Los líderes y precandidatos del país sudamericano apoyaron un referéndum, pero la población no
ALFONSO LESSA 24 JUN 2013 - 23:37 CET, El Pa'is24
La despenalización del aborto es cosa juzgada en el Uruguay. El fracasado intento de convocar a un referéndum para anular la ley aprobada este año y que permite el aborto cumpliendo determinadas condiciones, cerró en este país un largo debate, que incluyó varios proyectos frustrados en el Parlamento.
Los promotores de la derogación debían lograr este domingo que el 25 % del cuerpo electoral concurriera a las urnas para habilitar un posterior referéndum, pero estuvieron lejos del objetivo, ya que sólo obtuvieron un 8.9 %.
Lo paradójico es que la unanimidad de los líderes políticos y los precandidatos de todos los partidos para las elecciones nacionales del año próximo, sí concurrieron a votar para habilitar el referéndum. No es la primera vez que ocurre eso en Uruguay: en 1994 una reforma constitucional promovida por todas las colectividades políticas, fue rechazada por la población en consulta popular.
La polémica sobre el aborto, de todos modos, atravesó de forma horizontal a todos los partidos. Aunque el oficialista Frente Amplio fue el promotor del proyecto en el Parlamento, su principal figura, el ex presidente Tabaré Vázquez (2005-2010), estuvo en contra y votó a favor del referéndum. Médico de profesión, Vázquez había vetado una ley similar aprobada por el Poder Legislativo, cuando fue presidente de la República.
Como contrapartida el también ex presidente Julio Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), se constituyó en uno de los principales defensores de la despenalización del aborto, a pesar de que su Partido Colorado estaba en contra.
Los defensores de la despenalización basaron sus argumentos en el alto número de abortos clandestinos que se realizan sin otorgar las más mínimas condiciones sanitarias a las mujeres, en especial a las de menores recursos.
Los opositores a la norma, argumentaban que el ser humano es tal desde el momento mismo de la concepción y que la ley fue aprobada por muy escaso margen en el Parlamento, sin la debida discusión.
La campaña por el referéndum, de todos modos, fue calma y no supo de discusiones extremas ni campañas agresivas.
Temas polémicos
La despenalización del aborto forma parte de un paquete de iniciativas legales que refieren a polémicos asuntos sociales y que incluye el matrimonio igualitario para los homosexuales y la legalización del consumo de marihuana.
En Uruguay, a diferencia de lo que ocurrió en otros países, laaprobación parlamentaria del matrimonio igualitario, también se concretó este año sin mayores conflictos y contó el voto de legisladores de todos los partidos políticos.
Sobre este tema no hubo consulta pública, pero las encuestas exhibieron un apoyo mayoritario de la población a la ley.
El proyecto de la marihuana, una iniciativa personal del presidente José Mujica, no corre por ahora la misma suerte. Por una parte, el proyecto todavía no logró consenso dentro del propio oficialismo; y por otra, las encuestas muestran un amplio rechazo de la población. Como en los otros casos, sin embargo, el tema no ha generado hasta el momento controversias radicalizadas.
Liberalismo, laicidad y masonería
¿Cómo entender la ausencia de debates dramáticos en Uruguay en temas tan sensibles como el aborto y el matrimonio homosexual?
En materia política y social, en el Uruguay predomina un fuerte sentimiento liberal, asociado a una característica que lo hace único en América Latina: Uruguay es el país más laico de la región, con una temprana separación de Estado y la Iglesia.
En Uruguay los presidentes no juran sobre la Biblia desde comienzos del siglo XX, no existen crucifijos en los hospitales públicos ni en las escuelas y liceos públicos, no hay capellanes en las Fuerzas Armadas, no se reconocen los casamientos religiosos, y la influencia de la Iglesia Católica, es mucho menor, por ejemplo, de lo que ocurre en Argentina.
La Iglesia participó del debate previo a la aprobación de la norma que habilita al casamiento de las personas del mismo sexo, pero sus posturas no tuvieron mayor eco, ni siquiera en el Partido Nacional o Blanco, el más afín a la religión católica. En cuanto al aborto, la Iglesia llamó reiteradamente a respetar la vida, pero no tuvo un papel especialmente protagónico.
El relativo peso de la religión en Uruguay, tiene una contracara: la fuerza de la Masonería, tradicionalmente adversaria de la Iglesia. La Masonería ha estado ligada, sobre todo, al Partido Colorado, el que más años ha ejercido el gobierno en Uruguay, pero sin embargo su influencia alcanza a numerosas esferas de la vida del país y a todos los partidos. Entre otros la integran, por ejemplo, Tabaré Vázquez.
Fue un presidente colorado, José Batlle y Ordóñez (1903-1907 y 1911-1915), quien se propuso a comienzos del siglo XX separar al Estado de la Iglesia.
Autor de numerosas reformas sociales que constituyeron un adelanto para su época, Batlle y Ordóñez mantuvo un fuerte enfrentamiento con la Iglesia.
A pesar de su formación católica, dio el ejemplo con su propia actitud desafiante a la costumbres de la época, al convivir con su mujer sin casarse y luego fue impulsando una serie de medidas que tuvieron su momento culminante con la aprobación de 1917 que separó la Iglesia del Estado.
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