13 de maio de 2010


Editorial II
Carreras prioritarias para el país

Publicado en edición impresa

Las autoridades en materia educativa deberían promover el estudio de las llamadas ciencias duras en todos los niveles


Según un artículo publicado recientemente en LA NACION, "la meteorología asegura trabajo, pero aún no atrae a los estudiantes". Es llamativo que entre las razones argumentadas por los jóvenes para no seguirla estén, por ejemplo, el miedo a las matemáticas y a la física, o la escasez de tratamiento de temas vinculados con el clima y la atmósfera durante la escuela secundaria.

¿Cuáles son las carreras universitarias que deberían elegir los jóvenes argentinos porque son fundamentales para el interés del futuro del país? Para el Ministerio de Educación, la de ciencias de la atmósfera está incluida entre las consideradas precisamente "prioritarias para el desarrollo del país", hasta tal punto que forma parte de un programa especial de becas para quienes quieran empezar a cursarla y tengan dificultades económicas.

Sin embargo, parece que todavía nuestros estudiantes universitarios, o aquellos que están a punto de serlo, no sólo no se entusiasman con las ciencias llamadas "duras", sino que muchas veces terminan volcándose a las carreras más tradicionales (como medicina, arquitectura o abogacía, por nombrar sólo algunas), siempre muy superpobladas, como una decisión más segura o siguiendo el ejemplo familiar.

También es cierto que no hace tanto tiempo que las ciencias y la innovación tecnológica van ocupando el lugar que les corresponde en los ámbitos de decisión política. En realidad, esto ocurre desde la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que encabeza el doctor Lino Barañao, es decir, desde diciembre de 2007, cuando se creó la cartera.

A pesar de contar con tres científicos ganadores del premio Nobel (Houssay, Leloir y Milstein), las ciencias exactas nunca fueron demasiado "promovidas" en el imaginario colectivo de nuestra sociedad, por lo cual se entiende que para muchos jóvenes que planean seguir una carrera terciaria éstas no entren en sus planes, aunque sean estas especialidades las que marchan a la cabeza internacionalmente en el intento de salvar al planeta de todas las calamidades que lo acechan, ya sea que vengan de la mano del hombre o de la naturaleza misma.

Ayer mismo, en la columna de Ciencia/Salud de este diario, titulada "El trabajo de matemático, primero en un ranking", se daba cuenta de que los tres primeros trabajos con más expectativas para el futuro en los Estados Unidos eran matemático, actuario y analista estadístico. Dejando de lado las notorias diferencias que pueden establecerse entre ese país y la Argentina, siempre es motivo de orgullo ver cuántas veces aparecen nombres de jóvenes científicos argentinos integrando equipos internacionales de investigación o aun encabezándolos.

Por ello, es necesario que desde el Ministerio de Educación se refuerce convenientemente la interrelación con el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, además de revisar qué pasa en ese salto de la escuela secundaria a la universidad, donde parece haber un gran "agujero negro" que probablemente esté frustrando, sin saberlo, a muchos estudiantes en su verdadera vocación.
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