El embarazo es un motivo creciente de abandono del secundario; con apoyo de la escuela, seguir es posibleJesica Navarro y su hija Sol Luzmila, de cinco meses, en la guardería de la Escuela N° 20, de Villa Lugano Foto: MARCELO GOMEZ
Silvina Premat
LA NACION
Ser madre durante la adolescencia, un fenómeno creciente en todo el país, parece ser un serio obstáculo para hacer o terminar el secundario y una de las causas de la deserción escolar. Así lo avalan las experiencias de alumnas y docentes, y las estadísticas de los profesionales.
"Yo le dije a una de mis amigas que viniera porque acá también puede estar con el hijo, pero no quiso y dejó la escuela", contó a LA NACION Jesica Navarro, madre de Sol Luzmila, de 5 meses. Jesica, de 20 años, está recursando cuarto año en la Escuela de Educación Media Nº 20, de Lugano.
El abandono del secundario de las madres adolescentes contrasta con el aumento de las mujeres madres que completaron el primario y las que ingresaron en la universidad. Según información de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, tomada entre 1986 y 2006, el nivel educativo de las madres en el país mejoró en los extremos de la pirámide educativa, en tanto que el nivel medio sigue siendo el más crítico.
Un relevamiento del Observatorio de la Maternidad -producido sobre la base de los datos del Indec- muestra que la mitad de las mujeres que son madres en el país no completaron la escolaridad obligatoria (48,8%). Dentro de ese grupo, el 6,5% no terminó la primaria y el resto tiene el secundario incompleto. En contraposición, el 30% de las madres pasó por la universidad.
"Yo también iba a dejar como hizo mi amiga, pero vine, hablé con los profesores y ellos me dijeron que en la escuela hay de todo para el bebe", cuenta Jesica. "Igual, cuando empezaron las clases yo dejaba la beba con mi madre, pero la extrañaba mucho y decidí traerla conmigo", cuenta. Su hijita es uno de los 54 bebes y niños del Jardín Maternal Nº 5 que funciona en la planta baja de su escuela, 50 de los cuales son hijos de alumnas; los cuatro restantes son niños de alguna preceptora o profesora.
Todos colaboranYanina Sosa, de 19 años, es otra de las alumnas madres de esa escuela de Lugano. Tuvo a Tiara, su primera hija, en el verano y "como quería terminar el secundario" anotó a su beba y la trajo las dos semanas de adaptación previa al inicio de las clases. Ella también tiene una amiga que dejó a mitad del año pasado después de quedar embarazada porque "decía que no iba a poder con todo".
Yanina y Jesica se sienten ayudadas por sus compañeros y docentes. "Para que no tengamos que traer a las bebas a la mañana, que hace mucho frío, la profesora de Educación Física nos da un trabajo práctico que nosotras hacemos en nuestras casas", ejemplifica Jesica y agrega que para "ir a ver a Sol, darle la mamadera o la teta" sólo tiene que bajar un piso por la escalera. Si el bebe se pone muy molesto, alguna autoridad del Maternal retira a la madre de su clase para que lo atienda. "Si las chicas están en una prueba, y no se trata de darle de comer por supuesto, con las maestras paseamos al chico por toda la escuela para calmarlo hasta que se desocupa", cuenta Nora Miracca, vicedirectora de ese Jardín, quien admite: "Hay muy pocas escuelas que tienen jardines maternales como éste, aunque las dos salitas ya nos quedaron chicas, y esto es una pena porque son la respuesta ideal para una adolescente que es madre".
Según datos del Ministerio de Educación porteño, para un total de unos 170.000 alumnos secundarios en la ciudad de Buenos Aires hay 66 escuelas y 11 hospitales que tienen un espacio para recibir a los hijos de los alumnos, se trate de jardín maternal, escuelas infantiles o extensiones horarias. Además, desde 2000 funciona un programa de retención escolar de alumnas madres o embarazadas y alumnos padres, en las 131 escuelas que hasta ahora lo solicitaron y que consiste en la designación de un "referente" -especie de tutor- que acompaña a los alumnos padres.
"También desde 2006 hay una resolución que establece la prioridad de vacantes en jardines de infantes para hijos de alumnas, en la jurisdicción donde ellas cursan sus estudios", afirma la subsecretaria de Educación porteña, Ana Ravaglia, aunque es consciente de que esto no siempre sucede. Por eso, informó, hay otra resolución que permite a los alumnos, en casos de extrema necesidad, llevar a sus hijitos al aula.
"No se puede afirmar que la maternidad excluye del sistema educativo formal, pero sí que las madres tienen mayores dificultades para continuar con sus estudios formales. Es decir, no podemos saber si porque son madres a edades tempranas dejan la escuela o porque primero dejan la escuela luego se convierten en madres", dijo a LA NACION Paula de Bonis, una de las investigadoras que participaron del informe del Observatorio, junto con Carina Lupica y Gisell Cogliandro.
La maternidad adolescente, según el Ministerio de Salud nacional, creció en el país en las últimas décadas. En 1980 las madres menores de 19 años eran unas 94.000, el 13,5% del total de mujeres que habían dado a luz en ese año. En 2007 ese porcentaje subió al 15,6%, es decir, unas 110.000 madres de 19 años o menos.
Para De Bonis y Miracca, no es la maternidad lo que más influye en la continuidad o deserción escolar, sino la condición de vulnerabilidad social en la que generalmente viven estas madres que deben salir a trabajar para mantenerse ellas y sus hijos.
HABLAR DEL TEMA EN LAS AULASEn el sector privado, cada escuela resuelve las situaciones de embarazo de las alumnas de manera individual. Para el secretario general de la Asociación de Entidades Educativas Privadas Argentinas (Adeepra), Perpetuo Lentijo, la cantidad de alumnas en esta situación viene disminuyendo. "La posibilidad de que las chicas puedan hablar del tema en la escuela ayuda. La situación se ha flexibilizado muchísimo con respecto a hace 20 años y hoy hay una mayor contención y acompañamiento. Además, hay una normativa vigente y en provincia se les extiende el régimen de inasistencias durante el embarazo y la crianza", afirmó.
Nenhum comentário:
Postar um comentário