Las organizaciones feministas y de mujeres de diferentes países, reunidas en el Territorio Global de las Mujeres, de la Cúpula de los Pueblos, nos manifestamos frente a los gobiernos que participan de la Conferencia de Rio+20 para denunciar la sistemática violación de los mínimos compromisos asumidos en la Eco 92 y las falsas soluciones para alcanzar el desarrollo sustentable basadas en la financierización de la naturaleza, y la profundización de un modelo de producción y consumo que es inequitativo e insustentable. La urgencia de los limites naturales hace aun mas dramática las decisiones que los gobiernos asumen para enfrentar las causas estructurales de la crisis sistémica.
La crisis global del sistema capitalista sigue explotando los bienes comunes, privatizando los recursos naturales y mercantilizando el acceso a los derechos. Una crisis que tiene sus raíces en la perversa combinación entre el capitalismo, el patriarcado y el racismo – sistemas que estructuran las desigualdades e injusticias, por la militarización, por la división sexual del trabajo, por el racismo ambiental, por la violación de los cuerpos de las mujeres, entre otras formas de dominación y explotación de las mujeres en nuestro mundo y en nuestras sociedades.
Esta crisis es civilizatoria. Abarca elementos económicos y financieros, pero también políticos, ambientales, culturales y sociales. Conlleva destrucción de la biodiversidad y de los recursos naturales, al tiempo que permite la consolidación de nuevas formas del patriarcado que incentivan y sostienen la criminalización de la acción de los movimientos sociales.
Rechazamos la imposición de un modelo económico y de desarrollo que genera y aumenta las desigualdades. Que destruye la naturaleza y la mercantiliza inventando, cínicamente, una “economía verde” que aumente las tasas de crecimiento y la ganancia de los mercados. Un modelo que prefiere salvar a la banca y los banqueros aunque la precariedad, el desempleo y el paro dejen en la calle a millones de personas. Un modelo basado en el lucro y la competencia, donde más importante que la ciudadanía de las personas es su cualidad de consumidores. Un sistema que para salir de la crisis que él mismo generó, se apoya en fuerzas retrógradas y fundamentalistas.
El movimiento de mujeres y feminista ha participado activamente de Rio 92, ha luchado y sigue luchando todos los días para efectivar los derechos humanos y, en particular, los derechos humanos de las mujeres y cuestionar las bases del sistema capitalista. Nuestros movimientos no se han callado durante todos esos años, cuando muchos gobiernos y organismos internacionales no cumplieron y no rindieron cuentas sobre los compromisos asumidos en la Rio 92.
Hoy, en la Rio+20, vinimos denunciar la evidente tentativa de volver hacia atrás en relación a la garantía de los derechos y de la justicia socioambiental. Llamamos a l@s representantes de los países en la Rio+20 y, en particular, al gobierno brasileño, lo cual está coordinando las negociaciones, a mantener el compromiso con los derechos humanos ya conquistados, incluso los derechos sexuales y reproductivos, asumiendo la obligatoriedad de su efectivación con las políticas públicas universales.
Repudiamos la acción ilegítima del G20, que, reunido ahora en México, pretende traer un paquete de medidas ya definidas, secuestrando a la democracia de un sistema internacional multilateral, instaurando una agenda de profundización de la financierización del sistema económico y mercantilización de los derechos, así como la captura de las corporaciones de las Naciones Unidas por parte de las multinacionales que pretenden sustituir los derechos que deben ser garantizados por los estados por servicios.
Demandamos de los gobiernos y organismos internacionales presentes en la Rio + 20 no retroceder en los compromisos asumidos por los Estados, en términos de derechos humanos. Instamos los Estados-miembros presentes en esa Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable a tomar medidas efectivas y asignar lo recursos necesarios para hacer cumplir lo pactado en Eco-92, Viena-93, Cairo 94, Beijing 95, Durban 2001.
Demandamos la efectivación de los derechos humanos, individuales y colectivos, derechos sociales, culturales, ambientales, derechos reproductivos, derechos sexuales de mujeres y niñas, derechos económicos, derecho a la educación, derecho a la seguridad y a la soberanía alimentar, derecho a la ciudad, a la tierra, al agua, derecho a la participación política equitativa e igualitaria.
Rechazamos la falsa solución representada por la llamada “economía verde”, un instrumento que hace avanzar, y no retroceder, el impacto depredador de la mercantilización y de la financierización de la vida promovidas por el capitalismo.
Finalmente, afirmamos que no reconocemos la validez de compromisos gubernamentales expresados en la forma de programas mínimos, incapaces de cumplir con la responsabilidad pública que los gobiernos y organismos internacionales deberían asumir para garantizar los derechos humanos de las mujeres. No aceptamos paliativos, que dejen intocadas las causas estructurales de los problemas sociales, económicos y ambientales, reproduciendo y agravando las múltiples formas de desigualdades vividas por las mujeres, así como las injusticias socioambientales.
No nos bastan ni objetivos reducidos, como los ODM, ni tampoco los que se plantean ahora – las Metas del Desarrollo Sustentable, que se proponen fuera del marco de los derechos humanos, abriendo camino a la privatización y la participación de las empresas multinacionales en su efectivación.
Demandamos la efectivación de los derechos de todos los pueblos del mundo a sus territorios y sus modos de vida. Defendemos el derecho de nosotras mujeres a la igualdad, autonomía y libertad, en todos los territorios donde vivimos y en especial el de nuestros cuerpos, que es nuestro primer territorio.
Rio de Janeiro, 19 de junio de 2012
Nenhum comentário:
Postar um comentário