Por Darío Mizrahi, Infobae, 26/8/2012
Más de 1,2 millones de personas mueren y otras 50 millones sufren traumatismos en el mundo por esta causa. Infobae América consultó a especialistas para conocer las causas
“Las tasas de accidentes de tránsito sirven como indicador del nivel de respeto a las normas que tiene la población de un país. Ver cómo se maneja puede permitir comprender los comportamientos en otras esferas”, afirmó Diego Fleitas, sociólogo y director de la Asociación para Políticas Públicas.
La diferencia entre las distintas regiones del planeta es notoria. El 52,1 por ciento de los vehículos matriculados en el mundo está en países catalogados como de ingresos altos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El 38,7 por ciento está registrado en países de ingresos medios, y el 9,2 por ciento restante, en naciones de bajos ingresos.
Sin embargo, el 91,5 por ciento de las muertes en accidentes de tránsito se produce en países de ingresos medios y bajos (el 54 por ciento en naciones de ingresos medios y el 46 donde son bajos).
La anomia
“Mientras que en algunos países, cuando no pasa ningún auto, hay personas que no cruzan la calle porque el semáforo no se los permite, en gran parte de América Latina eso sería impensable. Tenemos una cultura bastante anómica y muyindividualista. O no se conocen las normas o se considera que uno puede decidir si las respeta o no. Eso es anomia”, explicó Fleitas.
Es cierto que en los países centrales la infraestructura es mejor, hay más autopistas y casi la totalidad de los autos tiene las medidas de seguridad más modernas.
Pero el principal motivo del bajo número de muertes parece ser la efectividad de sus instituciones para forjar la conducta de las personas, que tienden a actuar de la manera que se espera de ellas.
El mejor ejemplo de esto es que, en muchos casos, las instituciones de control no son tan necesarias, porque las personas se autorregulan. “En Alemania no hay agentes de tránsito en la vía pública. Es la misma sociedad la que condena cuando alguien hace algo mal, como cruzar la calle en rojo”, contó Eduardo Bertotti, director delInstituto de Seguridad y Educación Vial (Isev), de Argentina.
El caso argentino
“En el 2008 hay una bisagra en la historia de la seguridad vial argentina. Se creó la Agencia Nacional de Seguridad Vial, dependiente del Ministerio del Interior. Es el primer ente estatal específicamente dedicado a la materia”, afirmó Bertotti.
La tasa promedio de muertes en accidentes de tránsito en los últimos diez años oscila entre 11 y 20 muertes cada 100 mil habitantes, según el organismo que lo registre (ver recuadro). Es decir, entre 4 mil y 8 mil muertos por año.
El considerable margen de diferencia dificulta sacar conclusiones, pero hay cierto acuerdo en torno a que desde 2009 hubo una disminución en los decesos.
El Isev indica que en el primer semestre de 2012 la mortalidad se redujo en un 14,8 por ciento.
“Una medida importante -según Bertotti- fue unificar la entrega de licencias. Antes, como cada provincia entregaba su propia licencia, había casos de personas inhabilitadas para obtenerla que la sacaban en otras jurisdicciones”.
También destacó la implementación de políticas de educación vial, aunque sus efectos sólo se verán en el largo plazo.
Pero aún las estadísticas más optimistas muestran que Argentina está muy lejos de los países más seguros. Por ejemplo, la mortalidad en Suecia es de 5 personas cada 100 mil habitantes, según datos de la OMS.
Además ocurre lo mismo que a nivel mundial. En las zonas con menor desarrollo institucional y económico muere más gente. “La Ciudad de Buenos Aires tiene niveles muy altos en uso de cinturón de seguridad, con casi el 70 por ciento, pero es muy diferente en el resto de las provincias. Las tasas de muerte por accidente de tránsito son mucho más altas en el interior del país”.
“Queda trabajar en políticas particulares. Por ejemplo, sobre las motocicletas. A pesar de la reducción de la tasa a nivel general, las muertes en esta categoría están aumentando”, precisó Bertotti.
Al ser algo tan asociado al modo en que una sociedad está organizada, los accidentes de tránsito son algo muy difícil de modificar en el corto plazo. Por eso, si se lograra fortalecer a las instituciones (familia, escuela, clubes sociales y todas las dependencias del Estado) se alcanzarían niveles más altos de respeto a las normas de convivencia y, sobre todo, de respeto al prójimo. Así se reducirían los accidentes de tránsito y, de paso, se mejoraría la convivencia.
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