LIBROS | Biblioteca científica
Rosa M. Tristán | Madrid
'Radicales libres' / Michael Brooks / Edita Ariel / Año 2012 / 318 páginas / 19,90 euros
Se hace la luz sobre el lado oscuro de algunos científicos. El físico Michael Brooks revela en su último libro, 'Radicales libres', cómo algunos de los grandes hallazgos de la Humanidad han estadorodeados de imprudencias, alucinaciones, y también fraudes, plagios y faltas de éticaque para algunos cuesta imaginar en mentes brillantes.
Brooks asegura que de lo que trata, en el fondo, esta obra es "de la humanidad de los científicos", después de que durante 50 años la identidad de marca de la ciencia fuera la de algo objetivo, fiable, seria, racional y otros muchos adjetivos que la hacían "no humana". "Ya es hora de descubrir que la ciencia es la empresa anárquica, creativa y radical que siempre ha sido", apunta el autor.
Pero el retrato es como la cara fea de 'Dorian Gray', de Oscar Wilde. Brooks describe cómo para hacer un gran descubrimiento o para seguir "en la cresta de la ola", hay investigadores que han tomado drogas, han experimentado el contenido de sus probetas en sus propios organismos, se han enzarzado en desgastadoras 'guerras' intelectuales o han cometido fraudes bajo el argumento de la necesidad de conocer cómo funcional el mundo.
Cuenta el físico cómo Isaac Newton, que padecía episodios de locura, trató de desprestigiar a dos colegas que investigaban en su misma área; de Albert Einstein recuerda su apropiación de la famosa ecuación E=mc2, que no era suya, y de sus ataques de cólera frente a las críticas que recibían algunos de sus artículos, plagados de errores; y también recoge casos más recientes, como el llamado escándalo del 'Climagate', donde se demostró la manipulación de datos para reforzar la tesis del calentamiento global.
Los títulos de cada capítulo son bien explícitos sobre el tipo de comportamientos que el autor ha recopilado: 'Drogas y visiones de Dios', 'Las reglas están para romperlas', 'El que no arriesga no gana' o 'Maquiavelo estaría orgulloso' son algunos buenos ejemplos de por donde van los tiros.
No olvida, los casos en los que conseguir fondos para continuar investigando ha sido, para desgracia de la ciencia, el principal objetivo de algunos espabilados. Pero también hace hincapié en cómo grandes hallazgos que han ayudado a conocer mejor la vida.
Y como Brooks es un buen divulgador (es asesor de 'New Scientist' y articulista en varios periódicos anglosajones), todo este 'juego sucio' queda descrito con un estilo ameno, muy periodístico.
Al final, el físico se muestra como un admirador declarado de los que llama 'anarquistas de la ciencia'. "Hacen descubrimientos no a pesar de su humanidad, sino precisamente a causa de ella. Si queremos más progreso científico, hemos de liberar a más rebeldes, más fuera de la ley. Ha llegado el momento de celebrar la anarquía, no de esconderla", concluye.
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