27 de junho de 2010

La calidad pasa por los docentes


La formación y los incentivos para los maestros son claves para mejorar la experiencia del aula

Agustina Lanusse
Para LA NACION

Si se quiere mejorar la educación en la Argentina hay que concentrar la atención en los maestros. En la mejora de su desarrollo profesional, su formación, su motivación y en el apoyo que se les brinda está la llave para comenzar a revertir la crisis educativa.

Esa fue la conclusión central que se escuchó en el II Foro de Calidad Educativa, realizado anteayer, que organizó Proyecto Educar2050, asociación civil que trabaja para la mejora de la educación argentina.

El encuentro fue inaugurado por el ministro de Educación nacional, Alberto Sileoni, y participaron, entre otros, el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich; el de Córdoba, Walter Grahovac; el periodista Nelson Castro y Guillermo Jaim Etcheverry.

Ante 500 invitados, varios expertos coincidieron en señalar que los países que sistemáticamente obtienen los mejores resultados en las evaluaciones son aquellos que reclutan a los mejores docentes, les brindan desde el Estado y la sociedad civil un apoyo constante, cuentan con pocos pero eficientes institutos de capacitación, e instalan la cultura de la meritocracia para otorgar premios e incentivos.

Finlandia, que se encuentra primera en el ránking de calidad, exige a sus profesores seis años de estudio más una maestría. "De 100 aspirantes que se postulan, entran dos. Obviamente al aula llegan los mejores y la carrera goza de un prestigio envidiable", dijo Axel Rivas, director de Educación de Cippec.

Por supuesto, para atacar los problemas educativos argentinos (58% de chicos que no entiende lo que lee; altas tasas de repitencia y abandono en el nivel medio; sólo un 6% de escuelas con jornada extendida) no alcanza con concentrar los esfuerzos en la docencia.

Compromiso social

Según se escuchó, también son necesarias políticas públicas consensuadas de largo aliento, un gasto eficiente en educación (aunque es elogiable que la inversión en el área haya alcanzado el 6% del PBI), un sistema educativo y escuelas abiertas a la autoevaluación con miras a mejorar, la extensión de la doble jornada por lo menos en el 30% de las escuelas. Y, lo que no es menor, una sociedad civil comprometida.

Como dijo el rabino Sergio Bergman, "todos somos responsables de lo público. ¿Dónde están los empresarios? Vemos más hombres de negocios que empresarios comprometidos. Hacen falta dirigentes en todos los ámbitos y padres que ejerzan su autoridad sin temor".

En la misma línea, el presidente de la Fundación CEPP, Gustavo Iaies, mencionó una curiosidad que sorprendió al auditorio: la ley nacional de educación en vigor nombra 57 veces la palabra "derechos" y sólo siete veces dice "obligaciones". "La norma no obliga a mejorar la calidad educativa ni a padres, ni a alumnos, ni a directores, supervisores, medios de comunicación, facultades de Educación o municipios", dijo. Pero coincidió en la necesidad urgente de mejorar el trabajo del aula, poniendo el foco en sus actores privilegiados: los maestros. Insistió en otorgarles mayor autonomía y en implementar un sistema de financiamiento por mérito que los incentive a mejorar.

Como prueba de que el acompañamiento a maestros importa, la directora de la maestría en Educación de la Universidad de San Andrés (Udesa), Silvina Gvirtz, demostró que uno de los grandes pilares del proyecto Escuelas del Bicentenario, que desde hace cuatro años lleva adelante la Udesa -un programa de mejora de calidad en 132 escuelas públicas del país con niños desfavorecidos-, es la eficiente formación docente.

En tres años de capacitación en Lengua, los chicos mejoraron sustancialmente sus conocimientos: en las evaluaciones de 2006 obtuvieron 13% de respuestas correctas, mientras que en 2009 el índice trepó al 83%. "No necesariamente invertimos más dinero. Mejoramos la manera de trabajar y evaluar, y eso impactó en los resultados", comentó Gvirtz.

Cómo se debe trabajar con los docentes hoy y cómo debe ser un maestro del siglo XXI fueron los interrogantes que se planteó Aguerrondo. "El reto es contar con profesores que hayan podido hacer el pasaje del conocimiento de la modernidad a los saberes y competencias que necesita la sociedad del conocimiento actual. Hace falta enseñar de otra manera.Los conocimientos no se cortan hoy por disciplinas, sino que se precisan para resolver problemas concretos", afirmó.


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