Hay más alumnos que
ahora estudian para
ser maestros
Pese a los reclamos y al desprestigio de la profesión. En los últimos dos años, las inscripciones en las carreras de formación docente crecieron un 10% en Capital y Provincia. El "trabajo seguro" y la capacitación constante y gratuita son algunas razones.
Por: Gisele Sousa DiasLa percepción generalizada es que la sucesión histórica de reclamos salariales, la pérdida de autoridad y el atraso de la escuela a la hora de adaptarse a los cambios culturales iban a alejar a quienes finalizaban la escuela secundaria de la idea de formarse para ser docentes. Sin embargo, tanto en la Ciudad como en la Provincia de Buenos Aires, cada año hay más ingresantes a las carreras de formación docente para educación inicial y primaria.
En la Provincia, entre 2007 y 2009, las inscripciones para nivel primario crecieron casi un 10% (la del ciclo 2010 aún no cerró pero la suba se mantiene). Los aspirantes a ser maestros de jardín aumentaron más de un 11% desde 2007. En la Ciudad pasó lo mismo: 10% más de inscriptos en los dos casos.
"El desprestigio de la carrera docente fue un proceso en el que tuvieron que ver tanto la debilidad salarial como los factores que derivaron en la pérdida de la autoridad: los docentes empezaron a competir con nuevas formas de saber, su formación empezó a percibirse como menos solvente y fueron perdiendo jerarquía y reconocimiento. La escuela, que había sido central en la formación de ciudadanos, no fue ajena al proceso de desintegración social", contextualiza Verónica Piovani, directora de Educación superior del gobierno provincial. Un paréntesis: un informe de UNESCO (2009) entre 3.091 futuros maestros mostró que su mayor preocupación es "la falta de autoridad docente".
Piovani, sigue: "Si el docente puede trabajar con las nuevas tecnologías y no queda desfasado de los cambios sociales recupera autoridad. Uno de los atractivos de la docencia es que ahora tenemos procesos de formación continuos, gratuitos y con puntajes y eso contribuye a su profesionalización. En los '90 había que comprar los cursos que daban puntaje".
La cuestión salarial también explica el interés: "La docencia tiene el valor de ser un trabajo seguro en momentos de estancamiento económico", dice Axel Rivas, director del programa de Educación del Cippec. Según un estudio de esta ONG, el salario docente es 48,5% mayor en términos reales que en los 90. "Es una recuperación mayor a la del resto de los empleados públicos y más cercana a la de los privados, por eso aparece como un lugar más atractivo". Pero la mejora salarial sigue siendo motivo de reclamo: en 2.008, por los paros, sólo dos provincias cumplieron los 180 días de clase. Y tres provincias aún no empezaron el ciclo 2010.
"El número de matrícula inicial es engañoso", objeta la doctora en educación e investigadora del Conicet, Silvina Gvirtz. "Ingresan más pero siguen siendo pocos los que se gradúan. En secundaria, hay muchos docentes que ejercen sin título específico y en primaria faltan docentes para materias como inglés y educación física", agrega. En la Ciudad, el año pasado, sólo se graduó el 35%.
Gvirtz pone la lupa en la calidad educativa. Y cita un trabajo del reconocido investigador Emilio Tenti que indicó que los docentes no consumen más bienes culturales que el promedio de la sociedad.
En la Provincia, hace tres años que la carrera se extendió de 3 a 4 años (son 760 horas más de cursada) y aún así la inscripción no bajó. En la Ciudad hicieron lo mismo este año. "Esto revaloriza a la carrera porque la equipara a la universitaria y les permite continuar con posgrados", dice Ana Malajovich, desde la Dirección Provincial de Educación Inicial bonaerense. "Para los jóvenes cuyos padres no tienen estudios de nivel superior significa un indicador de ascenso social", explicó Sandra Ziegler, investigadora de FLACSO. Y Malajovich recordó: "La docencia siempre fue vista como una carrera menor que hacían las mujeres; el hecho de que haya más hombres está dando pautas de que está adquiriendo mayor prestigio social".
Como sea, la deuda sigue siendo mejorar la calidad educativa en la formación para atacar la repitencia y la deserción en las aulas y devolverle la autoridad a la escuela.
Clarín
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