El País
Por: Alejandro Rebossio | 29 de agosto de 2012
No hay región del mundo más urbanizada que Latinoamérica, según ratifica el informeEstado de las ciudades de América Latina y el Caribe 2012, que difundió la semana pasada ONU Hábitat. Dedicaré esta entrada del blog a repasar algunos de los datos más interesantes sobre los cambios que están sucediendo en las urbes de la región. Uno de ellos se refiere a los barrios cerrados que se han multiplicado en la periferia de numerosas ciudades.
Casi el 80% de la población latinoamericana vive en urbes, una proporción superior incluso a la del grupo de países más desarrollados. Brasil y los países del Cono Sur superan esa media, México y la región andina la igualan, mientras el Caribe y sobre todo Centroamérica se encuentran muy por debajo. De todos modos, el crecimiento demográfico y la urbanización han perdido fuerza en la región. El número de ciudades se ha multiplicado por seis en 50 años. La mitad de la población urbana reside en las de menos de 500.000 habitantes y solo el 14% en las megalópolis. Los avances logrados en acceso a agua, saneamiento y otros servicios han aumentado el atractivo de las ciudades intermedias.
El éxodo migratorio del campo a la ciudad ha perdido peso en la mayoría de los países. Ahora se produce entre ciudades, a veces entre las de distintos países. El 1,3% de la población regional es inmigrante, unos 7,5 millones de personas. El informe señala que Argentina es el principal país receptor de migrantes, con 1,4 millones, pero en el censo de 2010 de este país se contabilizaron 1,8 millones. Detrás está Venezuela, con un millón, y solo después, México y Brasil. También son relevantes los movimientos de población dentro de las ciudades, entre el centro de la ciudad y su periferia, así como entre centros urbanos secundarios.
ONU Hábitat alude entonces a la tendencia a la creación de barrios cerrados en la periferia de las ciudades a los que se mudan familias de clases alta y media alta. Precisamente, la semana pasada se encendió una polémica en Argentina porque el jefe del grupo peronista en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, propuso abrir calles públicas dentro de esas urbanizaciones. El ministro de Justicia, Julio Alak, rápidamente desmintió que ésa fuera la intención del Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner y Rossi acabó desdiciéndose. Mientras tanto, llegará en los próximos días al Congreso un proyecto de la Universidad de General Sarmiento y el Foro de Organizaciones de Tierra, Infraestructura y Vivienda de Buenos Aires que contempla que los barrios cerrados, cementerios privados, hipermercados y centros comerciales de más de 5.000 metros cuadrados cedan el 10% de sus terrenos para la construcción de viviendas sociales.
ONU Hábitat reconoce que la violencia ha fomentado la mudanza a barrios cerrados, pero advierte de consecuencias negativas. “Existe una tendencia a crear barrios y condominios cerrados. Son modelos enfocados a la ganancia de corto plazo y que derivan de una visión de la sociedad en la que la comodidad individual siempre prevalece sobre el interés colectivo o la búsqueda de cohesión social”, advierte el organismo en la introducción del informe. “Son muchas las ciudades de America Latina y el Caribe que tienen como esquema de expansión de sus periferias un modelo basado en la multiplicación de carreteras, centros comerciales y conjuntos habitacionales cerrados. Es un modelo que responde de manera puntual a las múltiples demandas de los mercados inmobiliarios, sin que en ningún momento parezca haber una intervención consciente del poder público para crear estructuras urbanas que transciendan los proyectos inmobiliarios individuales. De esta forma, las áreas urbanas se expanden con viviendas, en el mejor de los casos dotados de infraestructuras y servicios, pero sin crear un verdadero tejido urbano interconectado”, concluye ONU Hábitat. Se trata de un asunto en que los municipios de la periferia son responsables de permitir la construcción de barrios cerrados. Expertos de la Universidad de General Sarmiento consideran que estos emprendimientos encarecieron el acceso de los pobres a su vivienda propia. Rosario se convirtió en diciembre pasado en una de las primeras ciudades de Latinoamérica en prohibir las urbanizaciones cerradas.
"Los centros comerciales se están convirtiendo en la principal oferta de espacio de socialización", plantea ONU Hábitat. Y lo presenta como un problema dado que estos centros, a diferencia de los espacios públicos, "son privados, orientados exclusivamente al consumo, con reglas de acceso que dependen de la apariencia y del poder adquistivo de las personas". No es que se proponga el cierre de los malls o shopping centers, como les llaman en algunas partes de Latinoamérica, sino que se advierte que "los gobiernos prestan poca atención a la creación y el mantenimiento de espacios públicos formales, que son más escasos y frecuentemente de menor calidad en los barrios periféricos o marginales".
La expansión urbana ha hecho que muchas ciudades desborden los límites administrativos de sus municipios y terminen absorbiendo físicamente otros núcleos urbanos en un proceso de conurbación, según ONU Hábitat, organismo que dirige Joan Clos, exalcalde de Barcelona. Montevideo, la ciudad de Panamá, Santiago de Chile, Buenos Aires y Lima son las cinco capitales que más población total de sus países aglutinan. En cambio, los países más descentralizados son Brasil, Honduras, Venezuela, Bolivia y Guatemala. Entre las grandes ciudades más densamente pobladas (más habitantes por kilómetro cuadrado), México, San Salvador, Fortaleza (Brasil), Santiago de Chile y Valledupar (Colombia) aparecen a la cabeza.
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