Parece haber consenso entre los distintos actores de la Educación Superior, sobre la necesidad de que los profesionales hoy en día cuenten con actitudes, competencias y conocimientos que les permitan desenvolverse y trabajar en un mundo globalizado, interconectado y multicultural. Una de las opciones para lograr estos propósitos de formación, es promover acciones de movilidad internacional que le den al estudiante la oportunidad de vivir una experiencia académica en otro país. De allí que, junto a la cooperación científica, las iniciativas de internacionalización de las universidades conviertan la movilidad estudiantil en su actividad central.
Sin embargo, los recursos limitados (de los programas oficiales de becas y de los bolsillos familiares) hacen que, en América Latina, solo el 5% de los estudiantes tienen una oportunidad de formación en el exterior cada año según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE 2007). Se puede verificar, es cierto, un incremento en las cifras de movilidad. Pero, que un estudiante obtenga un postgrado en el exterior o pueda participar en un intercambio académico, sigue siendo la excepción de la regla.
Ahora bien, si la movilidad académica no puede ser para todos los estudiantes, la internacionalización del currículo, permite ofrecer a todos, experiencias de aprendizaje global e intercultural desde “casa”. La OCDE define la internacionalización del currículo como: “un currículo con orientación internacional en contenido y/o forma, que busca preparar estudiantes para realizarse (profesional, socialmente), en un contexto internacional y multicultural, diseñado tanto para estudiantes nacionales como para extranjeros”.
Sabemos que el currículo académico es considerado el principal vehículo para transferir conocimientos, actitudes y competencias. En este sentido, para lograr que los estudiantes gradúen con competencias internacionales y multiculturales, se requieren estrategias concretas que transformen los contenidos curriculares, las formas de enseñar, las experiencias de aprendizaje dentro del aula y los métodos de evaluación.
La Asociación Columbus desarrolló en los últimos meses un taller sobre estrategias claves para la internacionalización, con el apoyo de reconocidos expertos en la materia y la participación de responsables de relaciones internacionales de universidades miembros[1]. Se pudo constatar un impulso a las actividades consideradas parte del proceso de internacionalizar el currículo; por ejemplo: el establecimiento de convenios de dobles titulaciones o titulaciones conjuntas entre los programas académicos y sus pares en otro país (que implica la validación de créditos académicos), desarrollo de asignaturas en inglés, enseñanza de dos o más lenguas, asignaturas de contenido internacional (política internacional, relaciones internacionales, conflictos, culturas etc..), materias ofrecidas por profesores extranjeros visitantes, inclusión de estudios de casos internacionales dentro de las cátedras, referencias bibliográficas en otros idiomas.
Todas estas iniciativas apuntan a hacer más atractiva la oferta de programas académicos para incrementar la movilidad entrante de estudiantes extranjeros, preparar a los estudiantes en lenguas extranjeras para que amplíen sus posibilidades de hacer una experiencia internacional, o bien para formar a los alumnos en áreas de desempeño internacional (negocios, comercio, y relaciones internacionales), entre otras.
Se ha podido comprobar entonces, que el intercambio entre responsables de las relaciones internacionales sobre los tipos de actividades que facilitan la internacionalización curricular es muy útil. Sin embargo, un proceso que implique transformación de contenidos, experiencias de aprendizaje y métodos de evaluación, como lo sugiere la internacionalización del currículo, no es competencia de oficinas administrativas (aunque su apoyo es muy importante), sino responsabilidad directa de los directivos académicos. Esto lleva a plantear una cuestión más fundamental: cómo lograr que la internacionalización del currículo pase a ser una prioridad de desarrollo de las vicerrectorías y facultades académicas.
Lo anterior hace parte de las conclusiones del programa desarrollado por Columbus. Se percibe un “mismatch” entre la percepción de los encargados de la internacionalización en la institución y la disposición a afrontar procesos complejos de transformación curricular de quienes tienen la competencia institucional para fortalecer su dimensión internacional.
Para concluir, se puede afirmar que sólo el convencimiento de los actores clave sobre los beneficios que resultan de implementar actividades de internacionalización, por ejemplo en términos de la mejora o diferenciación de la oferta académica, puede permitir preparar a todos los estudiantes para un mercado laboral globalizado. En algunas disciplinas como las ingenierías, esto ocurrirá antes de lo que pensamos.
Kelly Henao
Kelly Henao, es magíster en Cooperación Internacional y Desarrollo, Facultad de Ciencia Política, Université Montpellier I, Francia; y graduada del Programa de Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte. Desde febrero 2009 es responsable y coordinadora de proyectos web-based en la Asociación Columbus, Paris; en donde ha desarrollado con expertos del área de la internacionalización de las universidades, programas de formación dirigidos a profesionalizar las áreas de relaciones internacionales de las universidades europeas y latinoamericanas. Responsable de la aplicación de metodologías dirigidas al mejoramiento de la gestión universitaria, desarrolladas a través de plataformas web. Ha trabajado en el diseño y ejecución de proyectos Alfa y Erasmus Mundus, financiados por la Comisión Europea y coordinados conjuntamente por universidades colombianas y europeas. Ha participado en conferencias internacionales donde se discuten líneas de trabajo en el marco de la cooperación y el desarrollo: Jornadas Europeas de Desarrollo, Estrasburgo, Francia, 2008; II Conferencia Fórum di Torino: Sistemas regionales de innovación: de la visión a la realidad. Santiago de Compostela, España; Jornada de la experiencia francesa en el campo internacional, (FCI, France Coopération Internationale) 2009, entre otras.
Daniel Samoilovich
Sociólogo argentino. Luego de haber realizado estudios de Post grado en Ciencia Política en Heidelberg, Alemania, se desempeño entre 1987 y 1993 como coordinador para América Latina de la Conferencia de Rectores Europeos – CRE (hoy EUA). Colaboró con un equipo internacional en la creación de la Asociación Columbus (red de 54 universidades de América Latina y Europa), pionera en la cooperación universitaria entre directivos de Europa y América Latina. Entre otros cargos se desempeñó como Director fundador del Instituto Superiore Mario Boella para las tecnologías de la información y la comunicación y Director de Networking e Internacionalización de la Fondazione Torino Wireless (Italia). Es Director de la Asociación Columbus y del Forum Euro-Latinoamericano de desarrollo regional basado en la innovación, una plataforma para fortalecer la cooperación de regiones innovadoras de Europa y América Latina. Es también miembro del Consejo Asesor de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, Barcelona.
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