciones del mercado es necesario tener desempeño destacado, no basta con los promedios.
Una mirada a las estadísticas de estudiantes destacados en la misma prueba Pisa arroja resultados aún más alarmantes en términos de paridad de género.
La prueba fue rendida por aproximadamente 100.000 estudiantes latinoamericanos. Enfoquémonos en el 1 por ciento superior, es decir, los 1.000 estudiantes con mejor desempeño en matemáticas en la región.
Una primera realidad a constatar es que sólo una de cada tres estudiantes dentro de este selecto grupo de estudiantes latinoamericanos es mujer, 336. Un segundo elemento de esta realidad, que debería llamarnos más la atención, es que dentro de este grupo de mujeres sólo 4 son de este país. Las mujeres colombianas representan sólo el 0,4 por ciento de la élite estudiantil de la región.
Aún hay mucho debate abierto acerca de las herramientas más efectivas para mejorar esta situación. Se han probado varias estrategias, algunas con más éxito que otras.
Dentro de ellas destacan: separar a los niños y las niñas en las clases de ciencias y matemáticas, incentivar la presencia de mayor número de maestras de matemáticas (la mayoría de los maestros son hombres), y trabajar contra los estereotipos que dicen que las matemáticas “no son cosa de mujeres”.
HUGO ÑOPO
Especialista Líder de Investigación en Educación del Banco Interamericano de Desarrollo.
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