25 de maio de 2014

Algunas fuerzas reaccionan: Mazazo a la ‘Pikettymanía’

Un artículo de ‘Financial Times’ acusa al economista de cálculos torticeros



El economista francés Thomas Piketty. / REUTERS
El libro revelación, la obra económica más popular sobre uno de los temas calientes del momento, la desigualdad, ha sufrido un revés esta semana. The Financial Times ha publicado un análisis en el que aflora una retahíla de errores y pone en duda incluso las grandes conclusiones de la obra. Un extenso artículo publicado el viernes por el editor económico del rotativo, Chris Giles, atribuye al economista francés Thomas Piketty (París, 1971) cálculos torticeros en El capital en el siglo XXI, una obra de 600 páginas en la que analiza la evolución de la riqueza en Europa y EE UU en los últimos 200 años.
Las críticas se centran básicamente en el capítulo 10 de la obra, sobre la distribución de riqueza. Giles detecta diferentes incorrecciones: algunos parecen un simple error de transcripción, como tomar mal el dato de concentración de riqueza de Suecia. Le reprocha también que no justifica los ajustes que realiza en las proyecciones para épocas en las que no había datos; o que no usa el mismo método para todos los países. Además, le acusa de no ponderar la población cuando calcula la media europea (que hace solo con tres países, Suecia, Gran Bretaña y Francia) y de utilizar las comparaciones de años que más conviene a su tesis sobre el incremento de la brecha social.

El caso recuerda al
 sonado error descubierto en un estudio de dos prestigiosos economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, publicado en 2010 y en el que alertaban del lastre que el exceso de deuda pública suponía para el crecimiento de los países. En concreto, calculaban que la actividad se frenaba de forma muy abrupta cuando el lastre del pasivo superaba el 90% del PIB y la teoría —con porcentaje exacto incluido— fue utilizado como gran argumento intelectual por los principales defensores de los recortes de gasto público en las primeras fases de la crisis de la zona euro. El año pasado un estudiante de doctorado de la Universidad de Massachusetts descubrió que Reinhart y Rogoff habían omitido por error algunos datos de calado y usado metodologías más que discutibles.Piketty, que publicó en Internet las hojas de cálculo en las que basa sus explicaciones, respondió el viernes alFinancial Times que “la disponibilidad de datos sobre riqueza [donde se concentran los reproches] son menos sistemáticas que para ingresos”. Y que para homogeneizar las diversas fuentes de información (entre países, épocas, etc.) eran necesarios los ajustes. “No tengo duda de que mi base de datos histórica puede mejorar y mejorará”, apuntó, si bien sostiene que no ha hecho uso sesgado de la información ni queda alterada la conclusión: la diferencia entre ricos y pobres crece.
Si entonces los reputados economistas admitieron los fallos pero salieron al paso recalcando que estos no ponían en tela de juicio sus conclusiones, la respuesta de Piketty es muy similar ahora. Pero igual que entonces los detractores de la austeridad a ultranza sacaron el máximo provecho del error de Rogoff y Reinhart, los críticos con laPikettymanía y sus alarmas contra la brecha social también tienen ahora dónde rascar a golpe de artículos y blogs.
En medio del fuego, el Nobel Paul Krugman opinó hoy que algunos errores concretos puedan ser ciertos, pero defendió la idea global: “No es plausible que el aumento en la concentración de los ingresos del capital no reflejen un aumento más o menos comparable de la concentración del capital en sí mismo”.

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