17 de abril de 2014

Advierten que en escuelas precarias se aprende menos

POR ALFREDO DILLON

Un estudio señala que la infraestructura impacta fuerte en el rendimiento de los alumnos. Docentes y padres denuncian las malas condiciones edilicias de muchos colegios en la Provincia.
Clases en el patio. En la Escuela Secundaria N° 2 de Monte.


17/04/14
Tuvo que pasar casi un mes para que se resolviera el conflicto salarial docente en la provincia de Buenos Aires. Y cuando los maestros y sus alumnos volvieron a las aulas, comenzó una nueva batalla: la que exige, cada día, enseñar y aprender enescuelas con serios problemas de infraestructura, a lo largo y a lo ancho de la provincia.
El panorama que trazan los testimonios relevados por Clarín se cristaliza enpostales de la vulnerabilidad. Techos que se caen o están a punto de derrumbarse, en Mar del Plata. Paredes electrificadas en San Isidro. Aulas inundadas desde hace semanas, en San Pedro. Columnas a punto de ceder en Castelar. Comedores clausurados en La Matanza. Baños precarios compartidos entre alumnos, docentes y directivos, en Los Hornos. Escuelas quellevan años esperando un arreglo o muebles nuevos.
La cuestión edilicia no es solo un tema de arquitectos y plomeros: también es un problema educativo. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) analizó la infraestructura escolar de distintos países latinoamericanos, incluyendo Argentina, y la comparó con el rendimiento académico de sus alumnos: la conclusión fue que las condiciones edilicias impactan en los aprendizajes. En otras palabras, es esperable que en edificios escolares precarios los alumnos tengan peores desempeños que sus pares que asisten a escuelas bien equipadas y mantenidas.
“Hay cuatro elementos claves en los aprendizajes escolares: los educadores, los estudiantes, el contenido (lo que se enseña) y los recursos físicos (infraestructura y equipamiento). Las deficiencias en alguno de estos elementos tienen efectos negativos en lo que aprendan los chicos o los jóvenes ”, explicó a Clarín Jesús Duarte, uno de los autores del informe.
El estudio halló, entre otras cosas, que las escuelas con peores condiciones de infraestructura son las rurales y las que atienden a los sectores más pobres de la población –que son, precisamente, las que necesitarían mayores recursos para compensar las carencias de los hogares–. Tres factores son cruciales para favorecer los aprendizajes de los chicos: en primer lugar, la existencia de agua potable, desagüe y baños en número adecuado; también la conexión a servicios públicos de electricidad y telefonía; y, finalmente, la presencia de espacios de apoyo a la docencia, como bibliotecas, laboratorios de ciencias y salas de computación.
Las recomendaciones contrastan con las realidades que describen padres, docentes y directivos de la provincia. Margarita Cuellar, docente en la Escuela N° 20 de San Isidro y la N° 22 de Villa Jardín, enumera: “Paredes con humedad, bombas de agua que no funcionan, vidrios rotos, estufas que son una mera decoración en invierno, comedor sin sillas ni mesas”. Y concluye: “ Es difícil aprender y enseñar en un ámbito que por sí mismo te violenta ”.
Germán Gómez, profesor en la Escuela N° 1 de Villa Adelina, sintetiza los problemas edilicios a partir de una escena que se repite todos los días: “En el horario de llegada, se pierden fácilmente de 10 a 20 minutos de clase mientras los chicos se pelean por los bancos sanos, que son muy pocos”.
La situación no es muy distinta en la Escuela N° 24 de Boulogne, donde la docente María Rosa Gatica describe: “Se llueven los techos y hay goteras en toda la institución. El agua se filtra por los circuitos eléctricos y el subsuelo se inunda siempre. El comedor ni se puede usar durante días de mal tiempo”.
Los especialistas señalan que el espacio escolar impacta no solo en los aprendizajes, sino también en aspectos más difíciles de medir, como la motivación y la autoestima de la comunidad educativa. Una pared descascarada, un aula con ventanas rotas o un techo con goteras contribuyen, sutilmente, a desmotivar a docentes y alumnos.
Según Verónica Toranzo, docente y autora del libro Arquitectura y Pedagogía , “el diseño del espacio escolar puede aportarles a los chicos mayores recursos para el desarrollo de su creatividad, esparcimiento, aprendizaje, mejores vínculos. Un espacio agradable y confortable aumenta el sentido de pertenencia y, por lo tanto, es cuidado por quienes lo habitan y transitan. El riesgo de accidentes también aumenta en un espacio abandonado, con mobiliario en mal estado, que lleva años así”.
Estas miradas le dan su verdadera dimensión a la crisis ediliciaque atraviesan tantas escuelas de la provincia y del país (ver “La escuela que se llevó la lluvia”), pese al aumento de la inversión y las mejoras de los últimos años. La Federación de Educadores Bonaerenses está preparando un informe detallado de la situación para presentar ante el gobierno provincial. Mientras tanto, docentes y padres siguen esperando soluciones.

Los edificios también enseñan

POR RICARDO BRAGINSKI






17/04/14
Fue mencionado como al pasar, en medio del larguísimo conflicto docente con el que se inició este ciclo lectivo. Entre una y otra cifra de porcentajes de aumento salarial que circulaban, algún dirigente gremial mencionaba que también estaban reclamando por la infraestructura de las escuelas. Casi nadie lo escuchaba entonces. Parecía ruido de fondo.
Pero la situación de los edificios escolares tiene implicancias que van más allá de las buenas condiciones en las que un trabajador debe desempeñarse o un chico estudiar. Diversas investigaciones, que se iniciaron en los Estados Unidos en 1993, muestran que las aulas rotas, la falta de bancos o las grietas en los techos impactan directamente en el aprendizaje.
El BID estudió lo que pasa en las escuelas latinoamericanas (muchas de ellas, argentinas). Descubrieron notables diferencias en el rendimiento de los chicos de tercero y sexto grado en Lenguaje, Matemática y Ciencias, d e acuerdo al tipo de edificio en el que estudian.
Lo más lamentable es que estas diferencias profundizan la brechaentre los chicos de los diversos sectores. Los más pobres suelen estudiar en edificios más descuidados, y esto suma dificultades al aprendizaje, que ya tienen por provenir de familias en las que, muchas veces, los padres no fueron a la escuela.
Pocos advierten que en las escuelas no sólo enseñan los maestros,también lo hace el mismo edificio: el espacio en el que los chicos pasan largas horas de sus vidas.
Si realmente apuntamos a una educación de calidad y a obtener mejores resultados, todos los chicos debieran estudiar en edificios escolares especialmente creados para este fin, en buenas condiciones y –en lo posible– adaptados a los nuevos enfoques pedagógicos. Estos espacios no son un lujo, como muchos creen.
Hoy son una necesidad.

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