18 de junho de 2013

La apuesta de Latinoamérica, ANDRÉS OPPENHEIMER

Chile y Brasil quieren atraer talentos en tecnología de otros países para crecer



El éxodo de jóvenes emprendedores latinoamericanos a Silicon Valley y a otros centros tecnológicos de Estados Unidos podría convertirse en una calle de doble vía: cada vez más techies estadounidenses están haciendo las maletas para aprovechar los generosos paquetes de ayuda para proyectos de empresas tecnológicas extranjeras que están ofreciendo Brasil y Chile.
Brasil, siguiendo los pasos de Chile, acaba de lanzar un programa que ofrece a nuevas empresas tecnológicas, tanto nacionales como extranjeras, casi 100.000 dólares de ayuda gubernamental, además de espacio gratuito para oficinas, asesoramiento empresarial y servicios legales y contables. Bajo el programa público-privado llamado Startup Brasil, hasta un 25% de las empresas beneficiadas serán extranjeras y tendrán que comprometerse a permanecer en Brasil.
El director operativo de Startup Brasil, Felipe Matos, me dijo que 909 empresas aspirantes —incluyendo 60 de EE UU— se han postulado para la primera ronda de 50 empresas ganadoras, que terminó el viernes. EE UU fue, después de Brasil, el país de donde más postulaciones vinieron.
“Queremos atraer mentes interesantes, y gente que pueda ayudarnos a volvernos más competitivos”, me dijo Matos.
Separadamente, el gobierno de Brasil ha anunciado planes para aumentar significativamente sus visas de trabajo para extranjeros altamente capacitados y graduados universitarios para resolver la escasez de profesionales que sufre el país.
Cuando le pregunté por qué un joven techie de EE UU querría mudarse a Brasil, un país que según el Banco Mundial es uno de los que tienen más trabas burocráticas del mundo para nuevas empresas, Matos me respondió: “Hay mucho más terreno para crecer en Brasil que en las economías maduras. Es el mayor mercado de consumo de Latinoamérica, que tiene 80 millones de usuarios de internet, y apenas están empezando a comprar cosas online”.
El comercio electrónico representa en Brasil menos del 2% de todo el comercio del país, mientras que en Reino Unido representa más del 50% del comercio total. O sea que para los desarrolladores de programas de comercio electrónico, Brasil ofrece oportunidades increíbles, agregó Matos.
En Chile, cuyo programa Startup Chile ya tiene tres años, se han postulado hasta ahora más de 7.200 emprendedores de internet de más de 50 países. De esos, han sido seleccionados 670, que están recibiendo 40.000 dólares cada uno, además de oficinas gratis y visas de trabajo. El postulante promedio tiene 27 años de edad. De los 670 startups seleccionados, más de 160 son de EE UU, me señaló Horacio Melo, el director ejecutivo de Startup Chile.
A diferencia del programa de Brasil, Startup Chile quiere atraer casi exclusivamente proyectos tecnológicos extranjeros, y no pretende que las futuras empresas se queden en el país. Después de pasar seis meses en Chile y hacer su trabajo —incluyendo tener reuniones con emprendedores locales y hablar en universidades—, los extranjeros pueden volver a sus países de origen, o ir adonde quieran. Un 30% se queda en Chile, señala Melo.
“Uno de los principales requisitos es que las empresas postulantes tengan potencial de crecimiento global”, me dijo Melo. “Estamos convencidos de que si atraemos a todo este talento extranjero y lo ponemos a interactuar con los chilenos, van a incentivar un cambio cultural muy positivo”.
Cuando le pregunté cuál es el atractivo de Chile para startups de EE UU, me dijo: “Aceptamos startups en etapas muy tempranas, cuando aún son muy riesgosas para inversionistas en EE UU. Entonces, vienen a Chile, prueban sus hipótesis, las validan y disminuyen los riesgos para potenciales inversionistas”.
Mi opinión: Startup Brasil, Startup Chile y otros programas similares que se están gestando en Perú y Colombia son excelentes iniciativas para internacionalizar y hacer más competitivas a las industrias tecnológicas latinoamericanas. Obviamente, el éxodo de jóvenes talentos latinoamericanos hacia EE UU no se detendrá. Para poner las cosas en perspectiva, las empresas de EE UU reciben el 75% del capital de riesgo a nivel global, según un nuevo informe de Merril Lynch titulado Un mundo en transformación. Además, EE UU es de lejos el país que más invierte en I+D.
No es casualidad que EE UU registró 134.000 patentes de nuevas invenciones el año pasado, comparado con 256 de Brasil, 153 de México, 67 de Argentina y 38 de Chile, según la Oficina de Marcas y Patentes de EE UU. Una sola empresa estadounidense, IBM, registró 6.400 patentes el año pasado, diez veces más que todos los países latinoamericanos juntos. Pero Startup Brasil y Startup Chile van a ayudar a crear la circulación de talentos que tanto ha beneficiado a China, India, Corea del Sur, y otros países exitosos. Y tienen la gran ventaja de que, tal como dijo Matos, los emprendedores tecnológicos tienen mucho espacio para crecer en Latinoamérica.


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