27 de maio de 2011

Más de la mitad de los chicos no tiene PC ni libros en su casa :Argentina


27/05/11

Lo afirma un estudio entre 6.400 estudiantes primarios y secundarios de todo el país. Según expertos, este acceso debe ser “un derecho”. El problema es más grave entre los que van a escuelas públicas.

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En casa no hay Internet ni computadora. Tampoco un estante con libros a los que recurrir para hacer la tarea o encontrar una buena novela. En la Argentina 2011, los chicos que no tienen una computadora propia o conexión a Internet son muchos. Más de la mitad de todos los que tienen entre 5 y 17 años. Y suman tantos como los que tampoco saben lo que es crecer con una biblioteca en el living.
De acuerdo a la última edición del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina, el 53,7 por ciento de los adolescentes del país vive en hogares en los que no hay una computadora . El estudio determinó también que 66,7 por ciento de los chicos que tienen entre 13 y 17 años no tiene acceso a Internet en su casa.
Para el Barómetro, estos dos elementos – computadoras e Internet – representan“activos importantes en los procesos de formación” . Pero tan fundamentales como ellos resulta también el poder contar con una biblioteca en el hogar, algo a lo que no acceden el 59,8 por ciento de los adolescentes argentinos.
Con porcentajes similares, el cuadro se repite entre los niños de entre 5 y 12 años: “El 54,6 por ciento de la niñez en el nivel primario no tiene en el ámbito de su hogar acceso a una biblioteca familiar, 50,2 por ciento no tiene una computadora y 63,3 por ciento no tiene acceso a Internet”.
Axel Rivas, director del programa de Educación de CIPPEC, asegura: “Hay muchísimas evidencias de cómo estos factores condicionan el desempeño educativo , los chicos que provienen de hogares de menos recursos, tienen más dificultades para seguir los contenidos educativos. Hoy el acceso a una computadora o Internet es un principio básico”.
Rivas pone como ejemplo lo que ocurre en La Rioja, donde todos los niños de las escuelas primarias tienen su propia computadora y pueden acceder a Internet desde cualquier plaza de la provincia. “Lo que está ocurriendo es que se cambia el entorno cultural de toda la familia, porque es toda la familia la que empieza a usar Internet. Entonces, es ahí cuando se puede comprender fácilmente por qué este acceso es un derecho”.
El nuevo informe del Barómetro, adelantado en exclusiva por Clarín , se realizó en base a las encuestas realizadas a los padres de 6.400 chicos. En total, fueron relevados 3.181 hogares en el área metropolitana y los principales centros urbanos de todo el país: Córdoba, Rosario, Mendoza, Salta, Tucumán, San Juan, Chaco, Neuquén y Tierra del Fuego.
El Barómetro traza un mapa de la educación en la Argentina. Y en ese sentido, destaca que la situación social y económica es determinante en el acceso a una mejor calidad educativa: “Los problemas de exclusión y rezago educativo se incrementan a medida que desciende el estrato social de los niños y adolescentes”. En el caso concreto de los recursos con que disponen en su casa, el Barómetro señala que la posibilidad de poder contar con ellos “guarda estrecha relación con el estrato social de pertenencia”. Por ejemplo, nueve de cada diez niños de un estrato social más rico cuentan con una computadora en casa. La proporción es inversaentre los más pobres, donde sólo uno de cada diez tiene computadora .
El informe agrega que existen diferencias entre quienes van a escuelas privadas y públicas: “Los niños que asisten a escuelas de gestión pública tienen menos probabilidad de contar con los recursos de referencia en sus hogares” . Así, el 63,2 por ciento de los niños que estudian en escuelas públicas no tienen una computadora propia, mientras que ese porcentaje desciende al 30 por ciento en los colegios privados.
Clarín intentó hablar ayer con los especialistas del Ministerio de Educación de la Nación, pero allí prefirieron no contestar.
Fabio Tarasow, coordinador académico del PENT Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías de Flacso Argentina, es cauto sobre la importancia de estos recursos y plantea otra lectura: “El ‘empobrecimiento’ de acceso a las ideas y la generación de un espíritu crítico no es un problema exclusivamente asociado a los sectores más vulnerables. Por el contrario, poseer acceso a tecnologías y a libros no nos asegura que generemos nuevas generaciones que consideren al conocimiento o a las artes como metas deseables en sus vidas.
Podemos preocuparnos por algunos indicadores, pero, ¿acaso como sociedad valoramos y estimulamos el conocimiento?”.
El año pasado el gobierno nacional lanzó el programa Conectar Igualdad” y 567.000 estudiantes secundarios tienen su netbook. El programa busca repartir 3 millones de computadoras. El Barómetro destaca que tanto este programa como el hecho de que en 2010 el presupuesto destinado a educación haya superado la meta inicial del 6% del PBI – fue de 6,47 %–, o la implementación de la asignación universal por hijo, sirvieron para combatir las falencias.


“La escuela reproduce la falta de recursos que sufre cada hogar”

 La socióloga que hizo la investigación habla de problemas en áreas clave.
REALIDAD. UNA ESCUELA PUBLICA DEL BARRIO RIVADAVIA EN LA ZONA DEL BAJO FLORES MUESTRA EL DETERIORO.

El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia reconoce avances a nivel nacional en la situación de los estudiantes argentinos desde 2007, pero observa que las mejoras siempre son menores para la clases bajas. “La escuela reproduce la falta de recursos que sufre cada hogar, es decir, las desigualdades”, dice a Clarín Ianina Tuñón, socióloga y autora de la investigación de la UCA.
El trabajo analiza aspectos como la repitencia, la falta de inclusión de chicos en el nivel inicial de escolarización, el déficit en educación secundaria y las carencias en la oferta que la escuela brinda a los alumnos en computación, idioma extranjero y educación física . También, la incidencia del apoyo extra escolar. En todos los casos las clases bajas y muy bajas tienen los peores índices.
Sólo 5 de cada 10 chicos de 3 y 4 años de clase baja va al jardín, mientras que en los niveles altos la relación es de 8 de cada 10. En el nivel primario, a 6 de cada 10 chicos de clase baja no les enseñan un idioma extranjero , mientras que en la clase alta sólo no lo aprenden 2 de cada 10. La explicación más contundente (según muestran los índices discriminados) es la debilidad de la escuela pública.
Desde 2007, el déficit de idioma extranjero pasó de 52,2% a 40,5% para chicos de 5 a 12 años. Pero la desigualdad ha tendido a incrementarse en el mismo lapso: la caída del déficit en el 25% de los chicos más pobres fue del 5,2 % y en el 25% más rico fue del 19,6%.
“Entre los niños ricos todo se multiplica”, explica Tuñón, y argumenta: “No sólo la mayoría va a escuelas privadas, que son las que cuentan con mayores recursos, sino que también son los que más cantidad de clases de apoyo tienen fuera del colegio”.
Si bien el plan oficial “Conectar-Igualdad” busca revertir la carencia de PC’s, al mismo tiempo allí se ven desigualdades: en la Ciudad ya se entregó el 32% de las netbooks previstas, mientras que en otras provincias (Tierra del Fuego, San Juan, La Pampa) todavía no se distribuyó ninguna. Según Tuñón, “las mejoras llegan primero a los que menos las necesitan”.
En el nivel secundario, el déficit en la enseñanza de computación es menor al registrado en el nivel primario y tuvo una tendencia positiva. En 2007, el 39,4% de los adolescentes no accedían a este recurso y en 2010 el 26,2% sigue en igual situación. Pero las desigualdades sociales todavía son fuertes: el déficit entre los adolescentes más pobres duplica al registrado entre sus pares más aventajados.
Tuñón agrega que para revertir este escenario hace falta “decisión política”. Y explica que “ en las villas deberían tener las mejores oportunidades educativas, los mejores maestros y los mejores recursos. Sin embargo, se da lo contrario”.
La especialista remarca que “en el pasado la escuela argentina producía un piso mínimo de igualdad” y que “a mediados de la década del 70 se dio un quiebre. La calidad de la educación para los más pobres empeoró desde entonces y ahora tenemos una oportunidad histórica (por cantidad de recursos disponibles) que se está desaprovechando”
Clarín

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