23 de março de 2010

Alimentemos la discusión sobre los beneficios de la introducción de laptos en los sistemas educaivos y sus muchas limitaciones

La avalancha de laptops

en la región

Por Andrés Oppenheimer

MIAMI.- La distribución masiva de computadoras gratuitas a los alumnos de varios países de América latina, que empezó experimentalmente hace casi tres años en Uruguay, se ha disparado en toda la región y tendrá varios impactos en las futuras generaciones.

El 17 de marzo, Perú firmó un acuerdo para recibir otras 260.000 laptops del programa Una Computadora por Niño, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una organización sin fines de lucro que ofrece computadoras a US$ 188 para sistemas escolares de todo el mundo. Este nuevo pedido llevará a 590.000 el número de laptops entregadas por el gobierno peruano a los alumnos de las escuelas primarias, bajo un programa que destina casi todas las máquinas a escuelas en zonas rurales de alta pobreza.

En marzo, el gobierno argentino entregó las primeras computadoras de una orden de 250.000 laptops Intel Classmate, que serán destinadas a estudiantes de escuelas secundarias técnicas, mientras que Mauricio Macri, jefe del gobierno porteño, anunció que la ciudad comprará 190.000 laptops para niños de escuelas primarias. Brasil, a su vez, está por cerrar una licitación para la compra de 1,5 millones de laptops para alumnos de las escuelas primarias. Uruguay se convirtió recientemente en el primer país del mundo que ha entregado a todos los niños de la escuela primaria pública una laptop con conexión a Internet. Las máquinas son propiedad de los alumnos, que se las pueden llevar a sus casas.

"América latina está muy por delante de Asia, Africa y de otras regiones del mundo en la penetración de computadoras escolares en la escuela primaria´´, me señaló Rodrigo Arboleda, director operativo del programa de MIT.

Según las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el número de escolares cubiertos por programas de Una Computadora por Niño en la región aumentará de 1,5 millones actualmente a 30 millones en 2015. "Es una tendencia imparable´´, me dijo Eugenio Severin, experto en tecnología educativa del BID.

¿Pero el impacto de esta avalancha de laptops será inequívocamente positivo?, les pregunté a varios otros expertos. Para mi sorpresa, muchos dijeron que no. Entre sus criticas se cuentan:

Primero, entregar laptops a escolares que en muchos casos están desnutridos no servirá de mucho. Antes de darles laptops, deberíamos darles desayunos escolares. En segundo lugar, no tiene sentido entregar laptops a millones de niños sin entrenar primero a los maestros sobre cómo usarlas como instrumentos de aprendizaje. En tercer lugar, Internet introducirá la pornografía y la violencia en millones de hogares de poca educación.

Los partidarios de las laptops escolares replican que los programas gubernamentales para alimentar a los niños y los programas de entrega de laptops no son mutuamente excluyentes: se deberían hacer las dos cosas. Con respecto al adiestramiento docente, los defensores afirman que muchos países ya lo están haciendo. En cuanto a la pornografía y a los sitios de propaganda racista, los defensores dicen que las laptops tienen filtros.

Lo más importante es que las laptops están estimulando la curiosidad de los niños, promoviendo el autoaprendizaje y obligando a los maestros a superarse para no quedarse detrás de sus estudiantes, dicen los defensores de estos programas.

Mi opinión: los críticos hacen algunas objeciones válidas, pero la avalancha de laptops es una de las mejores cosas que están pasando en América latina en este momento.

Es un shock tecnológico que sacudirá los anticuados sistemas escolares de la región, y sus poderosos sindicatos de maestros, que constituyen uno de los principales motivos por los que la región se está quedando cada vez más atrás de Asia en la economía global.

En el peor de los casos, este shock sacudirá la inercia educativa de la región y erosionará la convicción generalizada de que no se puede hacer nada para mejorar la calidad educativa latinoamericana.

La Nación

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