4 de janeiro de 2012

Dos opiniones sobre el problema de equidad en el acceso a las universidades.



-------------------
El Mercurio
Opinión
Miércoles 04 de Enero de 2012
¿Equidad en las pruebas o en la admisión?


Jorge Manzi
Director Mide UC

En medio de la preocupación por las inequidades educacionales, el debate
que rodea a la PSU se ha enfocado en el problema de la equidad en el
acceso a las universidades. Hay un amplio consenso en que Chile debe
avanzar hacia una composición social más justa y diversa de quienes
ingresan a la educación superior.

¿Pueden las pruebas de admisión resolver la equidad? En el debate
público muchos argumentan que la raíz del problema y de la solución está
en las pruebas. Sin embargo, un rápido análisis de la evidencia nos
muestra que ello no es así. La PSU, como todas las otras pruebas
educacionales que se aplican en Chile, nos muestra que el rendimiento
está estrechamente correlacionado con el origen socioeconómico de los
estudiantes. Más aun, Chile es uno de los países con mayor desigualdad
económica a nivel mundial.

Si no logramos un avance sustantivo en la equidad de las oportunidades
de aprendizaje en las escuelas, la PSU, como cualquier otra prueba
(incluyendo la antigua PAA), inevitablemente mostrará grandes brechas de
rendimiento entre jóvenes de colegios privados y municipales. Nada se
resuelve cambiando esta prueba si queremos avanzar rápido en equidad y,
peor aun, centrar el debate en las pruebas sólo posterga las soluciones
más directas y efectivas.

Si no le podemos exigir equidad a las pruebas, sí se la podemos pedir al
sistema de admisión. Para ello debemos introducirle criterios que
expresen nuestras aspiraciones nacionales en materia de equidad: desde
cuotas u otras formas de discriminación positiva, hasta indicadores que
no estén correlacionados con el origen social de los postulantes, como
el ranking de notas en el colegio de origen.

Un ejemplo de los avances en esta dirección es la beca de excelencia
académica, que beneficia a jóvenes de buen rendimiento en la enseñanza
media, cuyo puntaje de postulación está bajo el punto de corte de la
carrera a la que postulan en las universidades tradicionales. En
promedio, estos jóvenes obtienen notas universitarias superiores a las
de quienes ingresan por la vía regular, con puntajes algo mejores.
Varias universidades han iniciado medidas tendientes a aumentar la
diversidad social de su alumnado, empleando criterios equivalentes a los
de esta beca, pero su experiencia también indica que no basta con
garantizar cupos y otorgar becas para apoyar el financiamiento de los
estudios: es necesario introducir medidas para compensar sus diferencias
de preparación académica, como los programas propedéuticos.

En suma, todo indica que llegó el momento de efectuar una revisión del
sistema de admisión, introduciendo nuevos criterios, así como
condiciones económicas y académicas, que aumenten y hagan sustentable
una mayor diversidad social en las universidades.


Miércoles 4 de enero de 2012
El Mercurio
Opinión
Miércoles 04 de Enero de 2012
La injusticia de la PSU
-----------------------
Ernesto Treviño
Centro de Políticas Comparadas de
Educación, UDP

La PSU se ha convertido en un chivo expiatorio de moda, la culpable de
muchos males de la educación chilena. Sin embargo, vale la pena
preguntarse si es verdaderamente injusta y, como todo fenómeno complejo,
la respuesta tiene varias aristas. Para considerar justa a la PSU como
instrumento único de selección universitaria se deberían cumplir, al
menos, las siguientes condiciones.

Si Chile fuera socioeconómicamente equitativo y los resultados
académicos de los estudiantes no se relacionaran con su origen,
seguramente consideraríamos que la PSU es justa. Pensaríamos que es una
buena medida del mérito académico: se supondría que los estudiantes han
tenido oportunidades similares y los resultados en la prueba son fruto
del esfuerzo de cada uno.

Si la PSU fuera el mejor mecanismo para predecir el desempeño de los
estudiantes en la universidad, entonces estaríamos de acuerdo en que se
trata de un instrumento que les permite ingresar a la educación superior
a quienes tienen mayor potencial.

Si la PSU midiera adecuadamente los rasgos de los alumnos que se propone
estimar, la mayoría estaría de acuerdo en que se trata de un baremo
justo para dirimir quiénes acceden a la educación superior.

Sabemos que nuestro país es altamente desigual. También se puede afirmar
que la PSU no necesariamente es la mejor herramienta para predecir el
desempeño. Por último, existe evidencia contundente de que mide los
contenidos curriculares de la educación media y está técnicamente bien
construida (aunque los estudios indican que la memorización de
contenidos es insuficiente para garantizar buenos resultados
universitarios).

Con todo ese cúmulo de conocimientos, insistimos como sociedad en
mantener un sistema de admisión y de financiamiento a la educación
superior cuyas decisiones más importantes se toman sobre la base del
puntaje de los estudiantes en la PSU.

La PSU no es injusta en sí, sino que las injusticias se generan por las
decisiones que se toman usando como base los resultados de la prueba sin
considerar las inequidades del sistema escolar y la capacidad de
predecir del instrumento. Por ello es muy curioso que pensemos que el
problema de la desigualdad de acceso se puede resolver mediante una
auditoría a la PSU, que nos va a decir que la prueba es técnicamente
adecuada.

Las disparidades en la PSU se tejen desde la cuna y, lamentablemente, la
escuela refuerza las desigualdades separando a los niños por su origen y
dando menos a quienes más lo necesitan. Ya cambiamos la PAA por la PSU
haciendo promesas infundadas. No cometamos el mismo error y corrijamos
las causas del problema, no el instrumento que indica los síntomas.
-------------------
Gregory Elacqua
--
Director
Instituto de Políticas Publicas
Facultad de Economía y Empresa
Universidad Diego Portales

Nenhum comentário:

Postar um comentário