Nora Bär
Con la masividad de la comunicación electrónica, uno de los debates más encendidos gira en torno del futuro de las publicaciones impresas. Pero mientras nos devanamos los sesos tratando de pronosticar si algún día desaparecerá "el papel", en el ecosistema local de medios de comunicación hay otra "especie" que parece estar en vías de extinción: las revistas científicas. Hace más de cinco años que María Mercedes Arbo, investigadora del Instituto de Botánica del Nordeste, reclama atención para este problema, que no tiene nada que ver con el soporte tecnológico: "La evaluación de nuestro trabajo ha sido delegada en pares del hemisferio norte", subraya, a propósito de que las publicaciones que se toman en cuenta para la promoción de los investigadores argentinos son las del Science Citation Index , que indexa artículos de unos 3300 journals de todo el mundo, pero en su mayor parte del hemisferio norte. Hoy, "varias revistas [científicas] argentinas ya murieron y otras agonizan", dice Arbo. Según la investigadora, no ocurre lo mismo en países vecinos. En la plataforma Scientific Electronic Library On line (Scielo), hay 237 revistas brasileñas, 87 chilenas, y sólo 62 argentinas. Y en el SCI hay 34 revistas brasileñas, 8 chilenas y sólo 3 argentinas. "Me duele cuando leo «Importante descubrimiento argentino publicado en prestigiosa revista extranjera» -se queja Arbo-. Estamos impulsando el colonialismo científico."
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