21 de setembro de 2014

Argentina: Unos 500.000 chicos dejan la secundaria cada año, pero la gente apenas lo registra




En el Día del Estudiante, no hay buenas noticias para los chicos en edad de estar en la escuela secundaria. Casi medio millón de estudiantes abandonó ese nivel educativo en 2010, el último dato oficial disponible elaborado por la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (Diniece) sobre una matrícula total en aquella época de 3.655.923 alumnos. Exactamente, fueron 427.111 adolescentes, un promedio de casi 1200 chicos por día o un colegio de gran porte, como el Nicolás Avellaneda, cada veinticuatro horas.
Pero lo que puede ser aún más preocupante es la percepción social del fenómeno. Según el estudio Opinión sobre la dimensión de la deserción en la Escuela Secundaria Pública, realizado por la consultora Isonomía para la Fundación Cimientos, apenas el 15% de los consultados acierta la cantidad real de chicos afectados por la deserción escolar en la escuela secundaria al ubicarla en una franja de entre 350.000 a 500.000 chicos. En cambio, el 73% de la gente "no sabe o brinda un número muy inferior al real". Y el 20% directamente desconoce el problema y no es capaz de arriesgar cifras. Ese desconocimiento crece entre los sectores de nivel educativo alto, donde llega al 24%. Un 12% cree que la situación es más grave que la real y cree que la cantidad supera los 500.000.
La Fundación Cimientos es una organización civil que desarrolla programas para que los chicos de bajos recursos terminen el secundario y con este estudio buscó contrastar la información oficial sobre abandono con la percepción de la sociedad. El trabajo se realizó mediante un sondeo telefónico nacional que alcanzó una muestra de 932 casos, hombres y mujeres de 18 a 80 años.
De la encuesta se desprende que la percepción de la población en general subestima el impacto del problema. Cuando se divide a la población según su nivel educativo (bajo, medio o alto), la percepción pública acerca de la cifra real de chicos que deja el secundario da resultados similares. Sin embargo, el dato más llamativo es que el sector de nivel educativo más alto es el que mayor desconocimiento muestra del número real, con un 24%.
¿Por qué es importante la percepción social y los niveles de información de la opinión pública cuando se trata de la deserción escolar? La directora ejecutiva de Cimientos, Agustina Cavanagh, tiene una primera respuesta: "El desconocimiento sobre un problema contribuye a su naturalización. Al conocer, desnaturalizamos la situación, se pone enfrente nuestro como problema, podemos entenderlo mejor y tomar medidas".
El estudio de Cimientos también buscó indagar sobre cómo es percibida la calidad de la educación secundaria y si en los últimos quince años mejoró o empeoró. "Desde la fundación no creemos que la escuela secundaria esté mejor. Si bien es cierto que se ha mejorado en el aspecto del acceso, con el ingreso de una población que no tenía la menor posibilidad de ir a la escuela secundaria, persisten problemas en la permanencia y el egreso, y en lo que los alumnos aprenden".
En ese punto, la percepción social está más cercana a la realidad, con un 61% que cree que la escuela empeoró. En cambio, el 23% sostiene que mejoró y un 15% cree que su situación no se ha modificado. Pero en este aspecto, hay variaciones entre la perspectiva de los sectores según su nivel educativo. Entre los sectores de bajo nivel educativo, la percepción es mucho más optimista. Aunque el 50% de este sector cree que la secundaria empeoró, el 30% cree que mejoró y el 18% cree que está igual, lo que contrasta con los sectores de nivel educativo medio, donde apenas el 19% cree que mejoró y el 14% la ve igual. "Nuestra interpretación es que los sectores de nivel educativo bajo valoran más las posibilidades de acceso al secundario, que efectivamente aumentaron, que los aspectos de calidad, de ahí su percepción positiva", dice Cavanagh.
En cuanto a por qué los chicos dejan la secundaria, los principales motivos, según la percepción de la gente, son la "falta de contención en los hogares", que se lleva el 24% de las respuestas; en segundo lugar, "la falta de políticas educativas", con el 16%, y luego el hecho de que "los chicos no encuentren motivación en los estudios", con el 15%. Los otros dos motivos de mayor peso son la calidad del secundario ("es malo"), con el 9%, y la "falta de políticas sociales", con el 9%.
Para Silvina Gvirtz, directora general ejecutiva del programa Conectar Igualdad y ex directora de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, "la escuela secundaria fue concebida como una nivel seleccionador de los mejores que ingresarían a la universidad o a las burocracias intelectuales del Estado. Cuando la sociedad del conocimiento se masificó, la secundaria se volvió una necesidad y la ley de educación de 2006 estableció su obligatoriedad. Pero a la escuela le cuesta acompañar esos cambios, aunque hay esfuerzos y la percepción social muchas veces le sigue demandando al secundario el rol de seleccionador, que expulsa".
Más allá del sistema educativo, Gvirtz responsabiliza a los valores sociales, o "disvalores" según su análisis, una fuente de desmotivación para terminar el secundario. "Un ejemplo es la Legislatura porteña nombrando a Marcelo Tinelli como personalidad destacada de la cultura. No se valora al que sale del sistema educativo. ¿Por qué terminar el secundario si todo depende de la suerte o del dinero? Un chico primera generación en secundaria, y esa es la realidad que trajo la obligatoriedad, necesita que su esfuerzo sea valorado", afirma Gvirtz.
Respecto de las consecuencias del abandono en el secundario, la opinión pública abarca en 16 respuestas una amplia gama de consideraciones: "nos perjudica como país" (18%), "un chico más en la calle" (15%), "aumenta la inseguridad" (14%), "falta de oportunidades laborales y la desocupación" (8%), entre otras cosas.
Según la encuesta de Cimientos, la percepción social sobre el impacto del abandono ve en el fenómeno un problema general. "El 20% considera que es un problema que afecta sólo a nivel individual. El 80% restante lo considera una problemática social, que afecta al país", sostiene el trabajo en sus conclusiones..

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