14 de dezembro de 2016

Silvia Bacher: “Las tecnologías no salvan ni causan desastres, son herramientas que nutren la educación”


En "Navegar entre culturas", la docente y periodista Silvia Bacher aborda la implicancia de las tecnologías de la información y la comunicación -televisión, computadoras, celulares, tablets- en el ámbito educativo.
En "Navegar entre culturas", la docente y periodista Silvia Bacher aborda la implicancia de las tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito educativo como un planteo que aún necesita resolverse, y analiza a fondo el rol del docente y la necesidad de que los alumnos adquieran herramientas que les permitan interpretar su realidad y transformarla.

La especialista ahonda en las consecuencias del arribo de las tecnologías -televisión, computadoras, celulares, tablets- que desacomodó a la escuela en su forma de transmitir saberes. Ese sacudón que comenzó en los años 80, aún continúa y es analizado por Bacher para ofrecer posibles respuestas. 

El ensayo, editado por Paidós, también rescata experiencias de escuelas argentinas que construyen "una mística" de la educación y logran ponerse en la piel de los adolescentes respecto de sus necesidades y vínculos.

Autora de "Tatuados por los medios", Bacher es Magíster en Comunicación y Cultura por la Universidad de Buenos Aires, y en esta entrevista con Télam considera que a la escuela, para transformarla, hay que pensarla como una "trama" en la que estén representados alumnos, docentes y la sociedad.

- Télam: ¿Qué rol considera que cumplen las tecnologías en función de lo educativo?
- Silvia Bacher: Las tecnologías no son salvadoras ni causal de desastre, son herramientas que nutren a la educación, que pueden nutrir si la educación las toma como insumos, no si las toma como salvadoras o las denuesta. En este sentido, el gran desafío en tiempos de profundo caos, la transformación se va a dar cuando uno pueda pensar a la escuela, a los docentes, a los alumnos y a la sociedad como una trama y no ver a los actores de manera recortada, que es lo que estaba pasando. Lo que tenemos que mirar son los sujetos en sus transformaciones y los vínculos que se dan entre ellos, y ahí la tecnología puede ayudar a que esos vínculos se fortalezcan o debiliten, y para eso necesitamos una mirada de trama vincular, más social.

-T:¿Qué le sucedió a la escuela en relación a la irrupción de las nuevas tecnologías?
-S.B: Las escuelas se saturaron de tecnología sin una mirada comunicacional, lo que algunos llaman desacompasamiento: una escuela que no alcanza a encontrar un ritmo y cree que con las redes y la tecnología va a poder solucionar los problemas de la educación. Hoy que la información está al alcance de la mano, la escuela tiene que preguntarse cuál es su sentido. La escuela tiene un sentido clave, fundamental en cuanto a la brecha de uso de las tecnologías, para que los estudiantes sepan priorizar la información a la que acceden, porque no es lo mismo el uso de las redes sociales de los chicos que tienen más y mejor educación de los que no la tienen. La escuela tiene el enorme desafío y la sociedad tiene la enorme responsabilidad de incluir a todos en un mundo de acceso a la dignidad, a la posibilidad de trabajar, de acceder a la información para vivir dignamente.

- T: ¿La tecnología está sobredimensionada respecto de su verdadero rol en el aprendizaje?
- S.B: Recorro el país y voy a muchas escuelas, y hay una sensación de desamparo en los adolescentes y de la necesidad de encontrar sentido no solo a la escuela sino a sus propias vidas, y ahí la escuela tiene mucho para hacer buscando estos proyectos y diciéndoles 'vos sos importante, no es importante la tecnología'. Hay que fortalecer a nuestros estudiantes en el sentido de la ciudadanía y hoy estamos hablando de ciudadanía digital, de educación y comunicación como una trama: sin educación, sin comunicación y sin ciudadanía digital entramadas no es posible pensar en ciudadanos dignos.

- T: En el libro plantea el concepto de ciudadanía plena, ¿a qué hace referencia ese concepto? 
- S.B: A la hora de hablar de educación se la piensa más como mercancía que como derecho, y el ejercicio de la ciudadanía plena tiene que ver con garantizar el ejercicio de los derechos humanos en plenitud, que empiezan con el derecho a la educación y a la comunicación porque son derechos habilitantes. Si vos formás a las nuevas generaciones en el ejercicio de estos dos derechos los adolescentes podrán acceder a los otros derechos: el derecho a trabajar, a la salud, a participar, a la identidad. Esta ciudadanía plena se forma en la escuela cuando se garantizan el derecho a la comunicación y a la educación. 

- T: ¿Cuál es el rol de la escuela en ese sentido?
- S.B: Creo que la escuela tiene un rol clave y los funcionarios tienen el desafío de habilitar estos nuevos modos de educar, facilitando, validando y dimensionando las experiencias que cobran sentido y le dan fortaleza a los chicos. La escuelas tienen un lugar clave porque desde los medios masivos de comunicación se ha trabajado mucho en la banalización de la juventud, en el consumo como único mecanismo de satisfacción, y lo único que nos garantiza el consumo es la insatisfacción. De ahí los enormes desafíos que afronta la juventud y la sociedad frente a esa adolescencia desencantada, desproyectada, y tenemos que ayudarlos a recuperar los sueños y como decía Silvia Bleichmar, la escuela es el lugar para recuperar los sueños.

- T: A partir del ingreso de las nuevas tecnologías ¿qué le pasó a los docentes y su compromiso con la educación? 
- S.B: Desde distintos organismos se les cargaron todas las tintas a los docentes, y se esmeriló su figura. Muchas veces no funciona el docente porque no se sabe desde los impulsores de políticas públicas cuáles son las demandas del sistema. Entonces se forma un docente pensando disciplinarmente: el docente de matemática, el de lengua. Esto de pensar la escuela disciplinarmente no tiene que ver con la cabeza de los chicos. Hay una transición que todavía no resolvió cómo formar a los docentes. En las nuevas experiencias se busca trabajar con grupos de docentes: un grupo de docentes de distintas disciplinas que trabajan sobre un problema en conjunto durante muchas horas y muchos días. El gran desafío del sistema educativo es impulsar la construcción de grupos de docentes, a partir de equipos directivos que logren construir una mística sobre cuál es el sentido de estar en un ámbito educativo. El docente debe garantizar el saber académico y estar atento a qué le pasa a cada uno de los chicos. 

- T:¿No es pedirle mucho al docente respecto de lo que le sucede a los adolescentes más allá de lo educativo? ¿Qué pasa con la familia?
- S.B: Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es una de las principales causas de preocupación en los adolescentes. Un chico que está en estado de soledad, que sufre acoso intrafamiliar, que es ridiculizado por sus compañeros, que está con depresión o angustia, no puede aprender. Hay que pensar a la escuela como colectivo, donde el equipo docente tiene que fortalecerse a sí mismo, a través de un preceptor o un equipo de profesionales que va a acompañar cuando haya un alumno con dificultades. Eso es trabajar en sentido social. El sentido de la escuela es pensarse como equipo de trabajo que se acerque a la familia; pensarse como institución que tiene un proyecto y un sentido. Ese equipo tiene la responsabilidad de conocer, de acompañar a los estudiantes, porque si no, no los puede educar. Si no hay un grupo trabajando en conjunto y un sistema que avale, acompañe y valide a estos grupos los chicos se van de la escuela y cuando se van es muy difícil, porque no hay un tutorial que les vaya a resolver la vida.

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