25 de julho de 2010

En busca de una revolución educativa




La meta durante ocho años fue poner en marcha una política que transformara profundamente el sistema, lo reorganizara y lo orientara hacia el objetivo fundamental de formar a los ciudadanos del siglo XXI.
Revolución educativa
Foto: Archivo
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Cambiar al Ministro de Educación según el vaivén de la política nacional fue una dañina costumbre a lo largo del siglo XX. Ningún jefe de esta cartera sobrevivía más de un año en su puesto. Una inestabilidad que tenía efectos perjudiciales para el sistema educativo, pues dificultaba la continuidad de las políticas, uno de los factores más importantes cuando se pretende lograr tasas más altas de cobertura y mejores índices de calidad.

Durante los últimos ocho años, el país logró por primera vez en su historia bicentenaria que una misma persona dirigiera los destinos del sector. Esto puede parecer un logro menor del gobierno de Álvaro Uribe, pero es sin duda una pieza clave para entender los avances que se consiguieron en materia educativa. Aunque será la historia la encargada de calificar las políticas educativas de estos años, como lo dijo en una entrevista la propia ministra María Cecilia Vélez, es posible enumerar algunos de ellos hasta hoy.

El primero, y más importante, se refiere a la oferta en educación. La promesa de una cobertura universal comenzó a hacerse realidad después de décadas de grandes esfuerzos. Entre 2002 y 2009 se presentó mayor atención de población en todos los niveles. La tasa bruta de cobertura en transición llegó a 90,8%, en primaria aumentó a 121,1% y en secundaria 101,7% en 2009. En educación superior, que siempre ha sido la más débil, se presentó un avance de 10,9% puntos, ya que la tasa de cobertura bruta fue de 24,4% en 2002 y pasó a 35,3% en 2009.

Mientras el sistema educativo hacía esfuerzos por ampliar cobertura siguiendo la nueva política de pagar por niño atendido, un problema entorpecía la tarea: la deserción escolar. El mayor reto sigue estando según los expertos en la educación superior, donde la deserción ronda el 45,30%.

Buscando llevar educación a los más vulnerables, entre 2005 y 2010 la atención a población en situación de desplazamiento de todas las edades pasó de 120.651 a 649.338.

Educación con calidad

Según el experto en educación Luis Jaime Piñeros, autor de Una mirada a las cifras de la educación en Colombia 2002-2009, “los resultados en materia de calidad de la educación no permiten, por el momento, hacer un acercamiento a su evolución”.

Puntualmente, señala Piñeros, las Pruebas Saber, que hasta ahora son el referente nacional para medir la calidad en educación básica y media, han sido objeto de una profunda reestructuración y por lo tanto su utilidad sólo podrá verse con el paso del tiempo. De otra parte, los exámenes de Estado aún presentan algunas inconsistencias que impiden ver con claridad cómo avanza la calidad educativa.

Más allá de estos obstáculos, existen algunos indicios de que el país va por buen camino y las políticas consistentes de los últimos años comienzan a mostrar frutos.

En el ámbito latinoamericano, en el Segundo Estudio Comparativo y Explicativo (Serce) —realizado en 2006— se observó un avance del país. Los estudiantes colombianos pasaron de tener un promedio inferior a la media latinoamericana, a ubicarse por encima de ésta.

En otra evaluación internacional, el Estudio de Tendencias Internacionales en Matemáticas y Ciencias, mejor conocido como Timss, los estudiantes colombianos demostraron una leve mejoría. Si bien Colombia sigue ocupando los últimos puestos entre los 59 países participantes, para grado 8º entre 1995 y 2007 los promedios se incrementaron en 20 puntos en matemáticas y 24 en ciencias, siendo Colombia el segundo país con mayores avances.

Los analistas del proyecto “Educación, compromiso de todos” resaltan en su evaluación de estos ocho años “la conformación de un sistema nacional de evaluación de la calidad de la educación”. Confían en que la transformación del ICFES en el instituto de evaluación de la calidad permitirá contar con información confiable y pertinente en el futuro próximo.

No se puede dejar de lado, en avances del sector, el progreso en infraestructura escolar con una inversión total de $1,2 billones durante el período, el acceso a banda ancha y computadores, así como un giro radical en la selección y evaluación de docentes por mérito, pieza fundamental en la búsqueda de la calidad .

El Espectador

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