28 de fevereiro de 2014

Marketing Technologies in Public Schools* by larrycuban


The ways that high-tech vendors market their products just ain't helping teachers.
Companies selling new hardware and software to  K-12 schools—over $18 billion was spent in 2013-- have three serious problems:
1. Determining who is the customer.
2. Ignoring how teachers and students use devices and software in real time.
3. Marketers hype claims for achieving student outcomes that few teachers believe.
Who is the customer?
Apple, Dell, and software firms have a hard time figuring out who their customers are. They want to have students and teachers use their products but few sales representatives ever talk or listen to teachers. Instead, most companies market their products to school district IT  professionals, district office administrators, and superintendents. Why?
That is where the money is. School officers are the ones who recommend to boards of education what to buy and how to deploy devices and software. From start-ups to established companies, high-tech representatives rarely involve teachers or students in their pitches to district officers or school boards. So the paradox is that the end-users (teachers and students) have little to do with purchasing decisions.
There are two exceptions, however. First, most parents want their infants and toddlers to read early even before they set foot into kindergarten, much less first grade, the traditional gateway to reading for nearly a century. Ads claim that their software will give their children an edge in learning over other kids. And, second, marketers have targeted children because as one advertising exec said: "We’re relying on the kid to pester the mom to buy the product rather than going straight to the mom.”
Ignoring how teachers and students use devices and software in real time.
Market researchers in high-tech companies selling to schools seldom, if at all, look into actual classrooms to determine use. Instead, they depend upon the usual array of soft, quick, and dirty findings reaped from focus groups and teacher, student, and administrator surveys. These surveys are cheap, easy, and fast to do. But no direct observation of students working with tablets and software.
Without knowing how students actually use the equipment, it is all guesswork piled atop those unreliable results from surveys and focus groups. Of course, to do so is quite expensive and intensive labor on the part of marketers. There are academic researchers, however, who do such investigations, (see here) and even ones that work for for-profit firms who ask the right questions (see here). Seldom are their studies used.
Marketers hype claims for achieving student outcomes that few teachers believe.
Look at ads for software for schools and you will see words that promise student engagement and improved academic achievement (see, for example: Dell Computers: 2011-western-heights high school). Like hot dogs and mustard or Harry and Sally getting together, over-promising that software and new mobile devices will engage students, raise test scores of minority students and close the achievement gap are joined like Siamese twins. “Schools powered by (put in your favorite software company) report impressive gains in first year.”  Yet most of the evidence supporting such claims is missing in action.
Sure, there is the “novelty effect” where teachers and students in the first six months gloriously praise how iPads or Chromebooks have riveted students’ attention. But the “novelty effect” wears off and the hard work of teaching lessons every day, with and without new software or gizmos, kick in. The evidence of software and devices lifting academic achievement is, in two words, not there.
These three issues that marketers face in promoting software and hardware to public schools get at the heart of selling high-tech innovations to public schools.
What can be done?
In deciding who is the customer, the truth of the matter is that district officials, not teachers, parents, or students, are targeted customers. Admit the truth.
As for market research, please, no more Internet surveys and carefully selected focus groups. The reliability and validity of such instruments is incredibly low and untrustworthy. Randomly selected students, parents, and teachers (and paying them) make far more sense in using focus groups. Also, it is far more sensible to harvest well-done academic studies done by teachers and researchers about what actually occurs in classrooms.
Finally, no more over-the-top claims for products that promise outcomes for teachers and students that do not have a prayer of ever happening. So few people believe Hollywood PR blurbs about blockbusters coming to the local cinemas. Ditto for claims about new classroom technologies. Dialing back those over-the-top claims, reducing the hype, and even injecting a small dose of humility would be unusual. In my judgment, neither of these suggestions has much probability of materializing but it is worth saying, nonetheless.
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27 de fevereiro de 2014

En Latinoamérica, el ingreso de los padres aún determina cuánto ganarán sus hijos


Un informe revela que pese al crecimiento récord de la última década, el acceso a educación y otros servicios es clave para reducir la desigualdad


Niños estudiantes en la Plaza de Armas en Lima / DOMINIC CHAVEZ (BANCO MUNDIAL)
¿Siente que hoy en día está en mejor situación de la que estuvieron sus padres? Esta rápida referencia del progreso generacional, en la que es determinante más acceso a oportunidades de educación, salud y empleos bien remunerados, parece estar en tela de juicio tras una década de crecimiento récord en Latinoamérica.
Los avances tecnológicos y un mundo más conectado abren las puertas a nuevas oportunidades para los latinoamericanos. Pero, ¿están los jóvenes de la región mejor posicionados para salir adelante que sus padres o abuelos?
Un informe del Banco Mundial afirma que el acceso igualitario a bienes y servicios para los jóvenes ha mejorado en los últimos años, pero que hay “serios problemas” en torno a la calidad de esos bienes y servicios, especialmente en educación y vivienda. Los autores manifiestan su preocupación de que los avances sociales de la región -menos pobres y más clase media- se estanquen a la luz de un crecimiento económico menor. Tras crecer 4.3% del PIB per cápita en 2010 se prevé que en 2014 la región sólo alcanzará un ritmo de 1.7 %.
La investigación Avances sociales en la balanza, (en inglés) afirma que el acceso a estos productos y servicios, claves para el éxito futuro de un individuo, está en proporción directa a la educación e ingreso de los padres. Para la juventud latinoamericana, el estatus social de sus padres tiene un rol importante a la hora de definir su acceso a una educación de calidad, asistencia médica e incluso a servicios tan esenciales como agua y saneamiento. Por ello, a pesar de que en la última década 73 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza, la “movilidad intergeneracional” sigue siendo limitada.
“La paradoja es que con mayor educación, mi situación es más precaria e incierta que la que mis padres vivieron”, se lamenta el joven mexicano Xochitl Meseguer. “Hasta donde sé mis padres vivieron mejor que ahora”, secunda Daniel Armando Villalobos otro joven mexicano, en una reciente conversación en Facebook.
Para otros, como Erica Merino de Perú el “único avance” respecto de la generación de sus padres es el “tecnológico”.
El panorama no es igual en toda la región. Los países del cono sur y la región andina, por ejemplo, han logrado cerrar más esta brecha de desigualdad en el acceso, mientras que los centroamericanos solo han avanzado de manera modesta, según el reporte.
La brecha social
Cabe aclarar que desde una perspectiva global Latinoamérica ha hecho enormes avances en la reducción de la pobreza durante la primera década del siglo XXI, en parte debido a su sólido crecimiento económico. La pobreza extrema, calculada con el estándar de un ingreso diario de US$1.25, ha caído en la región tan rápido como en Asia Oriental, que ha registrado una de las disminuciones más contundentes de tiempos recientes. Aun así Latinoamérica sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo.
Una clase media creciente ha realzado más estas desigualdades, aseguran los expertos. El descontento con la calidad de los servicios públicos a nivel regional ha provocado una tendencia a recurrir a servicios privados en especial la educación y la asistencia médica. Sin embargo, tales éxodos de los servicios públicos tienen grandes repercusiones en las clases más pobres.
La calidad de la educación es particularmente preocupante. Por ejemplo, el rendimiento en matemáticas y ciencias de los estudiantes latinoamericanos es sustantivamente menor (42% versus 73%) en ciencias y matemáticas, cuando se les compara con los estudiantes de la OCDE, aplicando el programa de medición estandarizado PISA.
La calidad de la educación tiene importantes implicaciones para el crecimiento económico.
La educación temprana de calidad es fundamental tanto para el éxito económico como social en la adultez. Aunque se aumentó el gasto público para la educación en toda la región, el informe muestra que los alumnos de escuelas privadas todavía superan ampliamente a sus pares de escuelas públicas. Esto no solo pone límites a sus oportunidades de empleo en el corto plazo sino también perjudica a la competitividad de la región en el futuro.
“Investigaciones recientes proporcionan evidencia convincente de que los bajos niveles de capital humano atribuibles a la escolaridad de baja calidad en América Latina pueden explicar más de la mitad de la brecha de crecimiento entre la región y el resto del mundo”, explica el informe.
Y solo hace falta abrir la canilla para revelar una brecha ostensible entre los ricos y los pobres.
El acceso al agua y el saneamiento varía significativamente a través la región. A pesar de albergar una vasta cantidad de recursos de agua dulce, Brasil ocupa el lugar 23 en el mundo en cuanto a la disponibilidad de agua potable. Al nivel regional, 100 millones de latinoamericanos carecen de acceso a saneamiento adecuado.
“Las bajas cifras son especialmente preocupantes dado que el agua y el saneamiento influyen en otras oportunidades importantes de la infancia, como no perder días escolares debido a enfermedades prevenibles y la salud”, destaca el informe.

El poder y la desigualdad en Latinoamérica

Abandonar la pobreza puede suponer un sacrificio para las clases aventajadas de los países en vías de desarrollo


En los países desarrollados los ricos están cercanos al poder. En muchos países en vías de desarrollo los ricos son el poder. Este pequeño matiz tiene grandes consecuencias para la eficiencia de la ayuda al desarrollo.
Carmen tiene contratada a Ana como asistente de hogar en su casa de Madrid. Ana le trabaja 5 veces por semana con un horario de 8 de la mañana a tres de la tarde. Carmen le paga por ello 420 euros al mes.
En Honduras, Eleonor bromea con su situación: "Yo no tengo una casa, ¡yo tengo una empresa!”. Aparte de la chica de la limpieza que viene 6 días a la semana, trabaja para ella una niñera que duerme en casa y un jardinero que le cuida el jardín una vez a la semana. En total paga a los tres empleados lo mismo que Carmen paga a Ana: 420 euros.
La ayuda al desarrollo busca esencialmente acabar con la pobreza. En este caso, la ayuda al desarrollo habrá triunfado cuando Doña Eleonor —como la llaman sus empleados— pague a cada uno de sus tres trabajadores de hogar un salario que se aproxime al que paga Carmen a Ana en España. Eso es difícil que ocurra ya que iría contra los intereses económicos de su marido, Don Rafael (he cambiado su nombre para este artículo), alto funcionario del Ministerio de Economía de Honduras y empresario de ese país.
La cooperación bilateral es aquella que efectúan los estados de los países desarrollados directamente con los estados beneficiarios (y no a través, por ejemplo, de organizaciones no gubernamentales). En 2013, la cooperación bilateral de algunos países europeos representaba aproximadamente el 50% del importe destinado a la ayuda al desarrollo de los gobiernos de los países desarrollados. Una parte importante de la cooperación bilateral se lleva a cabo a través del apoyo presupuestario, que es el dinero que los países ricos inyectan directamente a los presupuestos nacionales de los países en desarrollo. Para ello, estos países beneficiarios deben cumplir unos requisitos, pero gozan de un amplio margen de maniobra para usar los fondos con bastante libertad.
En Honduras, el quintil más pobre capta en promedio menos de 4% de los ingresos totales del país
Don Rafael, el funcionario del Ministerio de Economía de Honduras y empresario de ese país, será uno de los actores con mayor poder de decisión sobre cómo usar los fondos para ayuda al desarrollo provenientes de los países donantes. ¿Qué supondría para él y su familia una mejor redistribución de la riqueza en Honduras? ¿Qué consecuencias tendría para su familia que la población de su país fuera menos pobre? Don Rafael debería renunciar a todo el servicio de hogar que tiene a su disposición: Entonces, ¿quién se iba a ocupar de la limpieza de su casa? ¿Quién cuidaría de su jardín? ¿Quién iba a atender a su familia? Y lo que es más importante: ¿Cómo iba a pagar Don Rafael los trabajadores para atender el resto de sus negocios?
La Organización Internacional del Trabajo define el salario mínimo como “la suma mínima que deberá pagarse al trabajador por el trabajo o servicios prestados, dentro de un lapso determinado, que está garantizada por la ley y puede fijarse para cubrir las necesidades mínimas del trabajador y de su familia”. El salario mínimo en España (752,85 euros al mes en julio del 2013) es aproximadamente tres veces el de Honduras (7.419,16 lempiras: 261 euros). La canasta básica en Honduras asciende a 8.000 lempiras (281 euros), mientras que en España, en 2012, una familia gastaba como promedio 566 euros al mes en la compra del supermercado.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en lo que respecta a la distribución del ingreso, la elevada desigualdad sigue caracterizando a la región latinoamericana. En Honduras, un país con un 70% de pobres, el quintil más pobre (20% de los hogares con menores ingresos) capta en promedio menos de 4% de los ingresos totales del país (4% también en Paraguay y República Dominicana, 10% en Uruguay).
Durante décadas, las familias hondureñas más ricas se han repartido sus influencias entre la política y la empresa (el 3% de la población controla el 40% de la producción nacional). Estas familias, cinco aproximadamente, controlan el país sin compartir el poder. Todas las decisiones pasan por sus manos, y las relativas a la ayuda al desarrollo recibida de los países donantes no son ninguna excepción. El de Honduras es probablemente el ejemplo más flagrante, pero la concentración de riqueza y poder es una realidad presente en toda América Latina.
Abandonar la pobreza puede ser duro para las clases aventajadas de los países en vías de desarrollo. La ayuda al desarrollo debe también concienciar a los poderosos de los países pobres para reducir la desigualdad: Y es que no hay progreso real si no es un progreso igualitario.
Miguel Forcat Luque es agregado para asuntos de cooperación de la Unión Europea. Las opiniones de este artículo no reflejan el punto de vista de esta institución.


América Latina debate si se debe regular o prohibir el trabajo de los niños

El Niño trabajador es el pobre del futuro

Países latinoamericanos debaten abolir o regular el trabajo infantil

Muchos menores reclaman su derecho a tener ingresos para subsistir

La pobreza es causa del empleo temprano y también su consecuencia

Protesta por el trabajo infantil en Bolivia. / ANDREA MARTÍNEZ (AFKAPHOTOS)
Hace apenas dos meses los niños bolivianos sorprendieron al mundo pidiendo la paralización de una ley que les impediría seguir trabajando. Después de que sus manifestaciones fueran repelidas de forma violenta por las fuerzas de seguridad en las calles de La Paz, el presidente Evo Morales accedió a reunirse con ellos y apoyó la retirada del Código de la Niñez y Adolescencia, una norma elaborada con el fin de garantizar su derecho a estudiar, tener acceso a servicios de salud y educación, pero que en su texto inicial prohibía el trabajo a los menores de 14 años.
Desde entonces, el proyecto se debate en una comisión integrada por niños y políticos en la Asamblea Legislativa Plurinacional. La reacción adversa de organismos internacionales ha puesto en aprietos a los parlamentarios, que se enfrentan al reto de lograr conciliar el nuevo código boliviano con los tratados de la Organización Internacional del Trabajo —que prohíbe el empleo a los menores de 15— y el texto de la Convención de la ONU sobre Derechos de la Infancia: “El derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”.
Chavales bolivianos frenaron una ley que veta al menor de 14 años
El debate planteado en Bolivia, donde el Movimiento de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (UNATsBO) tiene presencia desde 2000, se repite, aunque con matices y distinta intensidad, en toda América Latina. El empleo infantil en la región es una realidad. Alrededor de 12,5 millones de niños, el 8,8% de la población infantil, desempeña algún trabajo, según datos de la OIT. De estos, 9,6 millones realizan labores peligrosas, que son aquellas que se realizan en condiciones peligrosas o insalubres que pueden causar la muerte, una lesión o una enfermedad.
“El último informe global de octubre en la tercera conferencia mundial contra el trabajo infantil habla de 168 millones de niños trabajadores en todo el mundo, el 10,7%. En Asia hay 77,7 millones y la tasa es del 9,3%, en África subsahariana es un 21,4% y en Europa y los países de ingresos medianos altos o altos, la incidencia del trabajo infantil resulta menor. El factor número uno del trabajo infantil es el económico, pero también hay otras causas ligadas a la cultura, donde el empleo forma parte de la organización familiar, como ocurre en los países andinos”, expone Guillermo Dema, especialista para América Latina y el Caribe en Empleo Juvenil y Trabajo Infantil de la OIT.
“Las cifras de América Latina están por debajo de la tasa global. En los últimos años ha habido un descenso pronunciado en el número de niños trabajadores, pasando de 20 millones en 2000 a 12,5 en el último informe”. Pero los cambios van más allá: “También hemos avanzado en el compromiso y la voluntad política de los países”. En este sentido, en toda América Latina han ratificado los convenios de la OIT 182 —sobre las peores formas de trabajo infantil— y 138 —que establece la edad mínima de admisión al empleo (15 años con algunas excepciones). Todos los Estados menos uno, México, que todavía no ha suscrito el 138 porque para ello es necesario modificar la Constitución nacional, donde se recoge que “queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de 14 años”. En la actualidad 3,6 millones de niños trabajan en el país.
Uriel Cabello, oficial de Save the Children en México, explica que el cambio constitucional genera una polémica: “Todos los niños de 14 quedarían desplazados, no serían reconocidos como trabajadores, lo que los condena a una situación de irregularidad porque no van a dejar de trabajar”. El centro histórico y los barrios nobles de la Ciudad de México se llenan por las tardes de pequeños vendedores ambulantes que recorren las terrazas de los bares en busca de compradores de caramelos, cacahuetes y lápices que cargan en una caja a menudo demasiado grande para ellos. Aldo Gallegos, coordinador del proyecto de Save the Children en el centro de la capital mexicana, explica que el comercio informal es una de las actividades principales que mantiene a las familias que llegan de Estados aledaños.
“En el programa atendemos a 1.800 niños. El 60% trabaja en el puesto familiar o están empleados por alguien más en las tiendas. Nuestra labor se centra en la prevención de la violencia en el interior de las familias: identificamos casos de riesgo, los canalizamos con un psicólogo y les damos seguimiento. También realizamos talleres con padres sobre los derechos de los niños”. El trabajo de Save the Children viene a cubrir el vacío de las instituciones públicas. “El DF no cuenta con personal ni infraestructura para ocuparse de la problemática. Pese a la imagen internacional que tiene la capital en cuanto a desarrollo, vemos que en el corazón de la ciudad, a espaldas del Palacio Nacional, hay situaciones de enorme atraso: en cuartos de 12 metros cuadrados viven hasta 15 personas hacinadas. En estos ambientes se dan actividades de narcomenudeo y prostitución”, explica el responsable.
El colectivo asciende a 12,5 millones en América Latina
Para el especialista regional de la OIT, Guillermo Dema, el debate generado en Bolivia desde diciembre pasado está siendo planteado por “un sector minoritario pero que tiene fuerza porque está organizado”. Desde su punto de vista, la polémica no es nueva. “Forma parte de la historia de la propia humanidad. Basta con mirar lo que pasaba en los países industrializados en el siglo XIX”. La postura de la Organización Internacional del Trabajo es firme al respecto: “La OIT regula el trabajo infantil estableciendo una edad mínima por debajo de la cual no se debe trabajar, con la intención también de proteger a los niños de entre 15 y 18 años. El intentar regular condiciones por debajo de esta edad en nada favorece a los niños, sino que genera un círculo de pobreza y explotación”.
El Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATS) abarca a 8.000 niños organizados en nueve países de la región. Perú, Paraguay, Colombia y Bolivia fueron las naciones fundadoras, pero en los últimos 10 años se han incorporado Argentina, Chile, Guatemala, Nicaragua y Venezuela. Para el sindicato infantil, el criterio de la edad no debe ser el que regule el acceso al empleo. “La legislación o la prohibición en función de los años no resuelve el problema, sino que invisibiliza a una gran parte de la población que ya está trabajando”, explica Ángel González, colaborador del secretariado de MOLACNATS desde 2011.
La cúpula del movimiento, alojada hasta finales de 2014 en Venezuela, está compuesta por cuatro delegados adolescentes trabajadores y un joven, el secretario, que comenzó siendo menor pero ahora ya es adulto. “Ninguna política, inclusive las de erradicación, se puede llevar a cabo sin escuchar a los niños. El Movimiento no hace una defensa del trabajo, sino de los niños trabajadores”.
González considera que en toda Centroamérica hay una fuerte aplicación de las políticas de prohibición. En el caso concreto de Venezuela se registra una de las tasas de trabajo infantil más bajas de la región, aunque con un creciente número de adolescentes, entre 10 y 15 años, que ni estudia ni trabaja, según datos de Unicef. La noche que Hugo Chávez fue elegido por primera vez presidente, el 6 de diciembre de 1998, el comandante prometió quitarse el nombre si al año siguiente alguno de ellos seguía de mendigo. No hace falta decir que nunca cumplió su promesa, pero el Gobierno puso mucho empeño en reducir ese indicador lo más posible. Las instituciones venezolanas, sin embargo, no sobresalen por su transparencia y todas están subordinadas en los hechos al Ejecutivo. Por esas razones, en 2011 la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes enumeró los asuntos pendientes a Naciones Unidas antes del Examen Periódico Universal (EPU) de aquel año: un estudio para evaluar avances y dificultades obtenidas en la garantía de derechos de los niños y adolescentes; y la creación de un sistema estadístico nacional para infantes y adolescentes que permita monitorear los avances obtenidos.
Las estadísticas de Venezuela van en la misma línea que las de Argentina. Un estudio de 2004 decía que el 6,6% de los menores de 16 años trabajaba. En 2012, tras varios años de crecimiento económico, bajó al 2,2%. El ministro de Trabajo de los casi 11 años de Gobiernos kirchneristas, Carlos Tomada, adjudica la caída a la reducción del paro, la fiscalización contra el trabajo informal y la asignación universal por hijo, por la que los padres desempleados o con empleo en la economía sumergida reciben 57 euros mensuales por cada menor de 18 años a cambio de enviarlos a la escuela y a los controles médicos básicos.
Un experto cree que legislar no resuelve el problema, lo invisibiliza
Las estrategias para luchar contra el trabajo infantil son variadas. En Colombia, el Gobierno implementa un plan para la prevención y erradicación de las peores formas de trabajo infantil como la prostitución, el tráfico de estupefacientes y reclutamiento forzado. Una de las acciones más recientes es el desarrollo de una aplicación para móviles en colaboración con la empresa privada. Esta herramienta, llamada Aquí estoy, permite que desde cualquier teléfono inteligente se pueda denunciar la presencia de un niño trabajador. Hasta la fecha, ha recibido más de 5.000 alertas. En el país, las últimas cifras oficiales dan cuenta de la existencia de 1,1 millones de niños trabajadores entre los 5 y los 17 años, una tasa del 9,8%. La mayoría desempeña sus labores en hoteles, comercios y restaurantes. Además hay 1,7 millones de menores que realizan oficios en el hogar durante más de 15 horas a la semana, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística. ¿Las razones? A la mayoría le gusta trabajar para tener su propio dinero y para aportar económicamente a su familia.
En Perú, el Instituto Nacional de Estadística e Informática dice que 1,8 millones de jóvenes de 6 a 17 años trabajan: el 23.4% de los niños. Hay una gran cantidad de menores que trabajan en minería ilegal en varios departamentos del país, y también en transporte de droga (les llamancargachos, traqueteros o mochileros) pero no figuran en las cifras oficiales. Cada vez hay más menores de edad detenidos por traslado de droga. Para revertir la tendencia, en 2012 el Gobierno aprobó por decreto la Estrategia Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil 2012-2021.
Eliminar el trabajo infantil es también prioridad para el presidente Rafael Correa. Ecuador presume de ser el primer país en Latinoamérica que consiguió erradicar el trabajo infantil en basureros, en 2011. Un año más tarde, el Ministerio de Relaciones Laborales y el sector privado, con el apoyo de Unicef, crearon una red que lleva como lema Un Ecuador libre de trabajo infantil.
Las cifras indican que en Ecuador 359.000 de ellos, el 8,56% de la población infantil, aún trabaja. La cifra se redujo considerablemente desde 2006, cuando el 17% de los niños estaban empleados en Ecuador.
Karin Van Wijk, coordinadora general de la organización Defensa de los Derechos de los Niños y Niñas Internacional en Costa Rica, explica que el número de niños trabajadores se redujo de 113.000 en 2001 a 47.500 en 2011. “Podemos decir que en 10 años hubo una gran mejoría, pero los expertos lo asumen con cautela, pues subrayan que hay una gran invisibilización”.
El comercio informal es una de las actividades que sostiene a las familias
En el caso de Chile, según el último informe de la OIT, existen 219.000 niños trabajadores, el 5,8% de la población. En Brasil, más de un millón de niños de 10 a 14 años realiza algún tipo de trabajo. Las acciones para erradicar el empleo infantil y dar alternativas apenas han tenido éxito: en los últimos diez años el Gobierno recortó en menos de un 10% la proporción de niños brasileños que trabajan, que pasó del 6,6% al 6,2% en el conjunto del país.
Para Guillermo Dema, de la Oficina regional de la OIT, los retos para revertir la situación son varios: luchar contra la inequidad social y la desigualdad, una mayor inversión en educación de calidad y el desarrollo de políticas sociales inclusivas. “No olvidemos que la pobreza es una de las causas del trabajo infantil, pero también una de sus consecuencias: perpetúa el círculo. Los niños trabajadores de hoy serán los pobres del futuro”.
Con información de Mabel Azcui, Alfredo Meza, Rocío Montes, Álvaro Murillo, Jacqueline Fowks, Elizabeth Reyes, Soraya Constante y Alejandro Rebossio


25 de fevereiro de 2014

MÔNICA BERGAMO, Censo Escolar


DE SOL A SOL
O MEC (Ministério da Educação) divulga hoje o Censo Escolar, feito com todos os estudantes da educação básica no país. Uma das novidades é o aumento do número de matriculados em período integral no ensino fundamental, ou nas nove séries que devem ser cursadas dos 6 aos 14 anos. Ele saltou de 1,3 milhão em 2010 para 3,1 milhões no ano passado --um crescimento de 139%.
SOL 2
No Estado de São Paulo, o ritmo foi mais lento. O número de alunos em período integral nessa fase passou de 241 mil em 2010 para 339 mil no ano passado --um salto de cerca de 40%.
NO COMEÇO
Apesar dos avanços, o total de alunos que hoje passam o dia na escola no país é de apenas 10% do total de 29 milhões que estão matriculados no ensino fundamental.
RITMO
O censo também deve confirmar antigos gargalos da educação. Um deles, o grande número de alunos que ainda estão na educação básica mesmo em idade para já cursar a universidade.
Folha de S.Paulo, 25/2/2014

JANIO DE FREITAS , Brasil embrutecido


Não basta dizer que nada é feito contra tal processo. O que se passa, de fato, é que nem sequer o notamos
Um homem espera, sozinho, o ônibus que o levará para casa. Dois carros param diante dele. Os homens que descem o massacram furiosamente com barras de ferro. Até reduzi-lo a um monturo de sangue e carne sem vida. Entram nos carros e vão embora.
A fúria assassina desses agressores está abaixo da mais primitiva desumanidade. Mais uma briga de torcida, como disse a notícia? "Torcedores do São Paulo agrediram um torcedor do Santos, que morreu." Nem como hipótese.
Estamos, no Brasil, em um agravamento da brutalidade que não cabe mais nos largos limites do classificável como violência urbana. E não basta dizer que nada é feito contra tal processo. O que se passa, de fato, é que nem sequer o notamos. Convive-se com o agravamento como uma contingência incômoda, em seus momentos mais gritantes, mas natural, meras desordens da desigualdade social.
Nada a ver com a perversa desigualdade social. O homem massacrado por vestir a camisa do Santos era portador da desigualdade como o são os monstros que vestiam a camisa do São Paulo. Os bandos criminosos que voltaram a digladiar-se em algumas favelas do Rio formaram-se e vivem nas mesmas misérias da desigualdade social.
O agravamento da brutalidade no Brasil é um processo em si mesmo. E não está só nos territórios da pobreza. A própria incapacidade de percebê-lo é um sintoma do embrutecimento sem distinções sociais, econômicas e culturais. Outros sintomas poderiam ser notados --na deseducação, no rebaixamento individual e coletivo dos costumes, em muito do que os meios de comunicação tomam como modernidade, na política. Até onde a elevação do trato entre suas excelências parecia inexaurível --no Supremo.
Um homem espera um ônibus que o levará para casa. Onde nunca mais chegará. E onde o esperavam um filho de meses e a mulher. Mais uma banal tragédia para duas pessoas, às vezes são quatro, podem ser sete nas casas dos Amarildos? Sem interesse político para explorá-lo, será só isso mesmo, "mais uma briga de torcida que acaba em morte". É, no entanto, um gigantesco questionamento ao país e à sua perdição cega e surda, embalada pela degeneração de suas "elites", todas elas.
Briga de torcida? Bandos de criminosos estão agora atacando a polícia, no que assim representa a segunda fase --a da reação-- do programa de UPPs, as Unidades de Polícia Pacificadora cuja instalação em cidadelas do crime restaurou muito do Rio. No país todo, qualquer incidente, inclusive se provocado por bandos criminosos em disputa, leva à interrupção de ruas e estradas, incêndios de ônibus e carros, já também de moradias destinadas à própria pobreza. A internet convoca sem cerimônia e sem restrição para violências, não lhe bastando os brasileiros, também contra os estrangeiros que venham à Copa e até contra times.
À espera do ônibus ou dentro do carro, branco, negro, pobre, rico: o Brasil se embrutece. E o Brasil nem sequer se nota.

    HÉLIO SCHWARTSMAN , A rua


    SÃO PAULO - Protestos em massa na Ucrânia e na Venezuela. Numa escala bem mais modesta, nós os encontramos também no Brasil. Ampliando a busca geograficamente, entram Tailândia, Bulgária e Turquia. Se a expansão for temporal, podemos incluir a quase finada Primavera Árabe e as manifestações europeias, motivadas principalmente pela crise econômica.
    Embora um grupo de tecnófilos goste de ressaltar a importância das mídias sociais na organização desse tipo de evento, a verdade é que protestos, confrontos e revoluções ocorrem desde que surgiram as primeiras cidades e reis, cerca de dez mil anos atrás. A internet por certo ajuda a mobilizar as massas, mas está longe de ser uma condição necessária. Basta lembrar que a inexistência da rede de computadores em 1789 não impediu a tomada da Bastilha.
    E é bom ou ruim que o povo saia às ruas? A resposta, é claro, depende de para quem você torce e se você está a uma distância segura do centro dos acontecimentos. Manifestações podem tanto derrubar ditaduras como desestabilizar governos legítimos, sem mencionar as várias ocasiões em que elas deflagraram verdadeiros banhos de sangue. Podem, também, expressar justos anseios da população e, colocando um pouco de pressão sobre os dirigentes, contribuir para o aprimoramento das instituições.
    Como não dá para eliminar os protestos (ainda que possam ser reprimidos) a pergunta relevante é sobre a melhor forma de lidar com eles. Penso que, neste quesito, regimes parlamentaristas tendem a sair-se melhor do que os presidencialistas.
    Nos primeiros, governantes que se tornam impopulares podem ser postos para fora sem gerar uma crise institucional, o que é quase impossível no segundo caso. Se é verdade que as redes sociais vão tornar a rua mais presente na vida política das nações, então o presidencialismo é um regime que envelhecerá mal.

    Violência na sarjeta


    Sem truculência, polícia precisa encontrar maneiras de conter atos de vandalismo, o que ajudaria a preservar apoio às manifestações
    A pesquisa Datafolha publicada ontem registra de forma eloquente o desgaste que as manifestações sofrem desde junho, quando chegaram a atrair cerca de 1 milhão de pessoas em 25 capitais do país.
    Naquela época, nada menos que 81% dos brasileiros diziam apoiar os protestos, e apenas 15% se declaravam contrários a eles. Não parecia haver dúvidas, para uma parcela maciça da população, quanto ao caráter auspicioso das marchas.
    Passados oito meses, contudo, parte significativa daquela esperança se esvaiu, decerto abalada pela violência que passou a acompanhar os atos. A rejeição às passeatas saltou para 42%, enquanto a aprovação despencou para 52%.
    Trata-se de mais uma faceta deletéria do vandalismo. Além dos danos diretos que provoca ao setor público e privado, a arruaça contamina o espírito das ruas, prejudicando uma saudável demonstração de inconformismo.
    Ao demandar maior zelo com os recursos públicos e melhoria nos serviços oferecidos pelo Estado, os protestos já obtiveram vitórias notáveis, em acréscimo ao próprio despertar do sistema político.
    É sintoma desse novo ânimo crítico que o chamado país do futebol veja diminuir de modo expressivo o apoio à realização da Copa do Mundo no Brasil --para o que as manifestações, somadas ao acompanhamento sistemático sobre custos e legados feito pela imprensa, certamente contribuíram.
    Diante desses dados, aqueles que defendem o quebra-quebra deveriam se perguntar a quem tal comportamento condenável aproveita. Por retirar respaldo das marchas, a resposta soa evidente: aos que nunca quiseram dar ouvidos às justas reclamações populares.
    Assegurar o transcurso pacífico das passeatas, portanto, é um desiderato democrático --e não o seu contrário, como alguns têm procurado sustentar. Deveria ser igualmente óbvio que medidas adotadas com esse propósito não podem violar o direito de manifestação; antes, devem garanti-lo.
    Enquanto se discutem iniciativas legislativas nesse sentido, a Polícia Militar de São Paulo mostrou, no sábado, que há muito a avançar no campo tático. Agentes desarmados e treinados em artes marciais isolaram participantes de um ato contra a Copa e lideraram a detenção de mais de 200 pessoas.
    Para o comando da PM, a operação foi um sucesso. De fato, na comparação com eventos anteriores, foi menor o número de confrontos, feridos e depredações.
    Houve, por outro lado, inegáveis arbitrariedades. Inúmeras pessoas sem conexão com o vandalismo foram cercadas, e entre elas estavam diversos jornalistas --o que indica o tamanho da inépcia policial.
    O caminho que separa um plano bem-intencionado de sua execução muitas vezes é tortuoso. À população não interessa nem a truculência nem a omissão durante os protestos, mas nenhuma estratégia de contenção será adequada se fizer da intimidação uma regra.

    Folha de S.Paulo, 25/2/2014

      More Cartoons on Parents, Teachers, and Kids by larrycuban

      This month's featured cartoons takes up again the interactions between parents, kids, and teachers. Much to chuckle about. Enjoy.
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      Timmy's Dad
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      24 de fevereiro de 2014

      Y tú, ¿quieres que tus hijos sean docentes?

      100+ Foco Económico by Hugo Ñopo  /  febrero 2014


      Supongamos que tienes un hijo (sobrino, ahijado o amigo joven) profesional y mañana le ofrecen un empleo diciéndole que “ganará entre 30% y 70% menos que otros profesionales con la misma edad y años de educación”. Además le dicen que “tres de los seis puestos de trabajo disponibles no tienen teléfono y, es más, dos de ellos no tienen acceso a un baño decente”. ¿Le recomendarías tomar el empleo? Bueno, hay más de tres millones de personas que día a día trabajan en esas condiciones en América Latina: los maestros de las escuelas primarias y secundarias.
      Además, como muy probablemente sabes, la percepción ciudadana sobre los docentes no es la mejor.  Hoy los jóvenes talentosos de las nuevas generaciones no ven a la docencia, en el nivel primario o secundario, como opción para un desarrollo profesional. Como comenta el padre Ugalde, tenemos “…una sociedad esquizofrénica, porque todos quieren para sus hijos que las mejores personas del país sean sus maestros y maestras, pero nadie quiere que sus mejores hijos sean maestros o maestras”.
      Nuestras sociedades están fallando en atraer a los mejores para la profesión docente. En muchos de nuestros países, los requisitos para ingresar a estudiar pedagogía están muy por debajo de los que se necesitan para estudiar ingeniería o medicina, por poner dos ejemplos. Colombia y Chile son dos países que cuentan con pruebas nacionales estandarizadas para la graduación de secundaria o admisión universitaria. Con esto es posible comparar los desempeños de los estudiantes, de todas las profesiones, antes de comenzar sus estudios universitarios. Aquí el dato: los puntajes más bajos en matemáticas y comprensión lectora en la PSU en Chile o en la Saber 11 en Colombia son los de los estudiantes que entran a las carreras pedagógicas.
      Estos laxos requisitos de admisión, sumados a la expansión en graduación de la secundaria de las décadas recientes, han hecho que hoy la matrícula en pedagogía sea una de las más altas del nivel terciario. El Censo Nacional Universitario de 2010 en Perú muestra que, después de derecho, contabilidad y administración; pedagogía es la cuarta carrera con más estudiantes del país. Estamos formando más maestros que ingenieros y médicos, por poner nuevamente dos ejemplos. También, seguramente, habrás visto casos de jóvenes que entran a estudiar pedagogía para luego trasladarse a otras profesiones. Estamos formando a muchos, pero no necesariamente a los mejores para la profesión docente.
      Añadiendo complejidad al problema, pareciera que muchos de los jóvenes que se forman en pedagogía no trabajan como docentes al finalizar su etapa estudiantil. En un trabajo con mi colega Alejandra Mizala documentamos que entre 1997 y 2007 la profesión docente tuvo muy poco recambio generacional. Hacia 1997 el 43% de los profesores de secundaria en América Latina eran menores de 35 años, una década después ese porcentaje cayó casi diez puntos, a 34%. En contraste, durante ese mismo período el porcentaje de otros profesionales dentro del mismo rango de edad se mantuvo en 48%. Los jóvenes están eligiendo cada vez menos trabajar como docentes.
      ¿Cómo cambiar esta situación? Sin duda se trata de un problema complejo. Una solución integral debería definir buenas formas de atraer, seleccionar, formar, desarrollar y retener buenos profesores.  Mientras tanto, creo que seguiremos fallando en, para comenzar, atraer a los mejores. Esto no se resolverá solo con salarios o con condiciones básicas de infraestructura, como podría inferirse del párrafo inicial de esta nota, es cierto.  Recurrentemente, los estudios de grupos focales muestran que los salarios son solo parte de lo que motiva a los docentes. Más importante parecen ser otras características atadas a la profesión docente: la vocación de servicio, el sentido de responsabilidad social, el potencial de trascendencia y la posibilidad de alcanzar un mejor balance familia-trabajo. Sin embargo, es claro que sin aliviar la situación económica será muy difícil pensar en una solución sostenible en el largo plazo.
      La buena noticia es que se viene generando consenso acerca de la importancia de los docentes para mejorar la educación en nuestra región. Cada vez más, los responsables de las políticas públicas, los empresarios, los padres de familia y, en general, la sociedad civil, vienen organizándose y manifestándose en favor de ello. En Chile y Ecuador se están viendo pasos concretos. Y tan solo en el último mes han surgido voces muy claras enRepública DominicanaColombia y Perú. Pero necesitamos más. Necesitamos un compromiso cada vez mayor de todos, incluyendo el tuyo. ¿Qué podemos hacer?

      Para más información sobre el tema, los invitamos a leer la entrada de Hugo Ñopo “¿Cómo entran y cómo salen los maestros de las facultades de pedagogía?”


      Ni video ni internet lograron matar a la radio

      David Grossman

       Domingo, 23 de febrero de 2014
      Radio antigua
      El primer video musical que transmitió la cadena MTV en su lanzamiento en 1981 era del grupo The Buggles y se titulaba "Video Killed The Radio Star" (El video mató a la estrella de la radio). La intención era clara: el canal iba a desplazar a la anticuada radio.
      Muchas tecnologías a lo largo de los años han amenazado con hacerlo: el cine sonoro, la televisión, el cassette, el CD, el iPod... y, hoy en día, los servicios de streaming de música como Spotify. Todos, sin excepción, han fracasado en el intento.

      Lo que podría sorprender es que haya un montón de capitalistas de riesgo apostando no sólo porque la radio sobreviva, sino también prospere.
      Los niveles de audiencia se mantienen bastante bien, tomando en cuenta la gran cantidad de entretenimiento e información disponible.

      Los costos

      En el corazón de Silicon Valley, en Palo Alto, fui a visitar a Tune In, una empresa que comenzó en 2002 como un catálogo en línea de audios radiales. Ahora, a través de sus aplicaciones, cualquier persona con un teléfono inteligente puede sintonizar 100.000 estaciones de radio de todo el mundo.
      "Es el último medio de mercado masivo en ponerse en línea", asegura el CEO de Tune In, John Donham. "Ahora una sola estación de radio puede alcanzar a todo el mundo de forma digital, en lugar de a través de una única señal analógica terrestre".
      Pero convertir un medio local en uno global puede generar problemas. El 80% de los anuncios de radio que pagan las facturas se venden localmente. Puede que a una tienda o a un restaurante no le interese comprar un espacio en una estación con oyentes al otro lado del planeta.
      Next Radio
      Next Radio dice que su servicio le ofrece a la audiencia una oportunidad de interactuar.
      Tune In está trabajando en una solución: cortar los anuncios originales del audio que se transmite en línea y meter otros más relevantes para el oyente.
      "Ese es uno de los problemas que la empresa está tratando de resolver en el futuro, cómo emparejar la publicidad con un usuario local, aunque el contenido no lo sea", le dice Donham a la BBC.
      Otro asunto que Tune In debe resolver es que escuchar la radio a través del teléfono es costoso en términos de anchos de banda y la duración de la batería. Otra aplicación podría ser la solución.

      La transformación de la publicidad

      Paul Brenner es el director de tecnología de Emmis Communications, la empresa que ha lanzado al mercado Next Radio.
      Radio
      Radio por tableta... ¿por qué no?
      Brenner explica que dentro de casi todos los teléfonos inteligentes hay un chip que podría recibir una señal de radio FM, pero que la mayoría de las redes de telefonía móvil no elige activarlos. La red estadounidense Sprint ahora apoya la aplicación, que según Brenner es algo más que un radio.
      "Lo que nos vuelve innovadores y convincentes es usar la FM para propiciar la interactividad de manera que mientras la canción está sonando, aparece la información del artista, el título o la información del álbum, por ejemplo".
      "Le estamos dando a la audiencia la oportunidad de darnos feedback: ¿Les gusta? ¿No les gusta? ¿Quieres compartirlo con tus amigos?
      Next Radio cree que la publicidad tendrá que transformarse.
      Imagine que suena un anuncio de radio de una tienda de neumáticos, dice Brenner. "Añadimos un botón que permite guiar a la persona interesada a la tienda de neumáticos más cercana, que incluso le ofrece un cupón para usar al llegar al lugar. Ese, según Next Radio, es un servicio por el que los anunciantes pagarán".
      La FM también es más robusto que el torrente de datos. Y ese es un factor clave en ciudades como San Francisco, según Doug Harvill , vicepresidente de CBS Radio.
      "Si hubiera una emergencia real, un terremoto por ejemplo, es más probable que seamos capaces de estar al aire y dar las noticias y la información que la gente quiera escuchar".

      La verdad

      Locutora de radio
      Los presentadores de radio son el gran atractivo.
      Pero la verdad es que la radio ha sobrevivido y prospera porque sus audiencias la valoran.
      "La gente siempre va a querer conectarse con personalidades de la radio local", asegura Michael Martin, vicepresidente de programación de CBS Radio.
      "Usted puede conseguir música en cualquier lugar, pero la radio -entre canción y canción- logra establecer una conexión con el público", le dice a la BBC.
      "La gente quiere estar conectada, ser parte de una tribu, ser aceptada... y eso es lo que la radio ofrece".