3 de dezembro de 2012

La lucha a favor de la libertad en Internet


En la reunión de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que empieza hoy, solo votan los gobiernos, cuando lo necesario es promover un modelo de responsabilidades compartidas que implique a los usuarios



EULOGIA MERLE
Internet nos ofrece a todos nosotros la posibilidad de expresarnos, crear, aprender y compartir. En la actualidad más de dos mil millones de personas están online, aproximadamente un tercio del planeta. Internet se ha convertido en uno de los motores de la economía del siglo XXI: nos permite llegar a una audiencia global con solo hacer clic con el ratón, además de crearse cientos de miles de negocios y millones de puestos de trabajo. Según un nuevo estudio de la OCDE, la Web ya es responsable de un 13 por ciento de los resultados empresariales de Estados Unidos, lo cual influye en todos los sectores, desde las comunicaciones a la automoción, pasando por los restaurantes y las tiendas minoristas. Desde la invención de la prensa por parte de Gutenberg o del teléfono por parte de Alexander Graham Bell, ninguna invención humana ha ofrecido tantas oportunidades a tantos y ha ofrecido tantas posibilidades de beneficiar al ser humano.
Sin embargo, hoy en día esta Red abierta y libre se ve amenazada. De los 72 países estudiados por la OpenNet Initiative, cuya misión consiste en identificar y documentar los intentos de control y censura en Internet, unos 42 filtran y censuran contenido, sin olvidar a reincidentes como Corea del Norte y Cuba. En los últimos dos años, distintos gobiernos han promulgado 19 leyes nuevas que amenazan la libertad de expresión online. Algunos de estos gobiernos están intentando utilizar una reunión a puerta cerrada de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), que empieza el 3 de diciembre en Dubái, para hacer avanzar sus agendas represivas. Acostumbrados al control de los medios de comunicación, estos gobiernos temen perderlo con una Internet abierta. Les preocupa que se diseminen ideas no compartidas por ellos y están en contra de la gente que puede usar Internet para criticarles.
La UIT reúne a reguladores de todo el mundo para renegociar un tratado que ha cumplido ya varias décadas y que se centraba en telecomunicaciones básicas, no en Internet. Algunas propuestas de los Estados participantes podrían permitir que los gobiernos justificaran la censura de expresiones legítimas o incluso podrían justificar cortar el acceso a Internet, haciendo referencia a enmiendas a las regulaciones internacionales sobre comunicaciones. Corren rumores de que diversos regímenes autoritarios proponen prohibir el anonimato en Internet, lo cual facilitaría la localización y arresto de disidentes. Otros han propuesto trasladar las responsabilidades del sistema del sector privado que administra los nombres de dominio y las direcciones de Internet a las Naciones Unidas. Otra de las propuestas consistiría en que cualquier proveedor de contenido en Internet, grande o pequeño, pagará nuevos peajes para comunicarse con usuarios, más allá de sus fronteras. ¿Cuál sería la consecuencia? Los próximos fenómenos salidos de garajes se enfrentarían a obstáculos financieros probablemente insuperables si quisieran convertirse en el nuevo YouTube, Facebook o Skype.
Seamos claros, no pedimos la eliminación de la UIT. Esta agencia de la ONU ha ayudado a gestionar a nivel global las redes alámbricas e inalámbricas y el espectro de las comunicaciones por radio, aportando importantes inversiones al mundo en vías de desarrollo.
Corren rumores de que regímenes autoritarios quieren prohibir el anonimato en la Red
No obstante, esta agencia intergubernamental no es el sitio más adecuado para tomar decisiones acerca del futuro de Internet. En la UIT solo tienen voto los gobiernos, incluidos los que están en contra de una Internet libre y abierta. Ingenieros, empresas y las personas que desarrollan y usan Internet no tienen voto. El modelo de responsabilidades compartidas, en que se basa el desarrollo de políticas de Internet, que es la marca de la casa de grupos como la Internet Engineering Task Force, la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers, el Internet Governance Forum y los registros regionales de Internet, entre otros, es la única manera lógica de proceder. La transparencia y la apertura son fundamentales para garantizar una participación informada en el desarrollo de políticas. Las propuestas de enmienda de las regulaciones internacionales sobre comunicaciones, generalmente no están abiertas al público o a otras partes interesadas. Las propuestas y la conferencia sobre el tratado en Dubái son formalmente confidenciales. Consideramos que esta es una grave deficiencia e impide un desarrollo de políticas reflexivo.
En Google vemos y sentimos los peligros de esta campaña de control de la Web por parte de los gobiernos. Nuestra presencia se extiende a unos 150 países y nuestros servicios, entre ellos la Búsqueda, YouTube, Blogger, Gmail y Google Maps, en algún momento han sido bloqueados de forma temporal o permanente en más de 30 países.
No somos los únicos en reaccionar ante este comportamiento. Usuarios, expertos y organizaciones de todo el mundo han expresado su oposición a que los gobiernos justifiquen su regulación de Internet a través de las regulaciones internacionales sobre comunicaciones de la UIT, entre ellos no solo países del mundo occidental, sino también líderes africanos de Internet como Kenia y abanderados del Norte de África como Túnez. En total, más de 100 organizaciones de más de 50 países han expresado su malestar ante la próxima reunión a puerta cerrada en Dubái. Los acérrimos partidarios de Internet de todo el mundo pueden obtener más información sobre este asunto en nuestro sitio web http://www.google.com/intl/es/takeaction y, si así lo desean, pueden mostrar su apoyo.
Las propuestas y la conferencia sobre el tratado en Dubái
son confidenciales
Aunque algunos gobiernos argumentan que Internet necesita nuevas regulaciones internacionales para acelerar su avance en los países en vías de desarrollo, creemos que el enfoque actual, basado en el mercado, está en mejor posición de estar a la altura de las circunstancias exigidas por el crecimiento exponencial de la Red. Se están desplegando servicios de banda ancha. Las interrupciones del servicio son escasas. Se calcula que la Red servirá a unos cuatro mil millones de usuarios en unos años, ¡más de la mitad de la humanidad! Las prácticas de implicación de diversas partes interesadas, bilaterales, de abajo hacia arriba y relaciones flexibles que han creado la red de redes que llamamos Internet permiten una amplia gama de modelos de negocio. Las normas técnicas fundamentales desarrolladas por la Internet Engineering Task Force y el World Wide Web Consortium permiten la interoperabilidad. Un sistema de regulaciones controlado por el Estado no solo no es necesario, sino que casi invariablemente aumenta los costes y los precios, e interfiere en el crecimiento rápido y orgánico de Internet que hemos observado desde su debut comercial en la década de los 90 del siglo pasado.
El futuro de la Red no está garantizado, y la Historia ofrece diversos ejemplos para tomarse en serio esta advertencia. Al cabo de unas pocas décadas del invento de Gutenberg, príncipes y clérigos se movilizaron para restringir el derecho a imprimir libros. La Historia está plagada de ejemplos de gobiernos que realizaron acciones para "proteger" a sus ciudadanos de "todo mal", controlando el acceso a la información e inhibiendo la libertad de expresión y otras libertades descritas en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Tenemos que asegurarnos, colectivamente, de que Internet no siga por un camino similar.
Vinton Cerf es el principal evangelista de Internet de Google. Es ampliamente reconocido como uno de los “padres de Internet”, título que comparte con el informático estadounidense, Bob Kahn.

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