25 de abril de 2013

Obama apuesta por la prevención en su estrategia contra las drogas



El plan para 2013 se presenta como un “equilibrio” entre la legalización y la represión, las dos corrientes que imperan en América Latina y en EE UU


 Washington 24 ABR 2013 - 22:30 CET, El País

El director de la oficina para el Control Nacional de Drogas, Gil Kerlikowske. / EDUARDO VERDUGO (AP)
La nueva estrategia de la Administración Obama para la lucha contra las drogas da preeminencia a las políticas de prevención y rehabilitación sobre las policiales y de seguridad. Durante la presentación del Plan para 2013, Gil Kerlikowske, el director de Política Nacional para el Control de Droga, ha defendido la apuesta de Estados Unidos como la más adecuada para combatir el narcotráfico, al guardar un equilibrio entre la legalización y la guerra directa, las dos corrientes que, con ligeros matices, se defienden en este país y en América Latina para erradicar el problema de las drogas.
“Una política contra las drogas basada exclusivamente en la represión se ha demostrado contraproducente, ineficaz y costosa. Pero el extremo contrario, el de la legalización, es perjudicial desde el punto de vista de la salud pública”, ha señalado Kerlokowske. El plan de este año no difiere demasiado del de 2012, que también puso el énfasis en la prevención, pero el envite de Obama se ha reflejado de manera notable en su nuevo presupuesto, mucho más equilibrado entre seguridad y prevención que el del ejercicio anterior.
Una política contra las drogas basada exclusivamente en la represión se ha demostrado contraproducente, ineficaz y costosa"
Gil Kerlikowske
Aunque la proporción de la inversión de la Casa Blanca destinada a seguridad sigue siendo superior, la cantidad fijada en las cuentas de 2014 para la lucha contra la droga en ese apartado se reduce del 62% al 58%, respecto de 2013, mientras que la dedicada a políticas de salud pública y educación aumenta del 38% al 42%. -El presupuesto indica que la cantidad destinada al tratamiento es de 10.700 millones de dólares, frente a los 9.600 millones invertidos en política policial y de prisiones, pero en las cuentas se omiten los 3.700 millones dedicados a la interceptación de alijos y los 1.400 millones para el control del narcotráfico fuera de EE UU, que se incluyen en otra partida-.
Aunque Kerlikowske ha rechazado que la legalización del consumo de drogas sea la mejor respuesta para erradicar el problema del narcotráfico, el asesor de Obama en esta materia no ha hecho ninguna alusión a la legalización de la producción, la venta y el consumo de marihuana aprobada en los Estados de Washington y Colorado. “Puede cambiar la legislación estatal, pero sigue siendo un problema de salud pública”, se ha limitado a decir Kerlikowske, que ha remitido al Departamento de Justicia para que explique la respuesta del Gobierno federal ante dos leyes que regularizan un producto que está prohibido por el Gobierno federal -de momento el Fiscal General no se ha pronunciado al respecto-.
El plan para 2013 potencia la educación, la asistencia sanitaria y la reforma del sistema judicial como herramientas para reducir el abuso del consumo y las consecuencias de la adicción. “El encarcelamiento no puede ser la solución a la cuestión de las drogas”, ha reconocido. De los 2,2 millones de personas encarceladas en EE UU, poco más de la mitad está en prisión por delitos relacionados con drogas, según el Censo de 2010. El plan de Obama ha incorporado programas para destinar a 100.000 de esos presos a programas de rehabilitación en lugar de mantenerlos entre rejas, prevé crear juzgados especializados y potenciar las condenas a tratamiento de desintoxicación sobre las penas de cárcel en el caso de faltas y delitos menores.
El plan para 2013 potencia la educación, la asistencia sanitaria y la reforma del sistema judicial como herramientas para reducir el abuso del consumo y las consecuencias de la adicción
Aunque la nueva estrategia de la Casa Blanca sintoniza con la emprendida por varios países de América Latina que han optado por potenciar las políticas de tratamiento y prevención frente a las de seguridad y represión, Kerlikowske ha preferido guardar una distancia prudencial antes que equiparar las iniciativas. “Nuestro plan es el más inteligente y es un término medio a lo que propone América Latina”, ha indicado.
En la Cumbre de las Américas del año pasado, varios líderes de la región pidieron a Obama que reconsiderara la legalización como una potencial respuesta para acabar con la violencia relacionada con el narcotráfico que atenaza a varios de los países de la zona. El presidente estadounidense insistió en que él no cree en la legalización como solución. El fracaso de las políticas de represión ha llevado a varios Estados americanos, como Colombia, Uruguay, México oGuatemala -con una de las mayores tasas de homicidios relacionados con drogas- a variar su estrategia contra las drogas, potenciando políticas integrales y apostando por la regularización de determinados cultivos. Otros países, como Chile, Cuba o Paraguay, insisten en mantener políticas de tolerancia cero.

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