6 de setembro de 2011

Proponen un innovador modelo para la enseñanza de las ciencias en las escuelas argentinas



Con la presencia del representante de la UNESCO para la región, la organización Sangari Argentina expuso los resultados de los innovadores métodos educativos aplicados en escuelas piloto de la provincia de Buenos Aires y Tucumán.

Los datos en la pantalla no dejaban dudas. Tras un año escolar aplicando el método de experimentar primero para descubrir los conceptos después, en diálogo con la lectura de textos y la ayuda del docente, los alumnos de 31 escuelas de la provincia de Buenos Aires y de otras 31 de la provincia de Tucumán, ya eran capaces de responder a los test aplicando un claro razonamiento científico.

Un ejemplo presentado por la Dra. Melina Furman, directora científica de Sangari, fue muy revelador al respecto. “En uno de los test de evaluación se planteó: ¿Cómo se puede saber si una planta crece mejor en una maceta de plástico o en una de cerámica? Ante este tipo de consignas que evalúan la capacidad de diseñar un experimento para responder una pregunta de la vida cotidiana, el proceso de aprendizaje de los alumnos va recorriendo distintas “estaciones”. En la primera estación de este camino de aprendizaje, una niña respondió: Las plantas crecen mejor en macetas de plástico, porque las de cerámica no las dejan crecer. En la segunda estación, un alumno señaló: Habría que poner una planta en cada maceta y después de tres días ver cuál creció más. Y, en la tercera estación, otra niña respondió: Se deben comprar dos plantas y sembrar una en cada maceta, agregarles a ambas la misma cantidad de agua todos los días y revisar cuál creció más después de una semana”.

Para una sonriente Dra. Furman la conclusión era clara. “Los chicos pasaron de dar una respuesta que propone un resultado, a razonar de una forma científica cómo podrían resolver el problema a través de un experimento cada vez más sofisticado”. En definitiva, aprendieron a pensar. Y el responsable de este cambio es el programa “Ciencia y Tecnología con Creatividad” (CTC) de Sangari Argentina. Un método que desde 2009 lleva a las aulas de aquellas 62 escuelas una propuesta de aprendizaje de la ciencia en forma divertida, haciendo que los chicos descubran el conocimiento de manera intuitiva y como producto de su experimentación en el aula y el debate con sus compañeros y su docente. Los resultados de este método, que beneficia a 15 mil alumnos de 4º, 5º y 6º grado, fueron los presentados en un simposio de la UNESCO, la Sociedad Científica Argentina y la propia organización Sangari, como una alternativa posible para mejorar las competencias científicas de nuestros chicos.

En su propuesta de enseñanza el CTC incluye materiales y recursos pedagógicos como modelos del cuerpo humano, reactivos químicos e incluso seres vivos como lombrices, peces y plantas. Esto juntos instrumentos básicos como lupas y telescopios, permiten a docentes y alumnos trabajar de manera amena y al mismo tiempo rigurosa los contenidos de ciencias en el aula. Pero el aporte más significativo del programa está en la motivación y el cambio en el orden del aprendizaje, que es lo que produce la aprehensión del conocimiento.

La maestra Silvina Vidal, de la Escuela Nº 24 de Avellaneda, lo explicó a los asistentes al simposio de la siguiente manera: “Al realizar la experiencia primero y de allí llegar a los conceptos, los chicos sienten que el conocimiento les pertenece, porque lo encontraron ellos, lo descubrieron ellos con los experimentos”. La docente también contó que los efectos en la interacción familiar son muy positivos. “Los chicos llegan a casa a contar lo que hicieron en la escuela y se nota que los hermanitos menores se entusiasman con la idea de empezar a recibir clases de ciencias, porque los mayores les habían contado lo que hacíamos en el aula”, comentó Vidal.



En esa misma línea estuvo la exposición de Natasha Sáenz, directora de una de las escuelas de Lanús en las que se aplica el programa CTC. “Notamos que hay una mayor integración de las familias a la escuela, ahora vienen más papás y mamás a las reuniones. El programa ha hecho que los padres y los hermanos de los alumnos se interesen por lo que hacemos”, señaló. Además, Sáenz remarcó el gran descenso del ausentismo en los días en los que se dan las clases de ciencias. “Los chicos no sólo no faltan en esos días, sino que nos piden que tengamos más clases de ciencias”, comentó entusiasmada.

La clave es “motivación”

Antes de la exposición de los resultados y las experiencias de las docentes donde se lleva adelante el CTC, un panel de reconocidos expertos debatió sobre la situación de la enseñanza de la ciencia en Argentina y en América Latina. La mesa estuvo integrada por el Director de Ciencia director regional de Ciencia para América Latina y el Caribe de la Unesco, Dr. Jorge Grandi; el exministro de Educación de la Argentina, Lic. Juan Carlos Tedesco; el exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Dr. Pablo Jacovkis; el presidente de Sangari Argentina, Dr. Jorge Werthein y el investigador de la Universidad de Quilmes y asesor científico de Sangari, Dr. Diego Golombek.

Entre las coincidencias y conclusiones de los expositores sobre la importancia de la enseñanza de las ciencias, estuvo la evidente necesidad de desarrollo científico que tienen nuestros países para mejorar de esa manera la equidad social. El representante de la UNESCO fue tajante al respecto: “Las cifras de estudiantes en carreras como ingeniería han caído estrepitosamente en los últimos 10 años. Y nuestros países necesitan de estos profesionales para avanzar en el desarrollo económico y social”.

También hubo acuerdo sobre los obstáculos que existen en nuestros sistemas educativos para el proceso de enseñanza de las ciencias. En este sentido la “motivación” pareció ser el concepto troncal que atraviesa a todos los demás escollos. “Los docentes carecen de motivación porque carecen de los recursos y las herramientas necesarias para enseñar ciencias. Y necesitamos motivación para que nuestros jóvenes se interesen en las ciencias”, dijo Grandi. Para el exministro Tedesco “tiene que haber una muy fuerte política de innovación en la enseñanza de la ciencia, además de trabajar en un cambio cultural en los profesores, especialmente del nivel secundario, tienen que convertirse en motivadores y dejar de ver como prestigioso aquello de que pocos aprueban las materias científicas porque son las más difíciles”.

Pero Tedesco fue más allá en su análisis y planteó la necesidad de un cambio de estructura. “Mejorar la enseñanza de la ciencia tiene que ser colocado en el marco de un proyecto de sociedad, implica tener un proyecto de sociedad distinto al que tenemos. Nuestros países deben basar su competitividad no en los bajos sueldos y las materias primas, sino en la producción con el valor agregado de la innovación y la tecnología producida por nosotros mismos. Es necesario tener científicos para llevar adelante políticas públicas que resuelvan los problemas sociales. Hoy enseñar ciencias es equivalente a hacer formación ciudadana”, sentenció.

El exministro hizo así una suerte de resumen que contiene en pocas palabras la necesidad crucial de un nuevo modelo para las ciencias en las escuelas y lo que es lo mismo, para el futuro del país.

(Nova Nacional - 05/09/2011)





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