La PNUD aboga por trabajar más con comunidades locales para que se sientan más partícipes de la celebración del torneo y evitar problemas de inseguridad
JOAN FAUS Washington 29 MAR 2014 - 01:13 CET
Cuando solo faltan dos meses y medio para el inicio del Mundial de fútbol en Brasil, la seguridad sigue siendo la gran preocupación ante la posibilidad de que se repitan las masivas protestas sociales de junio pasado o que se perpetren ataques de los clanes del narcotráfico. Precisamente hace unos días el Ejército brasileño ha vuelto a ocupar algunas favelas de Rio de Janeiro. El Gobierno brasileño ha garantizado por activa y por pasiva la seguridad del torneo y de los visitantes, pero es frecuente oír voces que creen que habría que hacer mucho más, como las que se oyeron este viernes en Washington.
En un coloquio en el Instituto de Brasil del Wilson Center, Erica Machado, responsable de proyectos del PNUD, el programa de desarrollo de la ONU, pidió poner mayor énfasis en la prevención para mejorar la seguridad y a su vez conseguir que la ciudadanía se sienta más participe con la cita más importante del mundo del fútbol. Machado sugirió que puede ser demasiado tarde para ello. "Nuestra posición es que se dé prioridad a la prevención, pero se debería haber iniciado atrás. Ahora no existe", afirmó. Pero, queriendo evitar un tono alarmista, se mostró convencida de que será un Mundial seguro. Admitió, no obstante, que hay un "escenario ciertamente de poca certeza" en algunas ciudades que acogerán los partidos.
Según Machado, la prevención es la "mejor forma" de reducir los índices de violencia, como demuestran algunos proyectos del PNUD en Brasil y en ciudades colombianas como Bogotá y Medellín. La analista considera que el Mundial de fútbol ayudaría a impulsar más proyectos sociales dentro de las comunidades, en especial para mujeres y jóvenes, para mejorar sus condiciones de vida y evitar posibles episodios de inseguridad. Esto también mejoraría la relación con las autoridades policiales y establecería una relación de más igualdad. "Si hay una mejor relación entre la comunidad y la policía la mejora es increíble", sostuvo.
Pero de momento esto no se está produciendo. Paradójicamente en uno de los países donde el fútbol mueve más pasiones, según una encuesta reciente de Datafolha, el apoyo de los brasileños al Mundial era en febrero del 52%, su nivel más bajo desde noviembre de 2008, cuando el respaldo llegaba al 79%. Para la responsable del PNUD todo ello se debe al llamado "patrón FIFA" y al malestar -que fue la semilla de las protestas de junio- de que se invierta mucho más dinero en las instalaciones del torneo que en educación y sanidad, y no se combata con más vigor la corrupción.
Hablando sobre la experiencia del PNUD en la mejora de la seguridad ciudadana en partes de Brasil, Machado insistió en la importancia de blindar los proyectos de los ciclos electorales, hacer entender a políticos y vecinos que "el protagonismo es de todos y no solo de la policía". Tambié pidió aumentar la participación de las comunidades y de los gobiernos y mejorar la situación económica de los ayuntamientos, que en ocasiones carecen de capacidad de maniobra.
En el coloquio en el Wilson Center también participaron otros expertos brasileños. Dino Caprirolo, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lamentó que, pese al aumento del gasto público en seguridad, la tasa de homicidios apenas se ha reducido en Brasil -que es el noveno país latinoamericano en ratio de homicidios-, lo que atribuyó en parte a la falta de coordinación entre las distintas capas gubernamentales y a la lentitud de la justicia.
Caprirolo también deploró la excesiva represión policial, por ejemplo de las protestas sociales que se han ido produciendo desde junio pasado. Precisamente este viernes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos celebró en Washington su primera audiencia sobre este asunto, con testimonios de representantes de organizaciones de derechos humanos y de las autoridades brasileñas.
José Luiz Ratton, profesor en la facultad de sociología de la Universidad Federal de Pernambuco, ensalzó que ha habido una reducción de muertes violentas pero que ésta ha sido desigual a lo largo del país y criticó que, pese a los numerosos planes de asistencia social impulsados por el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y mantenidos por su sucesora Dilma Rousseff, el Gobierno no aprovechó la preparación del Mundial para hacer grandes inversiones en barrios humildes, lo que también ayudaría a prevenir posibles episodios de inseguridad.
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