22 de setembro de 2011

Dinero como premio por estudiar



Editorial II
La iniciativa, en San Luis, de pagar a los alumnos para que estudien resulta inusitada y alejada de una educación en valores


El gobierno de la provincia de San Luis ha puesto en marcha un programa denominado Estampillas Ahorro para mi Futuro, que, en la práctica, significa un premio de 1200 dólares para los alumnos que concluyan la escuela secundaria de todas las modalidades siempre que no repitan ni se lleven materias. El objetivo declarado que sustenta esta medida es combatir la repitencia y la deserción escolar. A la vez, dice también que promueve "una cultura del ahorro" que, al concluir la enseñanza media, estimule a los graduados para iniciar algún emprendimiento.
También se prevé incentivar de un modo análogo, aunque con sumas menores, a los chicos que aprueben cada grado del nivel primario y cada año del secundario. No han quedado al margen de los premios los alumnos con capacidades diferentes ni los adultos que retornen al sistema para completar estudios que dejaron abandonados. Se estima que la financiación ha de suponer una inversión de cinco millones de dólares.
La oferta comentada ha de merecer, sin duda, juicios de valor de diferente carácter. Anticipándose a posibles críticas, el ministro de Hacienda de la provincia puntana, José María Emir, manifestó: "No nos importa que piensen que pagamos para que estudien mientras terminen el ciclo y no lo abandonen". En verdad, que los alumnos cobren por estudiar satisfactoriamente resulta inusitado y debería tener el correlato de declarar en qué emplea el beneficio recibido a fin de saber en qué medida se cumple "la cultura del ahorro". También es inevitable pensar que se lesiona una concepción fundamental de la enseñanza, cuyo verdadero premio es el conocimiento y la capacitación alcanzada en el contexto de una sociedad que cada vez exige mejor preparación para afrontar las obligaciones de la vida adulta y ejercer un trabajo con dignidad. La monetización temprana de los logros del estudio pone en segundo plano la significación del esfuerzo y el mérito de los aprendizajes, cuestiones básicas de la educación.
Ante esta propuesta, hecha, como se dice, para buscar que los alumnos no repitan o deserten de la escuela, podría oponerse otra estrategia ya probada, como son las becas a los mejores alumnos, o dirigir estos mismos fondos a alentar a los alumnos adultos, a quienes ya se sabe se les hace siempre más difícil trabajar y estudiar al mismo tiempo.
Lejos estamos, por lo que se percibe, de los tiempos en que la implantación de una educación universal y gratuita marcó una transición de trascendencia en la historia del país, sin necesidad de acudir a incentivos materiales para extenderse y profundizarse. La experiencia demostrará si los resultados de la iniciativa del gobierno de San Luis son eficaces no sólo medidos en cantidad de egresos, sino también en términos de una escala de valores para la vida..

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